El Puerto: Carlos Villoslada, el sonido azul del saxofón
La sala Stardust se envolvió de sonidos rítmicos y expresivos en una nueva Jam Session, ante un publico que llenaba este rincón de la bajamar portuense
Septiembre viene cargado de citas musicales de interés. Este verano, atípico en lo climático, estuvo cargado de conciertos de interés cierto. También de ruidos innecesarios. Un maremágnum difícil de entender y de asimilar. “¡Qué descansada vida la de aquel que huye el mundanal ruido, y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido!” , que decía Fray Luis de León…
Para poner un poco de cordura, y de ese silencio oportuno y a pedir de boca, el saxofonista Carlos Villoslada se pasó por El Puerto (acompañado de buenos músicos), entre otros, las guitarras de Polo Rodal y Manuel Perfumo, la batería de Carlos Villoslada “Caba”, el vibráfono Mike Hamnett…se turnaron para improvisar sobre una progresión de acordes compartida. Mientras tanto, mantenían un pulso rítmico y constante. Sello distintivo del jazz. Entre todos trazaron una Jam Session para acordarnos de ella de vez en cuando.
Uno de los recursos más habituales para improvisar, consiste en tocar la escala pentatónica repite con profundidad, mientras da clases de Saxofón en la Escuela de música de la Universidad de Cádiz. La sonoridad de esta nota es la que aprovechamos cuando usamos este recurso de improvisación, nos decía en los combos.
Una vez más, el jazz no tiene secretos para Villoslada. Con el saxo se atreve con todo. Con esas notas azules -al menos a mi me lo parece, en las notas y en lo azul-, adivinamos que habla a través del saxofón. "Tus ojos son azules, tus besos también..." trompeteaba Louis Armstrong en su versión de "I can't Believe That You're In Love With Me".
Las notas azules de Carlos Villoslada, su expresividad emocional y las improvisaciones colectivas, pusieron el resto. La habilidad de doblar y colorear las notas sobrevoló la Sala Stardust, nos contagio y nos animó la noche. Que razón tenía León Tolstoi, cuando mascullaba que la música es la taquigrafía de la emoción. Así fue y así lo cuento.
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