Martes Santo

En la antítesis está la belleza

  • Las hermandades de Cerillitos y Dolor y Sacrificio procesionaron un año más llenando de contraste un Martes Santo portuense donde la climatología no quiso ser protagonista

EL cielo encapotado del Lunes Santo  dio paso a un martes con algo de viento pero sin atisbo de que la lluvia, esa vieja conocida, hiciera una inoportuna visita. Tanto la jornada de ayer como la de hoy son las más tranquilas en lo que a climatología se refiere. Ayer no había probabilidad de lluvias y la de hoy no llega al 10% así que tanto Cerillitos como Dolor pudieron hacer su salida procesional con una preocupación menos y a El Olivo le ocurrirá lo mismo en la tarde de hoy.

Por lo tanto, tras un lunes negro y aciago se pudo disfrutar de un martes con su habitual antítesis: la del entusiasmo de Cerillitos frente al recogimiento del Dolor. Son dos modelos de salida procesional tan distantes como iguales en su finalidad de proclamar el evangelio por las calles. Uno a los sones de una marcha, el otro con un silencio solo roto por el rezo del rosario y el golpe de la horquilla; uno al fiel estilo de las hermandades de capa y el otro con túnicas moradas sin capirote; uno con su dolorosa bajo palio y el otro con sus manos entrecruzadas y su mirada de resignación y tristeza perdida; uno al más fiel estilo costalero y otro con cargadores que se pueden confundir con cualquier otro hermano del cortejo; uno que se gusta por el barrio bajo de la ciudad y el otro que busca el barrio alto. En definitiva, el privilegio de disfrutar de dos maneras de vivir la Semana Santa en un mismo día.

Tras los pasos de la misercicordia

Muestra del bullicio que rodea a Cerillitos era la entrada en la plaza de España de la banda de cornetas y tambores de Arriate.  Lo hacía haciendo pasacalles, confirmando a los congregados en este céntrico enclave que en pocos minutos se abriría la Puerta del Sol. Lo hacía, eso sí, con unos minutos de retraso, ya que faltaba un hermano que llevara el simpecado. Tras encontrar al voluntario y rezarse la oración de salida (acto dirigido por el vicario de la Prioral José Luis Oca, quien invitaba a los hermanos de la Misericordia a "manifestar su fe de la manera más humilde posible"), el primer templo de la ciudad se abría para que los primeros nazarenos salieran a la calle.

A los pocos minutos se iniciaba la primera 'chicotá' del paso del Cristo de la Misericordia por el interior de la Iglesia Mayor. En otras dos alcanzaba el dintel de la puerta y se daba la llamada para salir a la calle. Se mandaba los costeros a tierra para que el Cristo pudiera salir a la plaza de España. El público aplaudía la maniobra y sin bajar el paso se iniciaba una larga 'chicotá' en la que se enlazaban tres marchas. Las dos primeras servían para bajar la rampa de acceso a la Iglesia y 'revirar' rumbo a Vicario. La cuadrilla no paraba hasta la altura de la plaza de Juan Gavala. Larga y trabajada chicotá reconocida por los allí congregados.

Minutos después, comenzaba la maniobra de salida del paso de Nuestra Señora de la Piedad. El palio de terciopelo rojo salía a la plaza de España con los sones de una marcha dedicada a esta dolorosa, 'A mi virgen de la Piedad', que fue compuesta por un hermano. Sin solución de continuidad, la banda de música Maestro Enrique Galán, de Rota, enlazaba con 'Cristo de la Alcazaba' para que el palio alcanzara la calle Vicario.

Toda esta escena la contemplaba un grupo de hermanos del Dolor que, ya vestidos con su túnica, se situaban discretamente en una de las calles que desembocan a la plaza de España. Ya les quedaba poco para que ellos iniciaran su estación de penitencia.

Martes santo con el dolor

Unos 50 minutos después de que Los Cerillitos iniciaran su salida procesional, la Puerta del Sol se volvía a abrir para que el guión morado del Dolor y Sacrificio anunciara la salida procesional de las segunda de las cofradías que hacen estación de penitencia en la tarde noche del Martes Santo.

Los hermanos portando cirios de color tiniebla precedían a las andas de Jesús Cautivo que, como siempre, comenzaba su marcha al ritmo marcado por uno de los cargadores pateros. La corporación había optado este año por la sobriedad en la vestimenta de sus imágenes. Así, el Cautivo procesionaba con una túnica de color blanco marfil que en algún que otro Martes Santo ha llevado.

La noche iba cayendo poco a poco conforme el cortejo iba saliendo del primer templo de la ciudad. Los últimos rayos de sol iban para el Cautivo. Mientras, para la Virgen del Dolor y Sacrificio eran los primeros minutos de la noche.

Y siguiendo con la sobriedad marcada para la jornada de ayer, los vestidores de la Virgen habían optado por un manto liso de color azul y una saya de color granate para la dolorosa. Eso sí, el exorno floral en ambas andas no se modificaba llevando el Señor nuevamente los claveles rojos mientras que los blancos en la Virgen. 

Al cierre de esta edición, la hermandad del Dolor y Sacrificio salía de Carrera Oficial y se encaminaba ya hacia el Barrio Alto. Mientras, Cerillitos buscaba el paso obligado.

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