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Dimite el primer ministro de Mali tras ser detenido por el Ejército

  • La junta militar golpista, supuestamente comprometida a una vuelta al orden constitucional, negó que la renuncia de Diarra, que ha sido confinado en su residencia, sea un nuevo golpe de Estado.

El primer ministro de Mali, Cheick Modibo Diarra, anunció su dimisión pocas horas después de ser detenido por militares, mientras Bamako espera la luz verde de la ONU para el envío de 3.300 soldados de África occidental para recuperar el control sobre el norte del país. La capital de Mali amaneció este martes en una tensa calma, tras una noche en la que se supo primero que Diarra había sido detenido por soldados fieles a Amado Haya Sanogo, que encabezó un golpe militar el pasado 22 de marzo y, después, que Diarra dimitía. Con las calles y los mercados apenas sin actividad, los habitantes se lanzaron a escuchar la radio y ver la televisión, que apenas ofreció más información que el breve mensaje de Diarra, en el que se limitó a hacer referencia a la grave crisis en la que está sumida el país y a desear suerte al ejecutivo que le sustituya.

La junta militar golpista, supuestamente comprometida a una vuelta al orden constitucional, negó que la renuncia de Diarra, que ha sido confinado en su residencia, sea un nuevo golpe de Estado. No obstante, a media tarde, las principales vías de acceso a la capital estaban cortadas por el Ejército y patrullas de la Policía militar recorrían la ciudad. Para el portavoz de la antigua junta militar golpista, Bakary Mariko, con la renuncia de Diarra "comienza el camino para poner fin a un poder bicéfalo". En unas declaraciones a la televisión France 24, Mariko subrayó que Diarra "estaba bloqueando las instituciones" y había sido designado con dos misiones que no estaba cumpliendo: la liberación del norte del país, ocupado por grupos radicales islámicos y terroristas, y la organización de elecciones.

El primer ministro, nombrado el pasado abril, era un firme defensor de la intervención militar para recuperar el control sobre las provincias septentrionales de Gao, Kidal y Tombuctú. Su insistencia chocaba con las reticencias de los militares golpistas, partidarios de reforzar y formar las filas del Ejército nacional. Asimismo, la plataforma progolpista Movimiento Popular 22 de marzo (MP22), también contraria al plan elaborado por el Gobierno de Bamako y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) para el envío de una fuerza militar, ha aplaudido la dimisión. La también promilitar Coordinadora de Organizaciones Patrióticas de Mali (COPAM), por su parte, calificó, a través de su presidente Hamadoun Amion Guindo, la dimisión de Diarra como "un mal necesario".

Más allá de los militares y los progolpistas, la plataforma Frente por la Democracia y la República (FDR), defensora de la desvinculación total de los militares de la política, también se felicitó por la renuncia. Para el integrante del FDR Mamadou Thiam la marcha de Diarra supone "el fin de un político aficionado y de una cacofonía política" entre el primer ministro y el presidente del país, Dioncounda Traoré. "El presidente, por fin, va a gestionar plenamente su poder" dijo Thiam, cuyo grupo había pedido la dimisión de Diarra en varias ocasiones.

En el plano internacional, la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, pidió al presidente de Mali, Dioncounda Traoré, que nombre "rápidamente" y "por consenso" un nuevo primer ministro y solicitó a los militares que dejen de interferir en la política del país. Ashton insistió, además, en la adopción de una hoja de ruta para el restablecimiento del orden constitucional, así como en la organización de unos comicios "creíbles", en la puesta en marcha de instituciones "legítimas", en el refuerzo del Ejército y las fuerzas de seguridad bajo control civil y democrático, y en el impulso de un mecanismo y una estrategia de reunificación a través del diálogo.

Para Francia, principal valedora de la intervención militar, esta nueva intromisión de los militares golpistas y la dimisión de Diarrá no solo no comprometen la puesta en marcha de una intervención militar, sino que la hacen "más necesaria que nunca", según el portavoz del Ministerio francés de Exteriores. El portavoz indicó que París mantiene los esfuerzos para aprobar una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU que enmarque la modalidad del despliegue de una fuerza africana de intervención.

Para Omar Uld Hamaha dirigente del grupo terrorista Monoteísmo y Yihad en África Occidental (MYAO), una de las agrupaciones armadas que actúa en el norte del país, este nuevo cambio en el Gobierno de Bamako es "ridículo". "En cualquier caso, a nosotros lo que nos importa es la aplicación de la sharía (ley islámica)", dijo Hamaha.

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