Samuel Serrano, cantaor chipionero, me detalla que su afición le viene desde niño a través de la transmisión oral de su padre y su abuelo José, transmisor de vivir y sentir el flamenco día a día en casa. Como referencia tiene a los cantaores que él denomina prehistóricos, de los clásicos que tienen su base cantaora entre los que le influyen y de los que se influye (Tío Borrico, Manuel Torres, Chocolate, El viejo Agujeta, Juan Talega... Se considera un cantaor de la tierra.
Comienza su actuación seguida sin descanso y el acompañamiento de la magnífica guitarra de Paco León, con un toque jerezano de la escuela de Paco Cepero, un toque de genialidad, que, con su dominio, sabe darle su sitio al cantaor.
Presenta el acto la socia más joven de la Peña, Valeria Martínez Sambruno, que con su juventud hace bien su aportación.
El cantaor interpreta siete temas. Comienza por toná, que va cambiando por carcelera, terminando al estilo jerezano por seguiriya. Voz afillá, gitana, denominación que proviene de Antonio Ortega Heredia, qué destacaría por su voz y gran seguiriyero que marcó época en los cantes de Triana. Voz con matices graves y opacos con la característica de ser ronca, rosada y recia, voz apreciada en el siglo XIX y actual por los aficionados calé.
Soleares, con un repertorio que le dedicará al Pititi, destacando sus recuerdos a José Antonio El Sopa y la mítica taberna en la que solía ir a cantar.
Su cante me recuerda a cante gitano del viejo Agujeta, un cante de solera de vinos viejos de tintilla de Rota y moscatel chipionero. Una voz rota que se hace bonita en su cante, sabiendo jugar con la dificultad de su tonalidad, sabiendo subir en los agudos, con dominio de su juventud.
Un buen aficionado jerezano entendido espontáneamente le grita: "Samuel Serrano, cuando canta por soleá las campanas de Regla enmudecen con tu quejío gitano", toda una prosa recitada de Juan Carlos Ruiz Rodríguez.
Canta por alegrías, canta por los medios, subiendo con la dificultad de los agudos altos, sabiendo méterlos, meciéndose con el toque de Paco León.
Seguiriya, la enjundia de la pena y la jondura en la voz de Samuel es agua de manantial que se bebe con la frescura del cante de metales rotos. Con un silencio en la peña que solo rompe su quejío.
Suena la guitarra un poco más alegre e interpreta tientos por tangos, tientos, una modalidad de tangos muy lentos que las investigaciones de la flamencología sitúan en Cádiz, terminando por tangos con ese sabor afroafricano de ultramar y del callejón de los negros del barrio de Santa María.
Fandangos naturales cantando tres tercios, Samuel me traslada con su cante de los Puertos camino de Rota, Chipiona y Sanlúcar, que tantos cantes aportaran a los cantes denominados de los puertos, terminando al más puro estilo jerezano por bulerías. Aquí sí que eché de menos algún guiño al estilo gaditano.
Así lo viví, lo sentí e intento transmitir.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios