eL ESCULTOR IGNACIO LÓPEZ EN EL III CENTENARIO DE SU MUERTE (III)

La imaginería del Retablo de Ánimas (I)

  • La obra más conocida y documentada del artista Ignacio López se encuentra en la Iglesia Prioral

  • Durante mucho tiempo las esculturas se atribuyeron a Pedro Roldán

En esta tercera entrega dedicada a revalorizar la personalidad artística del escultor Ignacio López nos aproximamos a su primera obra conocida y documentada centrándonos en la historia del retablo de Ánimas de la Prioral y su imaginería, sin detenernos en sus elementos arquitectónicos. Esbozamos su iconografía a grandes rasgos y en sucesivos artículos nos detendremos en las figuras del cuerpo principal, la composición del sagrario y el ático.

La cofradía de las Ánimas Benditas del Purgatorio construyó la actual capilla en la Prioral en 1572 para ocuparla trasladándose desde otra más reducida donde se fundara, la dedicada ahora a Santa Rita. Pero el gran retablo al que nos referimos no cubriría su muro izquierdo hasta mucho después. La documentación sobre este retablo barroco, dada a conocer en 2006 por el doctor en Historia del Arte José Manuel Moreno Arana, arroja varias fechas, todas de gran valor. En primer lugar, el contrato de su ejecución en agosto de 1680 entre la cofradía de Ánimas de El Puerto y su entallador, Alonso de Morales, discípulo de Simón de Pineda, uno de los más fecundos y extraordinarios retablistas de barroco español. También sabemos que los trabajos continuaban en 1686, que finalizaron en 1693 y que las labores de dorado y policromía se aplazaron y ejecutarían a partir de 1709. Además, se establece el plazo de ejecución (dos años y medio, que no se cumple), las medidas (deberá ocupar "toda la fachada de la capilla", maderas a utilizar (cedro y borne), soportes (columna salomónica), iconografía y autoría.

Las esculturas del retablo componen un magnífico conjunto de imaginería barroca

En el retablo de Ánimas de El Puerto se ha cambiado la composición tradicional en este tipo de conjuntos y en lugar de aparecer los dos niveles claramente diferenciados en su compartimentación (escenificación del Purgatorio con una o varias filas de ánimas en el inferior y el superior con la representación del anhelado espacio celeste) se ha preferido disponer un gran retablo que se ajuste a uno de los testeros de la capilla y configurarlo con la división clásica de banco con sagrario, cuerpo único tetrástilo de tres calles separadas por columnas salomónicas y ático.

Su iconografía, obviamente, también se relaciona con el Purgatorio. Creo que el mensaje que pretendieron transmitir los hermanos de esta cofradía -y que Ignacio López supo plasmar perfectamente- relacionaba la finalidad de la capilla con la exposición de ese misterio. Además de servir de enterramiento en ella a los hermanos de la misma se promovía el culto a las Ánimas del Purgatorio en la convicción de que si hemos fallecido en pecado venial, es necesaria la oración de los vivos para aliviar las penas temporales de dichos difuntos u otros familiares de los hermanos. Iremos analizando las virtudes teologales del sagrario, los santos intercesores del cuerpo principal del retablo asociados a dicho culto y, en el ático, la presencia de Cristo en su descenso al limbo salvando almas, garantía del argumento que defiende la efectividad de las plegarias de los vivos.

Durante mucho tiempo se atribuyó este retablo a Francisco de Ribas (Hipólito Sancho) o a Terreño Soriano (Romero de Torres). Pero una intensa labor de investigación histórica y artística llevada a cabo por Moreno Arana dio su esperado y sabroso fruto cuando desveló la gran incógnita que nos mantenía en vilo a muchos amantes de nuestro patrimonio: la autoría de las imágenes del retablo de Ánimas de la Prioral. Desde entonces cayeron los mitos en buena parte de la imaginería portuense y se acabaron las falsas atribuciones a Roldán o su hija Luisa. Porque al salir del anonimato el nombre del autor de ese conjunto de imágenes pudieron establecerse nuevos estudios cronológicos y estilísticos que permitían compararlas con otras para establecer las oportunas atribuciones a un grupo de tallas barrocas conservadas en esta misma ciudad y su entorno. Como ya comenté en otra ocasión, se abría una página gloriosa para la historia del patrimonio en El Puerto. Por el contrato que halló Moreno Arana al que antes aludíamos sabemos, entre otras cuestiones, lo que más nos importa ahora: la autoría de su imaginería, ya que en aquél se especifica que toda ella sea "de mano de Ygnacio Lopez y no de otro oficial", lo cual debía tenerse en cuenta "expresamente sin falta alguna".

Las esculturas del retablo mayor de la capilla de las Ánimas de la Prioral de El Puerto, única obra documentada de Ignacio López por el momento en la ciudad, componen un magnífico conjunto de imaginería barroca y colocan a su autor entre los grandes maestros andaluces de la transición del siglo XVII al XVIII. Dichas tareas escultóricas en fecha tan temprana del imaginero (recién venido de Sevilla y tan sólo con 22 años de edad) le darían a López fama en toda la zona y pasarían a convertirse en el afortunado anticipo de una serie de encargos en distintos conventos y cofradías de la ciudad (Santo Domingo, San Agustín, San Francisco, Concepcionistas, que sepamos hasta el momento). Después (o simultáneamente) abastecería con sus tallas buena parte de la clientela religiosa de las provincias de Cádiz y Sevilla.

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