Limpieza y reformas, asignaturas pendientes del paseo José Luis Tejada

En la vía que une la avenida de Bajamar con la playa de La Puntilla los residuos se acumulan en las rocas colindantes mientras se hace necesario la reforma de bancos sin respaldo y la colocación de barrotes

Algunos tramos de la balaustrada del paseo José Luis Tejada se encuentran totalmente destrozados, como se puede ver en esta imagen.
Álvaro Sánchez / El Puerto

31 de agosto 2008 - 01:00

La oxidada estructura de una valla de publicidad institucional de promoción turística cubierta de pintadas da la bienvenida al paseo José Luis Tejada llegando desde la avenida de Bajamar. Al asomarnos a la desconchada pintura de sus barrotes, nuestra vista se centra en las pequeñas embarcaciones que permanecen atracadas, junto a las que cada cierto tiempo aparecen el catamarán y el 'vaporcito', yendo y viniendo de Cádiz cargados de pasajeros. Bajando la vista hacia las rocas, un paisaje menos agradable se planta ante el caminante, bolsas de plástico, envoltorios, latas, botellas, cristales, colillas, cáscaras de pipas o pañuelos se mezclan entre las piedras a lo largo de todo el paseo en un cúmulo de desechos que no es de hoy ni de ayer, su origen se cifra en años como delatan unas latas oxidadas. La cercanía del agua y la acción del viento arrastran hasta el río la basura, con la consiguiente contaminación de las aguas. Su limpieza no corresponde al Ayuntamiento sino a la Autoridad Portuaria, que no ha mostrado interés en su limpieza. Lo mismo ocurre con el pinar, que se encuentra en un estado aún peor. Tras el paso por la zona del servicio de limpieza se retiran desechos del paseo y los jardines, que debido a la falta de civismo de algunos genera buena parte de la basura de la zona. Uno de los miembros de la cuadrilla de limpieza asegura que "esta suciedad viene del mercadillo de los martes y sobre todo del botellón. Se limpia cada día pero se ensucia enseguida".

Antes de llegar al mercadillo, a mitad del paseo, el caminante se topa con que algunos tramos carecen de barrotes en los que apoyarse. Más adelante, junto al espigón, la pata de una de las barandillas permanece tirada en el suelo, mientras que uno de los últimos tramos, ya junto al acceso a la playa de La Puntilla, tiene los barrotes rotos apilados en el suelo. Las pintadas son capítulo aparte, ni la escultura del insigne poeta portuense que da nombre al paseo se libra de la acción de los sprays. Y es que el vandalismo se lleva cada año un buen trozo del presupuesto municipal. Así lo confirman los trabajadores de GSC encargados del mantenimiento del paseo de La Puntilla. "La mayoría de actuaciones se realizan para paliar acciones vandálicas, principalmente pintadas y destrozos", comentan mientras reparan una losa levantada por las raíces de un árbol. El Aculadero (que une La Puntilla y Puerto Sherry) y el paseo de La Puntilla, por su parte, mantienen un buen nivel de limpieza sólo enturbiado por pintadas en botiquines y servicios en La Puntilla. Una limpieza que también hay que mantener sobre la arena, y que en cinco minutos costó dos multas a propietarios de perros en la playa del Aculadero ante las amargas quejas a los agentes de una de las señoras sancionadas. "Pues allí también tienen los perros y no les decís nada".

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