Los nombres de Manuel Reyes Moreno, Andrés Lucio Groslán, Manuel Alba García, Francisco Clá Caballero, Manuel Sánchez Biela, Antonio Miguel Gil Guerrero, Manuel Corrales Oribe y Manuel Fernández Fernández se recordaron ayer en el puerto de Barbate. Las lágrimas volvieron a surgir de nuevo de los ojos de viudas y familiares de los marineros que perdieron la vida en el pesquero Nuevo Pepita Aurora. Ayer quisieron estar presentes en el homenaje propiciado por el Ayuntamiento con motivo del décimo aniversario de la tragedia.

"Los días 5 son malos para todas las viudas y para los supervivientes que han estado sufriendo estos diez años". Así, con los ojos llenos de lágrimas, hablaba ayer María, viuda de Andrés Lucio Groslán. Ella se abrazaba a sus nietos, que le recuerdan que hubiesen querido conocer a su abuelo Andrés, del que han heredado su nombre. Esta mujer dijo ayer que "cada día que va pasando los tengo más presentes, al contrario de olvidarme. Mi marido era todo para mí, era mi esposo y mi compañero, lo era todo para mí, porque él no tenía a su madre, ni yo a la mía y nos apoyábamos siempre".

Como ella, otras viudas recordaron aquellas interminables horas en la lonja del puerto pesquero de Barbate en aquella noche del 5 de septiembre de 2007, con un fuerte temporal de viento de levante y donde esperaban noticias de los fallecidos y desaparecidos. Así se vivieron varios días, mientras se recuperaban algunos cuerpos del interior del barco que fue arrastrado hasta un lugar con menos profundidad frente al Cabo de Plata, donde aún permanece.

Tras un responso oficiado por el párroco de la iglesia de San José, se dio paso a la lectura de una poesía por parte de Dolores Muñoz, que fue acompañada con los sonidos de un saxofón tocado por Pablo Hernández. Le siguió un extracto de La Aurora de Barbate, interpretado por Alba y Salud, que escenificaron y dieron sentimiento a la Mar Revuelta y la Mar Serena.

Posteriormente tomó la palabra el acalde del municipio, Miguel Molina, quien recordó que "este naufragio supuso un duro golpe a la sociedad barbateña", ya que "nuestros paisanos salieron a la mar a ganar el sustento de sus familias y ya nunca volvieron porque el mar los acogió para siempre".

El coro parroquial San Paulino interpretó la salve marinera antes de la ofrenda floral realizada en el muelle, en la que familiares y amigos de las víctimas arrojaron flores a las aguas del puerto. Decenas de acompañantes se sumaron a esta ofrenda con claveles rojos.

La de ayer fue también una jornada para el recuerdo de otros dos naufragios, los del Joven Alonso y el Dolores de Gomar.