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Cameron defiende la equidad de su criticado programa de recortes

  • El primer ministro británico justifica en el congreso anual de los conservadores sus políticas para reducir el déficit · La medida más polémica es la limitación de la ayuda estatal por hijos, hasta ahora universal

El primer ministro británico, David Cameron, defendió ayer en el Congreso anual del Partido Conservador la equidad y la justicia del programa de profundos recortes sociales que va a aplicar su Gobierno.

En su discurso ante el plenario tory en Birmingham (centro de Inglaterra), el primero desde 1996 con un dirigente del partido en el 10 de Downing Street, Cameron aludió a estos principios para justificar unos recortes que han recibido un aluvión de críticas.

El congreso conservador se ha visto marcado por las políticas destinadas a reducir el enorme déficit público que soporta el Reino Unido, que se acerca este año a los 200.000 millones de euros.

La más polémica es la de limitar a partir de 2013 la actual ayuda estatal por hijos que se concede universalmente a todas las familias británicas. La medida, que no figuraba en el programa electoral ni de conservadores ni de liberaldemócratas -que forman el Gobierno de coalición- afectará a 1,2 millones de familias.

La prestación dejará de concederse a familias en las que uno de los padres cobre más de 43.875 libras anuales (unos 50.700 euros), incluso cuando sólo haya un sueldo en la unidad familiar. Para una familia con dos hijos, supondrá dejar de percibir una ayuda anual de 1.700 libras (1.960 euros).

Quienes critican el recorte afirman que es socialmente regresivo e injusto porque penalizará a los hogares en los que uno de los padres, generalmente la madre, está al cuidado de los hijos. Se dará el caso de que una familia que ingrese conjuntamente 87.000 libras (100.000 euros) con ambos padres por debajo de la barrera de las 43.875, seguirá recibiendo la ayuda.

Las críticas no se hicieron esperar, incluso en el seno del Partido Conservador, lo que motivó que Cameron pidiera disculpas y reconociera que este recorte no estaba en el programa electoral.

A la disculpa le sucedió la explicación ideológica de una medida que será una pieza clave de lo que el ministro de Trabajo y Pensiones, Iain Duncan Smith, definió en este mismo escenario como "la mayor reforma del estado del bienestar en una generación".

La reforma unificará en una sola "ayuda universal" las actuales prestaciones que se otorgan por diversos preceptos, desde las ayudas por hijos, el subsidio de desempleo o las bajas por invalidez.

El Gobierno persigue que ninguna familia reciba en total más de 26.000 libras (unos 30.000 euros) al año de dinero del Estado, el equivalente a lo que considera un sueldo medio, para evitar la cultura del subsidio y fomentar la del trabajo.

"Es necesario tener un nuevo debate sobre lo que significa realmente la equidad social", dijo ante un auditorio abarrotado entre el figuraba su esposa Samantha. "No se puede medir la equidad considerando cuánto dinero gastamos en el estado del bienestar. La equidad consiste en ayudar a la gente a salir de la pobreza, no a atraparla en la dependencia", declaró.

El premier afirmó que "durante demasiado tiempo hemos medido el éxito en la lucha contra la pobreza por el tamaño del cheque que damos a la gente". Frente a eso, su Gobierno propone "medir el éxito en función de las oportunidades que ofrecemos a la gente", dijo.

"La equidad no tiene que ver sólo con quién recibe ayuda del Estado. La otra parte de la ecuación son las personas que dan esa ayuda a través del pago de sus impuestos", dijo. "La equidad significa darle a la gente lo que se merece y eso depende de su comportamiento", añadió el primer ministro a modo de síntesis para explicar en qué consiste el concepto de Gran Sociedad sobre el que gira su discurso. "Si realmente no puede trabajar, le ayudaremos, pero si puede trabajar y lo rechaza, no le dejaremos vivir del duro trabajo de los demás", aseguró.

Cameron, cuyo gran éxito político es haber trasladado al centro el discurso conservador, no sonó como el clásico político tory y, como ya hizo en la campaña electoral, dijo que exigirá mayor esfuerzo a quienes más tienen. "A medida que trabajamos en equilibrar el presupuesto, la equidad implica pedir a aquellos con ingresos más altos que arrimen más el hombro que los que tienen menos. Es justo que quienes tienen las espaldas más anchas sufran una carga mayor".

En este sentido, garantizó que no se tocará el Sistema Nacional de Salud (NHS), cuya titularidad pública siempre ha defendido.

Su discurso terminó con el aire kennedyano que caracteriza sus intervenciones, pidiendo "un Reino Unido que crea en sí mismo", donde "el Gobierno hará su papel, pero en el que la parte que jueguen los ciudadanos sea más importante".

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