Hasta ahora la oveja negra de la familia Middleton había sido James, hermano pequeño de la princesa Catalina y aficionado (eso lo comparte con su concuñado, el príncipe Enrique) a la bebida y a que le saquen en fotos en actitudes, digamos que poco recatadas. Pero ayer vieron la luz unas fotografías de la afable y dispuesta hermana Middleton, de Pippa, que dejan a James poco menos que como un santo. La hermana de la princesa Catalina sale rodeada de botellas de alcohol, en sujetador y bailando con un chico en calzoncillos, ambos visiblemente en estado ebrio. De trending topic (tema del día) en la boda de su hermana con el príncipe Guillermo de Inglaterra, amasando un grupo de seguidores en Facebook que supera los 20.000, al escarnio público. Pippa empieza a sentir en sus carnes el escrutinio de la prensa hacia la vida de uno.

Primero fue su vida amorosa, ya que hace unos días se conoció con pelos y señales que Pippa mantenía una relación desde las pasadas Navidades con Alex Loudon, un joven economista proveniente de una familia acomodada británica. Es más, se dijo que prácticamente vivían juntos y que tenían planes de boda. No contentos con ello se ha hablado, asimismo, de que antes de estar con Alex, salió con JJ. Jardine Patterson, el heredero de una gran fortuna proveniente de la banca de Hong Kong; y Alexander Spencer Churchill, un millonario encargado de la gestión de patrimonios.

Convertida en sex-symbol y en icono de la elegancia en el Reino Unido, a la que está en sujetador se han ido uniendo otra serie de imágenes envuelta en papel higiénico o jugando a la botella en una fiesta universitaria. Pippa, se nos ha caído el mito.