Pasarela

Las mujeres solidarias de la Familia Real

  • La Reina, la Princesa de Asturias y la infanta Elena presidieron sendas mesas petitorias con motivo del Día de la Banderita. El Príncipe, por tercer año consecutivo, acudió a pie a visitarlas y realizó tres donativos.

La Casa Real colabora con Cruz Roja desde 1889, cuando la Reina María Cristina aceptó la presidencia de honor de la organización. Con la monarquía en sus horas más bajas, la llamada Fiesta de la Banderita se convirtió ayer en una ocasión única para dar un empujón a la imagen de los miembros de la Familia Real. La Reina, la Princesa de Asturias y la infanta Elena, conscientes de ello, participaron muy activamente y siempre con una sonrisa en esta famosa campaña de recaudación cuyos fondos se destinarán este año al llamamiento de ayuda Ahora + que nunca, con el que esta ONG quiere abordar la atención social a los afectados por la crisis en nuestro país.

Aunque las mujeres de la Familia Real demostraron su solidaridad trabajando en sendas mesas toda la mañana, el Príncipe no quiso ser menos y también puso su granito de arena haciéndoles una visita a las tres con su correspondiente donativo en cada caso. Por tercer año consecutivo también, Don Felipe dio un paseo a pie por el centro entre mesa y mesa.

Pese a ser la tercera vez que realiza este recorrido por el mismo motivo, la imagen del Heredero de la Corona aguardando ante el semáforo del kilómetro cero de la Puerta del Sol siguió causando sorpresa mayúscula en viandantes y turistas que pasaban por allí.

Don Felipe había llegado primero, al volante de su coche, al Congreso de los Diputados, en cuyas puertas la Reina presidió desde el mediodía una mesa de cuestación por la que durante toda la mañana han pasado desde centenares de niños de colegios privados de Madrid hasta algún que otro diputado.

Entre los benefactores a los que atendió Doña Sofía, un anciano que fue camarero en un bistrot francés de Londres y que mucho tiempo atrás sirvió una cena a los entonces Príncipes cuando eran novios ha podido intercambiar aquel imborrable recuerdo con la Reina.

La llegada de Don Felipe, entre aplausos de un grupo de curiosos, fue menos accidentada; guardó un breve turno y con una gran sonrisa entregó un sobre a su madre tras darle dos besos en las mejillas y otro en la mano. La Reina, como a todos los que contribuyeron en el Día de la Banderita, le puso en la solapa un alfiler con el distintivo de la Cruz Roja y, tras posar para la prensa, el Príncipe se encaminó hacia su vehículo sin dejar de saludar a muchos viandantes, y hacerse las inevitables fotos con teléfonos móviles después de las caras de sorpresa.

Al poco apareció andando en la Puerta del Sol, sin más compañía que sus escoltas, frente al kilómetro cero, mientras metros más allá un nutrido grupo de extrabajadores de Telemadrid gritaban en su manifestación reivindicativa de los jueves.

La infanta Elena le aguardaba en la mesa instalada ante la Casa de Correos, sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Besos y risas de los dos hermanos ante las cámaras, otro donativo y un nuevo alfiler en la solapa del Príncipe, quien enfiló a paso ligero la calle del Correo, para continuar por la de La Paz.

"'Felipe, ¡que pases un buen día, campeón!", le gritó en un exceso de campechanía un joven con el que se topó en la calle de la Bolsa, después de haberse parado varias veces para dejarse retratar con más de un ciudadano y saludar a todos, desde ancianas con bastón a chavales que no se despegaban de sus móviles para disponer de alguna prueba de su inesperado encuentro.

El Príncipe consiguió su tercer alfiler de manos de Doña Letizia, a la que besó mientras depositaba su contribución en la mesa que presidía ante el Palacio de Santa Cruz. Con gestos de complicidad y de afecto, los Príncipes de Asturias acallaron, una vez más, los rumores de distanciamiento que sobrevuelan sobre el matrimonio desde hace semanas. Doña Letizia, además, derrochó simpatía toda la mañana poniendo pegatinas de la Cruz Roja hasta a los fotógrafos que acudieron a hacerle fotos. Su mañana había transcurrido de forma bastante divertida pues por su mesa pasaron desde cinco motoristas en sus Harley Davidson hasta un grupo de baile y música étnica senegalesa que actuó justo delante de ella. Anécdotas de un día solidario.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios