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Faustino Rodríguez Quintanilla. Aventurero, fotógrafo y gerente de 'Alventus'

“Disfruto igual yendo a Grazalema que al Himalaya”

Faustino Rodríguez Quintanilla, con dos de las fotografías que expone en la jerezana Torre del Agua.

Faustino Rodríguez Quintanilla, con dos de las fotografías que expone en la jerezana Torre del Agua. / Manuel Aranda (Jerez)

Nacido en el jerezano barrio de La Albarizuela, en 1958, Faustino Rodríguez Quintanilla fue un chaval mal estudiante, pero con una gran imaginación. Estudió Graduado Social y Derecho, aunque se dedicó profesionalmente a viajar, “y a disfrutar con la gente viajando”. De ahí nació Alventus. Es padre de dos niñas y es abuelo. Ha tenido la gran suerte de recorrer mundo. Considera que viajar le ha hecho “un hombre feliz, mucho”. Acaba de inaugurar en Jerez, en la Torre del Agua, sede de la Agrupación Fotográfica San Dionisio, una exposición sobre montañas de Marruecos, que recorre desde 1980. Sus obras sirven incluso para los catálogos de la agencia.

–¿Por qué viajar? Su vida es una constante aventura.

–Sí (ríe). Yo, desde pequeño que empecé a leer los libros de Julio Verne, Mark Twain y de tantos, pues me ilusionaba con otros mundos. Mi viaje iniciático, por así decirlo, fue una acampada a Benamahoma, con 12 años. Para mí fue salir del barrio y descubrir que había bosques, ríos, montañas y aventuras. Luego me apunté a los Scouts, a finales de los 70; después al Club Montañero de Jerez, y desde entonces empecé a salir mucho a la montaña. Y a partir de ahí, comenzó a gustarme viajar. Fui creciendo en ese mundo y he tenido la suerte de recorrerme gran parte del mundo, tanto como aficionado como ya después profesionalmente, aunque suelo mezclar los dos. Viajar para mí, como decía Manuel Leguineche, “es vivir dos veces”.

–La afición marcó su camino profesional.

–Sí, y aunque estudié Graduado Social y Derecho, cuando había que ganarse la vida, a comienzos de los 80, ideamos la posibilidad de viajar de otra forma: deportiva, de naturaleza, de camping. A partir de ahí montamos una agencia de viajes, ‘Alventus’ y un touroperador.

–Fue la primera de Andalucía en ofrecer este tipo de propuestas.

–Bueno, yo tenía amigos montañeros del País Vasco y Madrid que iban un poco por delante. Tenían club de viajes de camping por Europa, viajes a Marruecos a las montañas, trekking, caminatas..., cosas que ahora son muy normales y en aquella época eran muy exóticas. Nosotros nos anticipamos aquí porque sabíamos que eso iba a llegar, pero nos movía más la ilusión. La gente nos preguntaba por las cosas que hacíamos y se querían unir. Recuerdo que en 1983, montamos desde Jerez una expedición a Turquía, al monte Ararat, en furgoneta. Y la gente se quería apuntar a lo que hacíamos. Yo traje el modelo, aunque lo adapté al público. El primer viaje fue a los Alpes, 25 días en autobús y camping, desde aquí. Ese fue el germen.

–Ha recorrido lugares de lo más exóticos.

–Sí, como la alta ruta del Pamir, que son carreteras de tierra entre Afganistán, Tayikistán y Pakistán; he ido mucho a Los Andes, al Himalaya... Eso a nivel de afición. Y como profesión, pues la agencia, que nació como club en 1984 y ya luego fue empresa a finales de esa década, hoy es uno de los touroperadores especializados más importante de España. Nuestra sede está en Sevilla y los viajes son de producción propia, con características muy especiales, fuera de lo convencional, que se venden en toda España.

–Tienen más de 100 destinos. ¿Todos fruto de sus experiencias propias?

–Sí, se nutren de una base de casi 40 años de experiencia. Pero claro, se ha ido renovando con el paso del tiempo porque los viajes que se hacen ahora no son como los de finales de los 80. Hoy se mantiene la esencia, el viaje de naturaleza, más activo, pero acomodado a nuevas exigencias. Siempre estamos en desarrollo. Por ejemplo, hemos sacado una marca que es ‘A paso suave’, con senderos de menos horas; o viajes para singles con niños, etc. Viajes también con coches antiguos, viajes de fotografía, de cocina, de yoga y meditación, para dibujar, etc. Cosas que se nos van ocurriendo. El pasado año viajaron con nosotros 8.000 personas. Nuestro negocio fundamental es el grupo, ofrecemos ofertas y la gente se va apuntando, con todas las garantías.

–Dicen que la gente colecciona los viajes de la agencia.

–Sí, cada año se van apuntando a uno diferente. Por ejemplo, tenemos un grupo en Facebook y ahí se ponen de acuerdo.

–¿Qué viajes tiene pendientes?

–Me encantaría atravesar Australia y también ir a la India en coche, por la antigua ruta de los hippies.

–Un lugar al que no se cansaría de ir.

–EEUU. Es inabarcable. Me gusta muchísimo. Conocemos lo que vemos en las noticias, pero luego está el EEUU profundo y salvaje. Es alucinante. Y también Sudamérica.

–¿Prefiere como se viajaba antes?

–Ahora se puede viajar a muchos sitios, pero con la inmediatez del vuelo y a destinos más o menos seguros. Pero viajar como antes, en plan caravana, es cada vez más complicado porque hay muchas zonas en conflicto.

–Como en todo, hay personas a las que no les gusta viajar.

–Y están en su derecho. Y nunca los criticaré. Ahora es la moda de que si no viajas te estás perdiendo algo. Yo soy capaz de disfrutar tanto yendo a Grazalema como al Himalaya. Y si no pudiera ir, no pasa nada. Si tienes esa filosofía estarás en paz contigo mismo. Antes de coleccionar viajes hay que disfrutar de lo que tenemos cerca. Las redes están creando necesidades que generan mucha frustración y ansiedad.

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