Juicio del 'procés'

Las lentejas por encima de todo

  • Un jefe de Unipost declara que "hubiera enviado veneno" con tal de poder paliar la "penosa" situación en la que se encontraban

  • Marchena llama la atención a un mosso y le recuerda que debe decir la verdad

El ex director de los Mossos Albert Batlle, durante la jornada 35 del juicio del 'procés' celebrada este miércoles en el Tribunal Supremo.

El ex director de los Mossos Albert Batlle, durante la jornada 35 del juicio del 'procés' celebrada este miércoles en el Tribunal Supremo. / EFE / Señal del Supremo

La sesión de este miércoles del juicio de procés ha acogido testimonios variopintos, quizá porque se han mezclado testigos propuestos por las acusaciones y por la defensas. Y entre ellos, uno que quizá haya pasado desapercibido, pero que ha dejado un mensaje claro: por encima de todo, incluso de la ideología, subsistir.

Rafael Ramírez, un jefe de producción de Unipost, lo ha descrito muy bien. La empresa para la que trabajaba estaba ya prácticamente en quiebra y los empleados cobraban tarde, si es que cobraban. Así que "hubiera enviado veneno" con tal de poder paliar la "penosa" situación en la que se encontraban.

Por eso, querían atender raudos y veloces el encargo de ese "cliente de envergadura" que era la Generalitat, que les iba a dejar un millón de euros en un pedido que, como Ramírez intuía, incluiría material electoral.

Qué mas daba. Con ese dinero se podía pagar el sueldo de centenares de trabajadores. Pero algunos eran reticentes y se preguntaban cómo la empresa se metía en ese "lío", dada la situación en la que se encontraba.

Unipost trabajaba para toda España y con esos encargos del Govern podía poner en riesgo la permanencia de otros clientes del resto del país e, incluso, de Cataluña, argumentaban los reticentes, seguramente en conversaciones muy privadas.

Y seguramente haya sido una reflexión compartida en más empresas durante el proceso soberanista. Pero las lentejas están por encima de todo, como también se ha puesto de manifiesto con otros testimonios escuchados en otras sesiones del juicio.

Como los de algunos propietarios de hoteles. Lo mejor era invitar a huéspedes policías nacionales y guardias civiles a irse y a buscarse otro alojamiento. Había que seguir comiendo.

Capote a Trapero

Unipost quebró. Lo que no quebró fue la integridad del mayor de los Mossos d'Esquadra Josep Lluis Trapero, "muy celoso" cuando sus agentes actuaban como Policía Judicial y, desde luego, no hubiera aceptado nunca intromisiones de los políticos.

Lo ha dicho el ex director de los Mossos Albert Batlle, que dimitió en julio de 2017, antes del referéndum ilegal, y quien recuperó la figura del mayor una vez que comprobó que ya estaba completado el despliegue de la Policía autonómica.

Un cuerpo al que pertenece el agente 17130, aunque él ha preferido que se le cite con su nombre, Albert Donaire, miembro y coordinador de la asociación Mossos por la República.

'Cuadrado ante la estelada'

Su testimonio ha sido el más anecdótico de la jornada y el que se ha llevado la reprimenda del presidente del tribunal, el magistrado Manuel Marchena, que le ha recordado su condición de agente y, sobre todo, que estaba allí para decir la verdad.

Aunque ha reconocido ser el autor de algunos tuits en favor del referéndum del 1-O, en su relato han surgido algunas lagunas y no recuerda si en su cuenta de Twitter apareció en una foto vestido de mosso y cuadrándose ante la estelada o los llamamientos a chivarse de los movimientos de la Policía Nacional en un chat de Telegram que él mismo administraba.

En este avance de las declaraciones de los testigos propuestos por las defensas ha vuelto a reiterarse, en boca de los líderes del Pacto Nacional por el Referéndum o de la Asociación de Municipios por la Independencia, el movimiento social que respaldó el proceso soberanista. Pero siempre desde la premisa de que debía ser pactado con el Gobierno central.

Mucho se ha oído ya en el juicio de los acontecimientos que se vivieron el 20 de septiembre de 2017 dentro y fuera de la Consejería de Economía, dirigida entonces por Oriol Junqueras, también vicepresidente del Govern.

Desde su condición ahora de acusado, ha escuchado el prolijo relato de lo que sucedió dentro. La que fuera su jefa de Relaciones Externas y Protocolo lo ha contado.

Y tal y como lo ha narrado, podía uno imaginarse la cordialidad con la que mossos, guardias civiles y representantes de las asociaciones civiles abordaron la situación que se vivió durante horas. Ella, discreta como manda el cargo que ocupaba, se colocaba en un segundo o tercer plano cuando creía que el asunto que se trataba no le concernía.

Tranquilidad y normalidad dentro. Fuera, ya era otra cosa.

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