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La ultraderecha, llave del poder

  • El partido conservador y xenófobo holandés, el PVV, se perfila como el tercero más votado en los comicios de hoy, lo que podría convertirle en una pieza imprescindible para formar Gobierno

"¡Hasta la victoria total en junio!". Con esa frase contundente y optimista, Geert Wilders, líder de la formación ultraderechista y xenófoba Partido por la Libertad (PVV), lanzaba un mensaje inequívoco de cara a los comicios legislativos holandeses de hoy, tras su apabullante éxito en las elecciones municipales de marzo.

Aunque sólo competía en dos de las 394 circunscripciones electorales en liza, Wilders, abiertamente contrario a la "islamización" de Holanda, ganaba con el 21,6% de los votos en la localidad de Almere y se convertía en el "fenómeno electoral de 2010" en el país de los tulipanes, según los analistas.

Puede que Almere, en el norte del país, sea desconocido fuera de las fronteras holandesas, pero desde marzo se ha convertido en simbólico bastión de la ultraderecha que, según las últimas encuestas, podría ser la tercera fuerza más votada y convertirse en parte de un posible tripartito de Gobierno.

En La Haya, la otra circunscripción en la que participaba el PVV, el partido de Wilders quedó segundo, a poca distancia de los laboristas y socialdemócratas del PVDA (el Partido del Trabajo).

Con esta impresionante tarjeta de presentación, a pesar de sus detractores, Wilders se considera indispensable para la formación del nuevo Gobierno de los Países Bajos. Con apenas 16 millones de habitantes, Holanda parece una isla floreciente en medio del desierto de la crisis económica.

Holanda es la economía europea con menos desempleo: un 4,1%. Por todo ello, el modelo holandés, mezcla de flexibilidad del mercado laboral y una sólida seguridad social, es digno de admiración en el resto de Europa.

No obstante, a pesar del buen clima económico comparado con el resto de socios de la Eurozona, crece entre la población el sentimiento xenófobo y, en ese caldo de cultivo, Wilders ha sabido recoger una abundante cosecha y espera hoy redondear la faena.

El auge electoral de Wilders no es sólo fruto de su capacidad para conectar con la masa de descontentos de la extrema derecha; es también por el desgaste de las otras dos grandes formaciones que, tradicionalmente, se alternaban en el poder: el PVDA y los democristianos del CDA, del primer ministro saliente, Jan Peter Balkenende.

Balkenende no tuvo más remedio que arrojar la toalla a finales de febrero pasado, cuando el líder del PVDA y ex viceprimer ministro, Wouter Bos, le dejó claro que, cumpliendo a rajatabla sus promesas electorales, no dejaría que los soldados holandeses, bajo mando de la OTAN, sigan en Afganistán más allá de este verano.

La falta de sintonía entre el PVDA y el CDA puso además en evidencia la división casi insuperable que provocó la herida de Afganistán. Incluso muchos analistas políticos comentaron en su momento que, con la crisis de Gobierno de febrero, Holanda había tenido su propio "Vietnam político".

El secretario general de la alianza atlántica, Anders Fogh Rasmussen, había pedido a Holanda que siguiera en el país centroasiático hasta 2011, pero los laboristas del PVDA no cedieron. Salieron del Gobierno de coalición, precipitaron su caída y forzaron la convocatoria de nuevos comicios.

El desgaste es visible entre las filas del CDA, donde ya consideran a Balkenende totalmente amortizado. Mientras, desde el liberal-conservador VVD se apuesta por su joven líder (nació en 1967 en La Haya) Mark Rutte, para convertirse en el nuevo primer ministro.

Pero, a tenor de los análisis postelectorales tras las municipales, muchos simpatizantes del VVD se escoraron muy a la derecha y dieron su apoyo a Wilders. Por ello, todo hace pensar que esta vez actuarán restando apoyos a los liberales de derechas para dárselos al partido xenófobo.

Mientras tanto, Wilders exhibe autosuficiencia a raudales y se pavonea porque sus resultados en los comicios municipales fueron incluso mejores que los obtenidos por la Lista Pim Fortuyn del líder populista y xenófobo asesinado en 2002.

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