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Bélgica asume el liderazgo de la UE en pleno proceso de formación de su gobierno

  • El Ejecutivo en funciones garantiza que la presidencia se completará eficazmente aunque haya relevo durante el semestre

Bélgica asume hoy la presidencia rotatoria de la UE con la ambición de ampliar a más actores el delicado debate sobre la reforma de las reglas de la unión económica y monetaria, un objetivo polémico que puede crear tensión entre las instituciones y con los socios.

La falta de un gobierno estable no va a ser obstáculo para que Bélgica, un país muy veterano en cuestiones europeas -es su duodécima presidencia-, intente dejar huella también esta vez.

El país recibe hoy de España las riendas del Consejo de la UE, en un momento de gran incertidumbre política interna y en pleno proceso de formación de un nuevo gobierno central en el que, por primera vez en la historia, el núcleo lo constituirán los separatistas flamencos de la N-VA.

Las elecciones celebradas anticipadamente el pasado día 13 dieron la victoria a dos partidos antitéticos: en el norte, a la derechista N-VA, que sueña con la independencia de Flandes y exige recortar al máximo las competencias del Estado federal, y en el sur, a los socialistas del PS, refractarios a cualquier recorte del gasto como vía de salida a la crisis económica.

La experiencia del anterior proceso de formación de gobierno, que requirió casi nueve meses de negociaciones entre cinco partidos, y las dificultades añadidas del nuevo escenario no permiten esperar una salida rápida a la crisis nacional, según los observadores.

No obstante, el gobierno dimisionario, encabezado por el democristiano flamenco Yves Leterme, está convencido de que ha preparado con rigor el semestre europeo, basándose en el programa común del "trío" (España-Bélgica-Hungría), y garantiza que, si hubiera relevo en el equipo federal a mitad del semestre, los nuevos responsables rematarían eficazmente la labor.

Tras un semestre de transición en lo institucional como ha sido el español, el turno belga se inscribe plenamente dentro del marco del Tratado de Lisboa que reduce considerablemente el papel y la visibilidad de la presidencia rotatoria.

La UE tiene ya una figura estable que la representa a nivel mundial, en la persona -afortunada coincidencia- del ex primer ministro belga Herman van Rompuy, quien preside y prepara todas las cumbres de líderes comunitarios. Además, la Alta Representante para la política exterior, la británica Catherine Ashton, preside los consejos de ministros europeos de Asuntos Exteriores y representa a la Unión, a su nivel, en los encuentros con los socios internacionales.

A la presidencia rotatoria le compete organizar y presidir el resto de las formaciones del Consejo de ministros, entre ellas el Ecofín (Economía y Finanzas), más decisivo que nunca desde que estalló la crisis financiera y de la deuda soberana.

Curiosamente, sólo las formaciones que, en virtud de la descentralización belga, serán presididas por ministros regionales y no federales (Pesca, Medio Ambiente, Investigación, Cultura, Competitividad, Educación o Deporte) tienen garantizada la permanencia de su presidente a lo largo del semestre.

En un reciente encuentro con corresponsales, el ministro belga de Asuntos Exteriores, Steven Vanackere, aseguró que la presidencia será "sobria" y se limitará a cinco prioridades. Éstas son la recuperación de la economía europea, la preocupación por la dimensión social, la preparación de la Conferencia de Cancún (México) sobre el cambio climático, la aplicación del "programa de Estocolmo" en materia de Justicia e Interior y la puesta en marcha efectiva del nuevo servicio diplomático europeo.

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