La radiografía contable del Ayuntamiento y su grupo de empresas que presentó ayer el recién llegado equipo de gobierno popular no puede ser más desoladora. Si el avance de los resultados económicos fruto de la auditoría interna encargada por el nuevo 'ejecutivo' municipal pone de manifiesto unos datos paupérrimos y convierten al Consistorio en un campo de minas repleto de 'trampas' (lo que ya se intuía), las previsiones de ingresos ahora y en el futuro son aún más nefastas (algo más novedoso y preocupante). El anterior gobierno socialista prácticamente ha bloqueado o consumido todos los recursos previstos para este ejercicio antes de llegar al mes de junio, pero además ha hipotecado la principal vía de entrada de liquidez, la recaudación de tributos locales (impuestos y tasas), con órdenes de pago irrevocables (tomas de razón) pactadas en el corriente y en los próximos años. "Nuestra situación de tesorería está verdaderamente comprometida", subrayó ayer lacónico el delegado de Economía, Enrique Espinosa, que compareció en rueda de prensa acompañado del portavoz del gobierno local y primer teniente de alcalde, Antonio Saldaña.

El análisis frío de las cuentas desvela, según puso de manifiesto con sobria exactitud Espinosa, que la deuda municipal global -Ayuntamiento matriz y conglomerado de empresas municipales- alcanza a cierre del pasado ejercicio los 958,7 millones de euros, unos 160.000 millones de las desaparecidas pesetas y unas cuatro veces más el Presupuesto municipal aprobado para el presente año. La cifra global se subdivide en 687,7 millones de euros de deuda relativa al Consistorio y 271 millones de débito para el conjunto de empresas. Esto equivale, tal y como detalló el edil popular, a pagar unos 18 millones de euros anuales únicamente en intereses bancarios. O lo que es lo mismo, más de 49.000 euros diarios en gasto financiero entre el Cabildo jerezano y su 'holding' empresarial.

Igualmente, el avance del déficit presupuestario es superior al del año anterior y arroja al cierre de 2010 un total de 31 millones, divididos entre 16,4 millones de déficit y 14,6 millones en facturas registradas y contabilizadas pero no consignadas por falta de presupuesto. Asimismo, el remanente de tesorería negativo (déficit acumulado que forma parte de la deuda) es de 429,9 millones de euros.

La descomunal dimensión de la deuda, en todo caso, no es ni lo que más preocupa al gobierno local, ni lo que más le ha sorprendido tras el avance de la auditoría interna. Como se ha dicho, la situación a día de hoy de la tesorería es "crítica" y ese análisis "sí es cierto que era algo que no teníamos valorado", reconoció el edil. Las fuentes de ingresos del Ayuntamiento están en unos casos bloqueadas; en otros, casi agotadas y en otros, comprometidas para los próximos años. En el caso de la Participación en los Ingresos del Estado (PIE), por la que se perciben unos 42 millones de euros, se encuentra retenida al 100% por deudas con Seguridad Social y Hacienda. Del mismo modo, de la Participación en los Ingresos de la Comunidad Autónoma (Pica), por la que se previó ingresar casi 8 millones en 2011, sólo quedan por gastar a mitad de año un total de 1,8 millones de euros; mientras que del conjunto de ingresos tributarios, que ascienden a unos 70 millones y son gestionados por Diputación, hay anticipado o comprometido casi el 100% de los fondos previstos para el presente ejercicio fiscal. Por si fuera poco, entre 2012 y 2015 ya está retenida una media del 65% de los citados recursos ligados a los tributos locales debido a las diferentes tomas de razón como consecuencia de los planes de pago a proveedores por deudas antiguas.

Ante esta situación "crítica" y "realmente preocupante", el también tercer teniente de alcalde adelantó que hoy mismo se ha convocado una junta de portavoces.