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Semana Santa 2023

Una larga espera para disfrutar de Afligidos en la calle

Nuestro Padre Jesús de los Afligidos,  saliendo de la Capilla.

Nuestro Padre Jesús de los Afligidos, saliendo de la Capilla. / Ramón Núñez

Por fin, tres años después de la última vez, la hermandad de Los Afligidos ha podido realizar con normalidad su estación de penitencia por las calles portuenses. Aunque el resto de las hermandades sí salieron a la calle el pasado año, tras la pandemia, la hermandad del Lunes Santo tuvo que quedarse en el templo a causa de la lluvia, con lo que la espera ha sido aún más larga.

Había por tanto expectación para ver la salida de sus titulares y la avenida Micaela Aramburu se llenó de público desde aproximadamente las seis de la tarde, para poder asistir a un momento tan emocionante.

Previamente, a las once de la mañana la hermandad había celebrado en su Capilla una eucaristía delante de los pasos de sus titulares, presidida por su director espiritual, el sacerdote Fernando Arjona.

A las siete de la tarde, tras la complicada maniobra de salida del templo, con los costaleros de rodillas, que siempre es un momento muy esperado del Lunes Santo portuense, se pudo ver por fin a las imágenes en la calle, entre los aplausos del público presente.

El Señor de Los Afligidos vestía una túnica de paño color morado, confeccionada por el sastre sevillano José Cerezal y estrenada en el año 1995. Llevaba también un camisón de hilo y las potencias en plata sobredorada con incrustaciones de brillantes y rubíes, obra de los talleres de Ángel Gabella en el año 1966 y restauradas y doradas el pasado año en los talleres de Orfebrería Sanlúcar y portaba la cruz de carey que estrenó el año pasado, regalo de un grupo de hermanos.

El palio de María Santísima del Rosario, atravesando la angosta puerta de la capilla. El palio de María Santísima del Rosario, atravesando la angosta puerta de la capilla.

El palio de María Santísima del Rosario, atravesando la angosta puerta de la capilla. / Ramón Núñez

Por su parte María Santísima del Rosario llevaba una corona de plata de nueva factura, realizada en los talleres de Orfebrería Castilleja, de Sevilla. Lucía además un rostrillo de encaje del siglo XIX y estrenaba un puñal de plata con hoja flamígera, obra también de misma orfebrería sevillana. 

La saya que lucía, obra del taller de bordados de José Antonio Moreno Bernal, con bordados en hilos de oro sobre terciopelo negro, era también uno de los estrenos para este año, un regalo de su camarista Rosario Gil Durán.

En cuanto al manto, vestía uno realizado en los talleres del bordador Francisco Franco Ortega, en terciopelo de Lyon en color negro, con encaje fino de hilo de oro.

Aunque desde hace años la hermandad iba precedida por una capilla musical, este año su recorrido por las calles de El Puerto fue en silencio, sin acompañamiento alguno, lo que le dio un mayor clima de recogimiento si cabe.

Este año los capataces para el paso de Misterio han sido José María Fernández Galván y Ignacio Pérez Fernández, y para el paso de Palio Juan Luis Gutiérrez González y Gabriel Jesús Heredia García, contando como auxiliares con Francisco Pizarra Maestre, Francisco Javier García De la Cruz, Francisco López-Cepero Portilla y Juan Luis Bueno Cuellar.

Una gran tarde de Lunes para recuperar la normalidad en la salida de la hermandad.

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