Ignacio Guerrero. Presidente de la Unión Médica Profesional (Unipromel)

"El médico de la privada no puede seguir compensando sus pérdidas echando más horas"

Ignacio Guerrero

Ignacio Guerrero / José Ángel García

Un guerrero en honor a su apellido. Ignacio Guerrero es un oftalmólogo sevillano que desde 2019 lidera la guerra que los médicos autónomos que trabajan en la privada han declarado a las grandes compañías aseguradoras. Dice que sus compañeros le encargaron hace unos años la tarea de montar una patronal para médicos como ellos, de ejercicio libre, y así nació la Unión Médica Profesional (Unipromel) que, según el entrevistado, ha reclutado ya a un 15% de los galenos que han optado por esta opción para ejercer en España. Guerrero parece determinado a hacer honor a su apellido. No pararán hasta aumentar unos honorarios que, según denuncia, están congelados desde los años 90.

- Al margen del movimiento emprendido por los colegios de médicos andaluces, usted ya emprendió mucho antes su propia batalla contra las aseguradas. ¿Por qué esta reivindicación de los médicos que trabajan en la sanidad privada?

- Porque ya es imposible mantener la calidad asistencial, una atención privada como exigen los pacientes, con unos baremos de coberturas impuestos por las compañías que ni siquiera compensan los costes y nos han obligado a los médicos a trabajar a destajo, viendo un gran número de pacientes por agenda para poder obtener una remuneración digna y acorde con la exigencia y responsabilidad de nuestro trabajo.

- ¿Cuál ha sido la gota que ha colmado el vaso de su paciencia?

- Pues claramente la pandemia Covid, donde miles de médicos autónomos y pequeñas pymes médicas nos sentimos abandonados por el gran capital que controla la Sanidad privada. Unas grandes aseguradoras a las que pedimos que pagaran una parte de lo que seguían ingresando cada mes con el cobro de recibos de sus millones de pólizas.

- Pero, según critican, esta situación empezó hace una década. ¿Por qué han tardado tanto en denunciarlo?

- Empezó mucho antes, con un acuerdo "envenenado" que se firmó en los años 89-90 entre las compañías que entonces eran igualatorios médicos con la Organización Médica Colegial y con las mutualidades de funcionarios, basado en la clasificación de todos los actos médicos, diagnósticos y quirúrgicos de cada especialidad que deberían ser actualizados y consensuados cada varios años atendiendo a criterios objetivos y a la modernización de la propia medicina. En realidad nos pusieron un "caldero con el agua templada" y los médicos, que hasta entonces cobraban sus honorarios a los pacientes libremente, nos metimos de cabeza como las ranas de la fábula, pasando a cobrar lo que nos pagaban las compañías aseguradoras y sin ser conscientes que nos iban a ir apretando o "subiendo la temperatura del agua" muy lentamente, como hacen con nuestros pacientes, a los que captan con "maravillosas e increíbles ofertas comerciales" hasta que unos y otros quedamos atrapados sin posibilidad de escapar y sin tener ni siquiera conciencia de ello...Hasta la Covid, donde por no perder dinero, dejaron de calentar el agua y todos sentimos la frialdad real de un sistema perverso que se aprovecha de la salud para hacer un gran negocio sin arriesgar nada.

- ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar como presidente de la Unión Médica Profesional (Unipromel)?

- Hasta el final. Primero recuperando todo lo que hemos perdido con una última oportunidad de negociación y de diálogo y si esto es rechazado por la otra parte, lo haremos recuperando el control y la autoridad sobre nuestro sector de la medicina privada, en un nuevo modelo basado en la libertad y la transparencia, devolviendo a esos poderosos actores a su lugar en el tablero; las compañías a su lugar como lo que son, aseguradoras de un riesgo, pagando las coberturas contratadas con los fondos aportados por sus clientes, nuestros pacientes, que de hecho lo socializan y mutualizan; y a los grandes hospitales a su lugar como infraestructura al servicio de los protagonistas principales, el médico y su paciente.

- Hablemos de dinero... ¿Qué supone esta situación para el profesional?

- Pues que seamos los médicos peor pagados de Europa según Medscape, obligados a trabajar como cualquier autónomo falso o dependiente económicamente, como los "riders", pero hablamos de salud y de enfermos, no podemos seguir compensando nuestras pérdidas echando más horas y estando disponibles 24 horas al día, 365 días al año. Seguir cobrando honorarios basados en unos baremos impuestos por esos poderosos intermediarios, que llevan congelados 30 años, que pagan una media de entre 5 y 15 euros por consulta o cantidades que me avergüenza denunciar por cirugías de alta complejidad, dejando además importantes comisiones por utilizar las instalaciones de terceros, hospitales y policlínicas, al no poder mantener los gastos de la tradicional consulta particular, que han desaparecido víctimas del actual sistema donde necesitas obtener un permiso en forma de alta de las compañías, para estar en sus cuadros médicos, cerrados desde hace años para médicos libres y sin embargo abiertos para esos terceros. Competencia desleal, ausencia de libertad de ejercicio profesional y restricciones en un mercado que en teoría sólo deberían regular los médicos y sus organizaciones.

- ¿Y para el paciente?

- El asegurado-paciente tampoco puede elegir libremente como corresponde al cliente, que para eso es el que paga, queda como el médico, nadando y atrapado en ese enorme caldero en que se ha convertido nuestro sector. Lo captan con ofertas tan imposibles como las que prometen un "seguro de salud desde 9 ó 15 euros" o "uno para toda la familia por menos de 25 euros al mes". Transcurridos unos años y cuando están más confiados, empiezan a subir las pólizas, al principio un poco, según el IPC que nos han negado a los médicos durante esos 30 años, luego, con la edad de la jubilación y el inicio de la etapa donde comienzan a padecer enfermedades, la subida es mucho mayor alegando un mayor riesgo.

- ¿Cómo han cambiado sus clientes ahora que hay seguros tan baratos?

- Pues se ha masificado tanto la clientela que ya es un fiel reflejo de la sociedad, vienen de todos los sectores sociales porque ya son 13 millones de asegurados y creciendo entre un 5 y un 7% cada año por la quiebra del Sistema Nacional de Salud, donde solo sobreviven los grandes hospitales y sus urgencias, con la indudable calidad que ofrecen en la alta complejidad, en los trasplantes o por los tratamientos costosísimos. La única verdad de todo el sistema sanitario español, público y privado, es que está sustentado sobre el enorme sacrificio y vocación de sus profesionales y por la actitud y la paciencia de los pacientes, unos y otros engañados por los poderosos agentes que lo dominan y controlan.

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