Bodegones, patios tradicionales y paisajes son algunas de las escenas de las que se sirve Zoilo Millán para dar lugar a un realismo cargado de color, luces y sombras, macetas e inmaculadas paredes encaladas, con los que el pintor retrata los más bellos rincones de Andalucía. El artista chipionero expone su muestra en el hotel Los Cántaros hasta el próximo 18 de agosto.

Una exposición en la que el espectador puede disfrutar de un total de 32 obras pictóricas de temática variada en las que el artista ha utilizado la técnica del óleo, y entre las que se encuentra una pintura del Vapor, que procede de una cesión particular. La muestra puede visitarse de lunes a domingo, en horario de 07:00 a 14:00 horas y de 18:00 a 23:00 horas.

Zoilo Millán nació en Chipìona en el año 1959, pero a los dos años de edad se trasladó a Sanlúcar de Barrameda, ciudad donde aún reside. Actualmente regenta un estudio de pintura en la calle Pedro Rodríguez, 5.

La exposición incluye una pintura del Vapor, cesión de un amigo del artista.

El artista es hijo y discípulo del pintor Manuel Ventura Millán Rodríguez y hermano de Ana y Manuel Millán Ortega, este último también pintor. En su estudio de la calle Pedro Rodríguez se mantiene vivo el espíritu de la dinastía de los Millanes y se traspasa a los aprendices que en él se admiten. 

Zoilo recuerda sus comienzos recreando pintorescos patios andaluces, en los que retrataba con detalle el juego de luces y sombras proyectado en las paredes. Con el tiempo, la temática de su obra se ha ido ampliando, abarcando bodegones, paisajes e incluso marinas.

Muchas obras de Zoilo Millán están en manos de importantes coleccionistas particulares de todo el mundo: España, EE.UU, Argentina, Colombia, Japón, Italia, Alemania, y Francia, entre otros. Muchas otras se encuentran en prestigiosas galerías de arte de la península.

La Duquesa de Medina Sidonia, Luisa Isabel Álvarez de Toledo y Maura, dedicaba unas palabras al clan de los Millanes, entre otras cosas destacaba: "Zoilo y Manolo Millán se reparten el espíritu de Andalucía. El uno recoge, con tenue sensibilidad de artista, los matices de una vida, que sigue siendo la de siempre. Pinta de modo de hacer del andaluz que levanta su casa para vivirla. Y compone sus calles para pasearlas. El aire limpio que enmarca nuestro entorno. Los colores cambiantes del atardecer están en sus paisajes dibujando las formas. No son los seres vivos que animan la escena, figuras estáticas. Sorprendidos en el quehacer diario sabemos la actitud que adoptaron en el instante precedente. Y el gesto que seguirá. Incluso lo que siente y preocupa a la vieja o el hombre, que nos ignora sin conseguir que lo ignoremos".