La Junta de Andalucía refuerza las medidas contra la plaga de las palmeras

El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha aprobado hace tan solo unos días el decreto que declara de utilidad pública la lucha contra la plaga del picudo rojo, un escarabajo que afecta a las palmeras. La nueva normativa refuerza la obligatoriedad de las medidas fitosanitarias que se vienen desarrollando para evitar la expansión de esta enfermedad en Andalucía, además de fijar la coordinación entre la Consejería de Agricultura, los ayuntamientos y los propietarios privados. En El Puerto, hasta ahora el Ayuntamiento sí estaba actuando con las palmeras de su propiedad, algo más de medio millar repartidas por diversos puntos del término municipal, pero no era obligatorio que los propietarios actuasen en las palmeras particulares. Ahora, con el nuevo decreto de la Junta, entre otras obligaciones recogidas en el documento se encuentra el que los propietarios deberán notificar a la Consejería de Agricultura y Pesca la aparición de síntomas de la plaga, así como permitir al personal técnico autorizado de la Junta el acceso a los lugares donde se encuentren las plantas. Esta obligación de informar de cualquier sospecha se hace extensiva a los ayuntamientos, que además tendrán que facilitar el listado de empresas que realizan labores de cultivo con las plantas sensibles en sus términos municipales.

En el caso de El Puerto, algunos palmerales como los del Parque Calderón están incluidos dentro del contrato de mantenimiento de parques y jardines y por lo tanto el tratamiento contra la plaga lo está aplicando la empresa concesionaria, Cespa, mientras que en los puntos que no se incluyen en el contrato se han adjudicado los trabajos a la empresa Sertra, con un coste de 160.000 euros. Los trabajos de Cespa se incluyen en el contrato con el Ayuntamiento y ha habido que pagar sólo el importe del veneno, presupuestado en 18.000 euros. En la ciudad ya ha habido que talar en torno a una docena de palmeras afectadas. En el decreto se establece también que los productores, viveristas y comerciantes e importadores de plantas sensibles a la plaga deberán inscribirse en un registro oficial y anotar todos los movimientos de las plantas y los tratamientos que se les aplican.

El Rhynchophorus ferrugineus, conocido como el picudo rojo, se detectó por primera vez en 1995 en Almuñécar (Granada). Diez años después, la plaga se extendió hacia zonas fuera de control debido al fuerte desarrollo urbanístico y al consiguiente aumento de las plantaciones y de las importaciones de palmeras procedentes de países contaminados, principalmente Egipto. Se trata de una plaga muy difícil de controlar ya que el picudo perfora galerías de más de un metro de longitud en los troncos y la plaga no se detecta hasta que la palmera está prácticamente muerta.