La sublime alcahueta de Atalaya

Ficha artística: Compañía Atalaya. Obra: Celestina, la tragicomedia. Autor: Fernando de Rojas. Dirección, espacio escénico, versión y dramaturgia: Ricardo Iniesta. Reparto: Carmen Gallardo, Raúl Vera, Silvia Garzón, Manuel Asensio, Jerónimo Arenal, Lidia Mauduit y María Sanz. Ayudante de dirección: Sario Téllez. Coros y preparación de voces: Esperanza Abad. Espacio sonoro: Luis Navarro y temas populares. Vestuario: Carmen Giles. Maquillaje y peluquería: Manolo Cortés. Video: Luis Lillo. Fotografía: Luis Castilla y Luis Lillo. Técnico de luz: Alejandro Conesa. Técnico de sonido: Emilio Morales. Día: sábado 9 de marzo. Lugar: Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca. Duración: 1 hora y 40 minutos. Aforo: Lleno.

La irreductible originalidad de La Celestina ha provocado que desde su aparición en 1499 hasta nuestros días, a poco más de cinco siglos de su publicación, siga siendo una de las obras que más polémicas y controversias ha suscitado entre la crítica especializada en torno a cuestiones tan elementales como el autor, el texto, la intención, el género literario, el carácter paródico de la obra, el mundo social reflejado en el que conviven en el mismo plano los personajes nobles con el mundo bajo representado por las prostitutas, rufianes y, sobre todo, por Celestina, la vieja alcahueta.

La fuerza de esta joya literaria radica en el vigor de sus personajes y en el intenso dramatismo de un amor abocado a la destrucción y a la muerte.

Las actrices y los actores de Atalaya que se enfrentan a esta cuidada versión de la tragicomedia de Calisto y Melibea, comienzan su propuesta teatral como sílfides y dioses invisibles del aire entre los cantos, las luces y las sombras que nos sugiere el reconocido director ubetense.

De una interpretación coral impecable y ajustada al milímetro a las directrices escénicas de Iniesta -con la pequeña salvedad de lo poco que se le entendía el texto al actor que encarnaba el personaje de Sempronio-, destaca y de qué manera la actriz sevillana Carmen Gallardo, que borda en su máxima expresión las correrías y enredos de la vieja trotaconventos, mensajera del diablo y reparadora de virgos descarriados.

La estética visual de los montajes de la compañía sevillana deja su sello inigualable en esta Celestina en donde el trabajo en equipo se nota sobre manera encima del escenario.

El ritmo, la fuerza del texto, la sincronización de los movimientos actorales con estructuras metálicas en perfecta simultaneidad con el juego de luces, y la belleza del minimalismo bien entendido, hicieron el resto para provocar el cálido y sincero aplauso final de los espectadores en reconocimiento del esfuerzo realizado.