¿Quién teme a Carmen Machi?

Carmen Machi y Pere Arquillué, durante la representación de la obra.
Manolo Morillo / El Puerto

21 de octubre 2013 - 05:01

Ficha artística: Teatro Romea de Barcelona / Grupo Focus. Obra: ¿Quién teme a Virginia Woolf? Autor: Edward Albee. Traducción: José María Pou. Versión y Dirección: Daniel Veronese. Reparto: Carmen Machi, Pere Arquillué, Mireia Aixalà y Ernest Villegas. Ayte de dirección: Raimon Molins. Diseño iluminación: Txema Orriols. Diseño Escenografía: Sebastiá Brosa. Diseño Vestuario: Mercé Paloma. Espacio Sonoro: Damien Bazin. Caracterización: Toni Santos. Día: sábado 19 de octubre. Duración: 1 hora y 45 minutos (sin entreacto). Lugar: Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca en El Puerto. Aforo: Lleno.

Visiblemente influido por Samuel Beckett, Genet y por la obra de Ionesco, Albee presenta en sus textos las desnudeces y los atavismos más bajos del ser humano con personajes atormentados y en ocasiones, relegados de la sociedad. La tortura psicológica de los individuos es llevada a su máxima expresión por el autor norteamericano que introdujo en su país las nuevas tendencias dramáticas europeas de la segunda mitad del siglo XX.

Who's afraid of Virginia Woolf fue estrena en Broadway en el Teatro Billy Rose el 13 de octubre de 1962. Hace ya cuarenta y un años de aquello. La obra ganó varios premios, entre ellos el Premio Tony a la mejor dramaturgia y el Premio de la crítica de Nueva York. Se desestimó su candidatura para el Pulitzer al mejor drama por el lenguaje obsceno y de fuerte contenido sexual del texto, aunque le fue concedido con posterioridad en el año 1994.

La intrascendencia y banalidad de algunas series televisivas no hacen justicia a una actriz de la escuela de 'La abadía' como la Machi que a fuerza de empeño y redaños está consiguiendo sobre las tablas doctorarse cum laude con el reconocimiento del gran público. De igual forma ocurre con el actor catalán Pere Arquillué, no tan conocido mediáticamente pero inconmensurable en este trabajo dramático.

Una vez más, el teatro se convierte en el Tribunal Supremo de los actores y actrices, en la Maestranza de los toreros, en el Liceo de los músicos. El teatro es la verdad pura y dura ante el que quiera mirar y oír. Lo demás no deja de ser fuego de artificio. Encima del escenario el algodón no engaña, es el sitio donde animales escénicos como Carmen Machi o el propio Arquillué dan el do de pecho convertidos para la ocasión en Martha y George, donde redondean la faena con un lance al alimón, donde el aplauso -la música de los actores- emerge como una melodía desde el patio de butacas del auditorio portuense.

Es difícil acompañar en escena a dos actores de este calibre cuando están en estado de gracia, y eso es lo que ocurre con la pareja de jóvenes que les da réplica.

La versión de Veronese es sumamente naturalista, desde la interpretación de los actores -donde los personajes se escupen los diálogos- hasta la concepción del propio decorado o el atrezzo que está en contínuo movimiento o saltando por los aires. Con estos elementos perfectamente conjuntados han logrado que la verdad del escenario traspase hacia el lado del espectador de forma lúcida y espontánea.

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