La Academia de Bellas Artes Santa Cecilia defiende su legado y el futuro cultural de El Puerto
Sobre la Academia
Comenzamos una serie de artículos con firma de autor dedicados a la centenaria institución portuense
La Academia de Bellas Artes Santa Cecilia celebra este año su 125 aniversario como símbolo vivo de la educación y de la cultura en El Puerto de Santa María. Fundada el 8 de diciembre de 1900 con el propósito de “fomentar todas aquellas actividades culturales beneficiosas para el estudio y difusión de las Ciencias, las Letras y las Artes”, la institución se ha consolidado, a lo largo de más de un siglo, como un referente humanista y educativo en la Bahía de Cádiz.
En sus aulas se han formado miles de alumnos que hallaron en las enseñanzas recibidas no solo un oficio, sino una forma de crecimiento interior y compromiso social. Santa Cecilia ha sido cuna de escritores, artistas, músicos y pensadores, pero también un espacio abierto a la comunidad, donde la cultura se entiende como un servicio público y una herramienta de convivencia.
Hoy, sin embargo, su futuro se ve amenazado. El edificio histórico de la calle Pagador, 1, de titularidad municipal, sufre un grave deterioro estructural. Las grietas, las filtraciones y el riesgo de derrumbe han obligado a clausurar aulas, comprometiendo su actividad educativa que durante años ha iluminado la vida cultural portuense. Ante esta situación, la Junta Directiva ha trasladado a las autoridades municipales la necesidad urgente de actuar, de proteger no solo un inmueble, sino un legado vivo que pertenece a todos.
El Ayuntamiento ha respondido anunciando su compromiso de acometer las obras necesarias y garantizar la reanudación de las clases el próximo mes de enero. Un gesto que devuelve la esperanza a quienes saben que defender la Academia es defender el alma cultural de El Puerto. Porque Santa Cecilia no es solo un edificio: es una memoria compartida, un refugio donde generaciones han aprendido a valorar la belleza, la disciplina y el poder transformador de la cultura.
En un diálogo imaginario frente a su fachada centenaria, Rafael Alberti Merello y Juan Lara Izquierdo, académicos y portuenses ilustres, evocan su significado: —Una ciudad sin arte es un barco sin timón —dice Alberti, contemplando las grietas que surcan los muros—.
—Y si se deja morir esta Academia, se secará una raíz muy honda del alma portuense— responde Lara. Ambos coinciden en que la cultura no se mide por presupuestos, sino por raíces, y que el arte, cuando se comparte, se salva.
Hoy, más que nunca, la defensa de la Academia de Bellas Artes Santa Cecilia es un acto de dignidad, memoria y compromiso con la identidad de El Puerto. Su restauración no es solo una obra material: es una promesa de futuro, una afirmación de que la cultura no se hereda, se cultiva. Porque mientras haya quien aprenda, enseñe o sueñe entre sus muros, seguirá siendo el corazón cultural de la ciudad.
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