El primer día de la Feria de Primavera se vivió ayer con muchas ganas aunque también con algunos problemas, derivados de las dificultades para llegar al recinto de Las Banderas a través del Camino Viejo de Rota, la vía rápida para la Feria que utilizan los transportes públicos, residentes de la zona, personal de las casetas e invitados de protocolo. El propio coche del alcalde, Enrique Moresco, que se desplazaba hasta la feria sobre las tres de la tarde acompañado del concejal de Turismo de Oporto, Vladimiro Feliz, se vio atrapado en un gran atasco registrado en dicha vía sin motivo aparente, aunque al parecer el atasco fue provocado por el excesivo celo de la Policía Local al comprobar los pases de cada vehículo lo que provocó las retenciones, que hicieron que hubiese más cola en esta llamada vía rápida que en el acceso principal desde la Carretera de Sanlúcar.

Los taxistas, que ya en ediciones anteriores habían protestado por la poca fluidez de esta vía rápida (las carreras con los atascos se disparan y la gente opta por no acudir en taxi a la Feria) improvisaron una protesta en el acceso y en la portada del recinto y el alcalde, a su llegada, acudió a hablar con ellos para asegurarles que se había dado orden tajante a la Policía Local para que agilizaran al máximo el acceso a través del Camino Viejo de Rota, sin detener uno por uno a todos los vehículos para comprobar la matrícula, como se había estado haciendo de forma exhaustiva al mediodía de ayer.

Al margen de este incidente, la normalidad fue la tónica general de una jornada en la que al final la temida lluvia no apareció y los portuenses y visitantes que acudieron al recinto pudieron disfrutar de un buen día de Feria. Entre los puntos negativos a tener en cuenta hay que destacar la proliferación de la mendicidad infantil (numerosas mujeres rumanas cargaban a bebés de pocos meses a sus espaldas utilizándolos para mendigar) y el botellón que ya no sólo se celebra en la portada, sino que ayer se vieron algunos carritos de la compra cargados de bebidas alcohólicas y demás elementos necesarios en la misma puerta de algunas casetas, en pleno paseo central, una imagen lamentable para una Feria en la que se apuesta por mantener las tradiciones.

Por lo que respecta a la noche de la velada, varios concejales y el representante de Oporto acudieron al acto del encendido del alumbrado extraordinario, que este año accionó la portuguesa Ana Isabel Rodrígues, una vecina de Valdelagrana natural de Oporto que lleva apenas un año residiendo en la ciudad. Ana Isabel llegó a emocionarse al escuchar los sones del himno de Portugal a tantos kilómetros de su tierra, una experiencia que no olvidará fácilmente.