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Provincia de Cádiz

Cacerolas y fiambreras para poder amortiguar la desesperanza

Antes de las doce y media de la mañana ya hay gente haciendo cola, esperando a que llegue la olla. De ella comerán alrededor de unas 40 familias del pueblo. Es su sustento para capear la mala racha, la crisis, y el paro.

A esa hora, las voluntarias de Cáritas, en Puerto Serrano, se preparan para repartir unas 160 raciones de comida. La olla acaba de llegar hasta las instalaciones del comedor de la parroquia de Santa María Magdalena. Toca menú a base de macarrones con tomate. También bolsa con pan, fruta, leche y yogur. Todo sale de la solidaridad y las donaciones de la gente.

Cazo a cazo, las fiambreras o cacerolitas traídas desde casa se van rellenando. Las familias no comerán en las instalaciones. Lo harán en privado, en su hogar.

Esta es la secuencia que se repite cada martes y jueves desde hace tres meses en la iglesia polichera para luchar contra la desesperanza. Una imagen que sucede en muchos otros puntos de la geografía nacional, que pone nombres y apellidos al drama.

Al párroco de Santa María Magdalena, José Luis Calvo, no le hacen falta demasiados conocimientos de macroeconomía. Sabe el alcance de lo que está pasando, de la ausencia de trabajo y de perspectivas. "Hace cinco años atendíamos a unas cuatro o cinco familias. Desde hace un año a unas 40. Ayudamos con comidas y con medicamentos urgentes", explica.

El perfil de la cara más amarga: parados de larga duración que han agotado todas las prestaciones o personas con pensiones muy cortas. "Ves a gente desde las nueve de la mañana esperando a que se abran las puertas. Te dicen que llevan dos días sin comer. Y tienen miedo a que vengan muchos y se acabe la comida", cuenta, el sacerdote.

Puerto Serrano es uno más de los pueblos de la Sierra con una alto índice de desempleo. Enero cerró con 572 parados, la mitad de ellos procedentes de la construcción. La otra del campo y los servicios.

En más de una ocasión, el regidor del municipio, Pedro Ruiz (IU), ha exigido mayor implicación del resto de administraciones para poder afrontar las ayudas que reclaman los vecinos. Como él, otros regidores argumentan que las instituciones municipales no tienen capacidad de reacción ante la situación actual. Por eso apoyarán la huelga general de mañana, convocada por el Sindicato Andaluz del Campo (SOC-SAT), los Consistorios de Olvera, Algar, Puerto Serrano, Ubrique y Espera.

"Dicen en el Ayuntamiento que tampoco ellos nos pueden ayudar a todos", reflexiona Eva, madre de dos niños y de otro que viene de camino, de 32 años. Esta mujer de Puerto Serrano está parada, al igual que su pareja, y con el agua al cuello por culpa de una hipoteca. "¿Qué vamos a pagar? ¡Si no tenemos ni para comer!", reclama. Tiene cita con Servicios Sociales. Luego irá en busca de sus raciones al comedor de Cáritas para poder alimentar a su familia. "Siempre he trabajado. A veces me he visto mal. Pero como ahora, nunca", explica.

Ella forma parte de la masa de jornaleros temporeros que conocen cientos de tajos para la recolección de frutas, la campaña de la aceituna... tanto dentro como fuera de la provincia gaditana. Pero ahora, la cosa está parada. "Hemos ido ya cinco veces a Huelva a preguntar por trabajo. Nos dicen que con las lluvias mucha cosecha se ha estropeado. Y con los que tienen contratados se avían", añade.

Si hace dos años pudo rascar 40 días en el verdeo en un pueblo cercano, ahora ha sumado tan sólo ocho porque la demanda en busca de peonada es fuerte y no hay para todos.

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