La antigua Nacional IV, la nueva “jaula” de la motorada de El Puerto

El Puerto/La motorada en El Puerto está siendo este año más multitudinaria que en años anteriores, quizás por el buen tiempo después de una larga temporada de lluvias y borrascas. Miles de motos se han adueñado otra vez de la ciudad, para regocijo de algunos y disgusto de otros, con las consabidas molestias a los ciudadanos de a pie y con algunos episodios diferentes con respecto a ediciones de años anteriores.

Una de estas novedades ha sido la importante presencia, desde el pasado miércoles, de motos de cross, un tipo de vehículo que hasta hace poco no había estado muy presente en los días del Gran Premio de Motociclismo de Jerez. Precisamente muchas de las motos que han estado haciendo el cafre estos días en lugares como la avenida Felipe VI o la avenida de Europa han sido de este tipo, muchas de ellas incluso sin matrícula.

Desde el miércoles los agentes de la Policía Local que han estado atendiendo el dispositivo especial han podido comprobar cómo la mayoría de las motos que llegaban lo hacían sin silenciador, a escape libre, algo que está multado con 200 euros. Cuando les anunciaban la sanción la respuesta de muchos era que se lo habían quitado expresamente porque venían a El Puerto, es decir, que para muchos de ellos venir a esta ciudad significa venir a un lugar donde prácticamente todo está permitido, desde circular a escape libre hasta colapsar las aceras como si fueran un parking o hacer caballitos y acrobacias en una travesía abierta al tráfico.

Fuentes consultadas por este periódico advierten que este año el dispositivo habilitado se ha quedado corto y se ha visto desbordado en varias ocasiones, una de ellas la noche del viernes, cuando una joven de 23 años resultó herida de gravedad tras ser atropellada por un motorista sevillano que hacía el caballito.

Otro joven de un pueblo de Sevilla resultaba con la rodilla destrozada tras arrastrar con ella uno de los separadores de hormigón tipo ‘New Jersey’, llegando a desplazarlo y partirlo.

Ya este sábado la Junta ha informado de tres colisiones con coches y motos implicados y con cinco personas heridas trasladadas al Hospital Santa María de El Puerto, todas de carácter leve y ya de alta. El hospital portuense también reportó una atención por una agresión, cuya víctima ya está de alta.

Y es que la zona de la antigua Nacional IV, desde el cuartel de la Guardia Civil hasta la zona de Porcelanosa, se está convitiendo en la nueva “jaula” que hace muchos años se habilitaba en la Ribera del Marisco, y que finalmente desapareció por orden judicial, tras los litigios ganados ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) que dio la razón a varios vecinos que tuvieron que ser indemnizados.

Tras aquello hubo unos años de cierre completo del centro a las motos, entre los años 2006 y 2012, pero las quejas de los hosteleros obligaron al Ayuntamiento a abrir la mano de nuevo, permitiéndose de nuevo la entrada controlada de motos en el casco histórico hace ya13 años.

Ahora parece que aquellas lecciones aprendidas ya se han olvidado y la permisividad es cada vez mayor, ya sin jaula en Micaela Aramburu pero con discotecas en plena calle, multitud de barras metálicas desmontables y una gran tolerancia ante el incumplimiento de las normas de tráfico.

Pero sin duda la peor parte se la llevan los accesos al término municipal, tanto en la avenida Felipe VI como en la avenida de Europa (cerca de Valdelagrana), donde los caballitos, carreras y concentraciones de personas más peligro presentan.

La Policía Nacional ha dispuesto estos días de 400 efectivos, junto a otros 60 de la Policía Local, pero el problema es la falta de medios, ya que algunas de las infracciones detectadas estos días conllevarían, por ejemplo, la retirada o inmovilización del vehículo, y en El Puerto hay una sola grúa. En definitiva, un dispositivo que no ha cubierto las expectativas, ya que si bien no se puede luchar contra las molestias que supone esta invasión de vehículos de dos ruedas, sí al menos se deberían evitar las situaciones peligrosas que se viven a diario, y que por desgracia se han saldado con varios accidentes en estos días. La invasión de la calzada por parte de los peatones en estas travesías es otro de los problemas, a pesar de la colocación de vallas, tanto en la antifua Nacional IV como en el acceso por Valdelagrana. Habrá que darle una vuelta a un dispositivo que se viene calcando de años anteriores y que seguramente se podría mejorar.