Surrealista. No se puede definir de otra manera el episodio ocurrido en El Puerto, donde el pasado domingo se registraba un robo en la céntrica librería Zorba, en plena calle Larga.

Cecilia, la dependienta, estaba a las diez de la mañana de ese día abriendo el negocio y colocando la prensa, cuando al entrar en la trastienda un momento escuchó ruidos. Al salir vio a un hombre manipulando la caja registradora. Tras el susto inicial Cecilia decidió salir a la calle y dejar encerrado al presunto caco en la librería, pidiendo ayuda infructuosamente a la escasa gente que pasaba por la calle en esos momentos.

Mientras tanto el ladrón le rogaba que le dejara salir y le aseguraba haber dejado e dinero en la caja, tirando a su vez de la puerta en sentido contrario.

Un cliente de Zorba se sumó al forcejeo desde fuera, pero en el intento Cecilia se lastimó la mano y se abrió la puerta, dándose el intruso a la fuga.

Con el temblor aún en el cuerpo Cecilia llamó al 091 y no obtuvo respuesta, hasta que finalmente la propietaria de la librería, tras conocer lo ocurrido, sí habló con la Policía Nacional y le recomendaron personarse en Comisaría a poner una denuncia,  ya que se había tratado de un hurto sin violencia.

Cecilia acudió el lunes a primera hora a poner la denuncia y cuál no sería su sorpresa cuando, después de  pasar allí una hora y media esperando, vio entrar en la sala de espera al mismísimo ladrón, que no la reconoció. Tras pasar diez minutos en shock junto al hombre, sin saber qué hacer, cuando por fin le llegó su turno le comunicó lo ocurrido al agente que le atendió, que tras partirse de risa le dijo que  se encargaban del asunto.

Cecilia se marchó y  al hombre le tomaron los datos, aunque se trata de un viejo conocido de la policía con numerosos antecedentes, que al parecer había ido a Comisaría a denunciar a su banco "porque le estaban quitando dinero".

El hombre, tras ser informado por los agentes sobre la denuncia de Cecilia, montó en cólera y anunció que se dirigía de nuevo a la librería para pedir explicaciones, cosa que finalmente no hizo, aunque el día de angustia que pasaron la  denunciante y de su compañera no se lo quita nadie.

Este martes se ha celebrado un juicio rápido al que no ha acudido el presunto ladrón, que consiguió llevarse unos 80 euros de la caja. Cecilia lamenta el susto, las molestias y la pérdida de tiempo, pero sobre todo la impotencia de no haberse visto más arropada en la misma mañana del robo, cuando ningún agente acudió a ver qué había pasado.

Tanto Cecilia como María lamentan la desprotección que sienten en una calle tan céntrica como Larga, donde suelen estar solas en el negocio y sobre todo por las tardes en invierno pasan miedo en más de una ocasión, por lo que piden una mayor vigilancia de la zona y una mayor presencia policial.