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Pekín teme un efecto dominó

Las protestas de estos días no suponen sólo la mayor crisis política vivida en Hong Kong desde que la colonia británica fue devuelta a China, en 1997. También es el mayor reto al que se enfrentó hasta ahora el nuevo régimen chino del presidente Xi Jinping ante la mirada de la comunidad internacional.

El principio "un país, dos sistemas", según el cual la ex colonia se gobierna como un territorio aparte, da a Xi la oportunidad de permitir más cosas en Hong Kong que en cualquier otra parte.

Pero Mao Tse-Tung ya advirtió que "una sola chispa puede incendiar la pradera". Y en China comienzan a circular en internet imágenes de activistas chinos con camisetas negras y lazos amarillos, como los manifestantes hongkoneses, o con carteles y mensajes de apoyo. Ya hubo varias detenciones por "agitación".

Cuatro activistas se han fotografiado en la ciudad de Nigdu con la frase: "Cuando el pueblo teme al Gobierno, domina la tiranía", atribuida al presidente estadounidense Thomas Jefferson. Después subieron la foto a internet y, según sus amigos, tres fueron detenidos. En Shenzhen, junto a la frontera con Hong Kong, fue arrestado el activista Wang Long por una acción parecida.

"Soy un hongkonés", tuiteó el conocido artista Ai Weiwei, crítico con el régimen chino. Los acontecimientos de Hong Kong tendrán una influencia segura en China, afirmó Ai a la CNN. "Es un momento delicado. Nadie puede decir hacia donde llevará", dijo.

"Las autoridades temen un efecto dominó", dijo en Berlín el analista crítico Zhang Lifan. Y hay razones suficientes para la rebelión. "China vive una ralentización económica. Hay una lucha de poder en los altos círculos gubernamentales. La brecha entre pobres y ricos aumenta. Los activistas son reprimidos", señaló, añadiendo que el régimen teme "perder el control". Y además hay enemigos de Xi Jinping, también entre el Ejército, que sólo esperan que el presidente cometa errores en la cuestión de Hong Kong.

"Pekín se enfrenta a un dilema", apunta en Berlín la analista Kristin Shi-Kupfer, del Instituto de estudios chinos Merics. Está jurídicamente sujeto al compromiso de elecciones generales y prometió autonomía política a Hong Kong. Y también quiere evitar por todos los medios el uso de la violencia y que se produzca una escalada. "Pero el Gobierno no quiere dar ninguna muestra de debilidad ante los disidentes chinos y la comunidad internacional", explicó.

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