Motorada a dos velocidades en El Puerto

Mientras algunos visitantes disfrutan tranquilamente de la gastronomía local y los atractivos de la ciudad, otros se dedican a alterar el orden público con sus conductas irresponsables

El Puerto vuelve a ser la ciudad sin ley durante las motos de Jerez

Motorada en El Puerto
Motorada en El Puerto / LOURDES DE VICENTE

El Puerto/En El Puerto durante la motorada hay dos bandos irreconciliables. Por un lado están los que encuentran en el evento una gran fuente de ingresos y los aficionados al mundo de las dos ruedas, que disfrutan con el rugido de los motores e incluso con las exhibiciones y quema de ruedas, y por otro los que se ven afectados en alguna medida, bien por el exceso de ruido, por la invasión de aceras y espacios públicos o por la carta blanca que parecen tener para cometer todo tipo de infracciones en estos días.

También entre los visitantes hay dos tipos. Están los que vienen desde hace años a disfrutar de la gastronomía, el clima y el ambiente sin ganas de armar jaleo, y están los que, a veces con motos de escasa cilindrada y poco dinero en el bolsillo, se dedican a alterar el orden público aprovechando esa especie de dispensa que se otorga estos días a quienes deciden saltarse la ley a la torera. El problema es que todos ellos se mezclan en una misma ciudad en la que, a veces, algunos portuenses son los primeros que les jalean al hacer caballitos o acrobacias sobre las motos en avenidas como la de Felipe VI o la de Europa, o en la Ribera del Marisco.

Tras las noches del miércoles y el jueves con ruidos y molestias en distintos puntos de la ciudad hasta bien entrada la madrugada, este viernes el ambiente comenzaba a caldearse en el centro de la ciudad a partir de la una de la tarde, cuando ya las terrazas comenzaban a llenarse de grupos de moteros. Muchos contaban ya con reservas previas y a esa hora era difícil encontrar mesa para antes de las tres y media de la tarde.

También a esa hora se ponía en marcha el dispositivo especial de tráfico que solo permitía el acceso de motos al centro de la ciudad a través de la rotonda de Pozos Dulces, en el que se habían colado algunos turismos en dirección de salida desde Las Galeras, que fueron obligados a dar la vuelta.

Prácticamente todos los bares y restaurantes del centro han sacado este fin de semana sus barras metálicas a la calle, y locales como La Cristalera o Banana han instalado escenarios al aire libre para acoger a distintos DJs hasta el domingo, sin miedo a sanciones por exceso de ruido, algo que tienen que soportar cada año los vecinos de la parte baja del casco antiguo.

El aparcamiento de la pasarela, uno de los habilitados para vehículos, se encontraba lleno de autocaravanas, como ocurre cada vez que hay un evento festivo como los recientes Carnavales de Cádiz.

El mercadillo ambulante instalado en el parque Calderón estaba ayer muy animado desde primera hora del mediodía, con visitantes que paseaban contemplando la oferta de los distintos puestos. Poco a poco la afluencia iba en aumento, repitiéndose también las escenas de días anteriores en los principales accesos al término municipal, algo por lo que está habiendo muchas quejas ciudadanas.

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