El Puerto: Javi Ruibal, la cara amable del jazz, ese que brilla con luz propia
Tras un años de gira, el músico presentó en su ciudad natal su segundo álbum de estudio, 'Luz', ante numeroso público
Noche de expectación y de muchas ganas. El personal, ávido de escuchar a uno de sus paisanos, Javi Ruibal, se acomodaba en el Teatro Muñoz Seca, dispuesto a disfrutar de esa música que este joven de la saga de los Ruibal, viene ejerciendo por la geografía española, desde su presentación en Chiclana a primeros de año. con favorables críticas. Mucho peso y mucha calidad pudimos apreciar en esta nueva entrega. De menos a más. O de más a más, diría a fuer de ser sincero. Es que más, es imposible pedir a este quinteto musical que dio todo de todo. Y en el más -para que conste-, englobo el carácter distendido del concierto, el convencimiento que cada pieza tiene vida propia y la amabilidad como eje conductor de las hilvanadas piezas musicales.
Ya dijera en algún medio de comunicación que se pegó el gusto de grabar cada uno de los 8 temas que componen 'Luz', con músicos diferentes a los que admira, sin necesidad de apresurar los tiempos y convencido de cómo sus piezas cobran vida propia en cada directo. En la colección, Javi Ruibal puso la suficiente luz, a través de ocho mujeres que inspiraron su creatividad. Así fue, y así trataré de contarlo.
'Luz', es el segundo disco de Javi Ruibal, tras su primer álbum 'Solo un mundo'. En noviembre de 2023 -en el mismo Teatro Muñoz Seca- el músico portuense desplegó su verdad en defensa del planeta ante un público participativo, que llenó la sala.
En esta ocasión, el pasado viernes, en un concierto a quinteto (con mucha enjundia), Javi Ruibal a la batería, se acompañó de Diego Villegas (Saxo, Flauta y Armónica), Víctor Vega (Trompeta), Óscar Álvarez Rifbjerg (Piano) y Ale Benítez (Bajo).
Lo que llegó a nosotros la otra noche tiene detrás de sí un ingente y apasionado trabajo de tres años (2021-2024), grabado en lugares tan diferentes como Sevilla, Cádiz y Ciudad de México, con algunos de los mejores músicos actuales: Ale Benítez, Alejandra Artiel, Amir John Haddad, Álvaro Gandul, Andrés Barrios, Arturo Serra, David Sancho, Diego Villegas, Enrique Rodriguez Énriquito´, Faical Kourrich, Francis Posé, Harold López-Nussa, Jesús Bachiller ´Bachi´, José Manuel Posada Él Popo´, Jose Recacha, Manu Sánchez, Óscar Álvarez Rifbjerg, Pablo González Sarre, Roberto Verastegui, Victor Vega y Totem Ensemble.
Las ocho canciones que componen el disco están inspiradas en figuras femeninas, ya sean estas reales o imaginadas. Entre ellas 'Liziqui', youtuber china que defiende los placeres sencillos de la vida rural; 'Valentina', dedicada a Valentina Tereshkova, la primera mujer astronauta de la historia; 'Josephine', en honor de la mítica bailarina, cantante y actriz Josephine Baker; 'Xochiquetzal', una deidad mexicana; 'Sireia', un ser mitológico mitad mujer, mitad pez, sirena; 'Mrs. Autum', o la encarnación del otoño, si fuse mujer; 'Lubna', dedicada a la esclava e intelectual andalusí Lubna de Córdoba, famosa por sus conocimientos en gramática y por la calidad de su poesía y 'Sweet Emma', cantante y pianista autodidacta de jazz estadounidense.
Y pos si fuese poco, de su primer trabajo ´Solo un mundo´ cuatro piezas se pasearon por las tablas del teatro: 'Sutjeska', 'Benamahoma', 'Quirimbas' y 'Doñana, y pusieron el contrapunto en una noche de tantos claroscuros. De tanta luz aparecida.
En este puzzle de piezas musicales, Javi Ruibal encaja y da sonido a la luz que desprenden las ocho mujeres que han inspirado y estimulado su creatividad. Una sirena; un ser divino mexicana; una mujer que encarna el otoño y también mujeres reales que, por su enorme legado o por su luminosa vida, han contribuyeron a un mundo mejor. Un viaje musical fascinante cuajado de versatilidad. Nobles piezas con solos llenos de audacia rítmica e inteligentes contrapuntos. Y momentos de gran delicadeza durante el desarrollo, en las improvisaciones de batería, piano, trompeta, saxo tenor, flauta, armónica y bajo.
Luz cálida y ambiente encendido. Así transcurrió el concierto. Con templado discurso, el quinteto, puso los cimientos -más que de sobra-, para la fusión de otras músicas con el jazz. Todos los temas con esos colores repletos de libertad e improvisación. Una auténtica paleta de colores que rezuma amabilidad, eclecticismo, sonoridad. Javi entiende, y así nos hizo ver, cual es la naturaleza de la música y el espíritu que renace en este nuevo trabajo. Ruibal pone sobre el escenari -sin tapete de por medio-, música con un marcado ritmo de jazz, comodo. Desde su batería, da rienda suelta a la imaginación. Y amalgama las músicas del mundo y los ritmos de raíz. Perfecto ensamblaje.
Pero no es solo el suave y evocador ritmo de sus melodías lo que atrae de la música Javi Ruibal. Los cinco músicos sobre el escenario, también aportaron un feroz espíritu de aventura a sus interpretaciones. Se sucedieron -o así lo interpreté-, amplios despliegues rítmicos, así como juegos y cambios melódicos con trufados y frenéticos compases. Con Javi mostrando todo el alcance con la batería: desde enérgicos ataques con sus baquetas hasta sutiles toques con los dedos, los nudillos o las palmas. Mientras el quinteto hacía suyo el veloz ritmo y acompasaba las notas. Y para más, un cúmulo de solos que por si demuestra que es posible combinar el amor por la melodía y la sensibilidad de jazz intransigente. Está claro que su despliegue musical fue más allá de las catalogaciones. Y así es imposible no entregarse.
Las composiciones nacieron de esa inspiración de Javi Ruibal, misteriosa y compleja a la vez. Sutiles. En la que se anima, sin tapujos, a deambular de la mano de la valentía de sus protagonistas. Los que estuvimos allí, la otra noche, hicimos nuestros los mensajes que trasmitieron esos timbres limpios, llenos de emoción. Para que pedir más, cuando todo lo tenemos a mano. Cuando la luz ilumina de verdad, todo sobra. Ya nada es lo mismo.
Tengo claro que los que nos dimos cita en el Muñoz Seca, disfrutamos de un autentico paseo. El repertorio, de la mano de esas mujeres que emprendieron y marcaron un antes y un después y de esa naturaleza que debemos cuidar porque forma parte de nuestras vidas, contribuyó a sentirnos acompañados. Ya decía Tchaikovski: “en verdad, sino fuera por la música, habría más razones para volverse loco”. Pues eso.
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