El Gobierno de Bolivia aseguró ayer que el país se encuentra en el "umbral de un verdadero golpe de Estado contra el orden constitucional" y atribuyó un plan para derrocarlo a los prefectos (gobernadores) opositores de las regiones autonomistas.

El ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, se refirió al presunto complot en declaraciones realizadas a radio estatal Patria Nueva, desde la ciudad amazónica de Trinidad, en el departamento de Beni.

Quintana formuló su denuncia a cuatro días del referendo que se celebrará el domingo sobre la revocación o continuidad de los mandatos del presidente, Evo Morales, y de ocho de los nueves prefectos del país.

El ministro, brazo derecho de Morales, agregó que la referida conspiración se está gestando "al típico estilo de las dictaduras que precedieron a la recuperación de la democracia en 1982".

Aseguró además que trata de un acto "de sedición, de desacato y organización de fuerzas ilegales y paramilitares para atentar contra todas las libertades públicas". Morales por su parte, lamentó que algunos grupos "falten el respeto los bolivianos y apliquen una especie de dictadura civil atentando contra la democracia".

En los últimos días se han intensificado en diversos puntos del país las protestas contra Morales y el Gobierno, como es el caso de la sureña región de Tarija, donde una manifestación de opositores el martes pasado provocó la suspensión de una visita de los presidentes de Argentina, Cristina Fernández, y de Venezuela, Hugo Chávez.

En las últimas horas, Morales también se ha visto obligado a suspender varios actos políticos en Beni, Pando y Santa Cruz por la acción de grupos opositores para impedir la visita del presidente.