Sucesos / El Puerto

Indignación por una fiesta con muchos decibelios y riesgo de Covid en la calle Halcón, en El Águila

  • Los vecinos van a interponer denuncia ante las autoridades judiciales y afirman que se han sentido desprotegidos 

  • La Policía Nacional se personó en el lugar, aunque los organizadores siguieron con la música y el trasiego de público

La calle Halcón, situada en la urbanización El Águila, en El Puerto de Santa María.

La calle Halcón, situada en la urbanización El Águila, en El Puerto de Santa María.

El verano en El Puerto de Santa María no deja de arrojar situaciones tensas y abusivas en las que el bienestar y los derechos de los ciudadanos quedan en entredicho. En esta ocasión ha sido en la calle Halcón, en la urbanización El Águila, donde una fiesta multitudinaria y con alto volumen de decibelios, celebrada en un chalé, ha movilizado a los indignados vecinos que han tenido que sufrirla.  

La fiesta se celebró en uno de los chalés de la calle, que a diferencia del resto de las viviendas, suele ser objeto de alquiler por temporadas. Tuvo lugar este martes, día 10, y dio comienzo a las seis de la tarde, extendiéndose hasta las doce de la noche. Aunque ya se habían celebrado alguna con anterioridad, con cánticos a viva voz hasta altas horas de la madrugada, en esta ocasión, los decibelios camparon a sus anchas y el número de personas que asistió fue muy numerosa.

Al menos en apariencia, la fiesta imitaba el clásico formato ibicenco de época anterior a la pandemia: música a todo volumen manejada por un profesional, la calle atestada de vehículos y continua entrada y salida de participantes en la juerga, jóvenes en su mayor parte, con edades comprendidas entre los 20 y los 40 años.

En principio, los abnegados vecinos, que residen allí todo el año, solicitaron a la persona que ejercía de portavoz de la fiesta, que en ningún momento se identificó ante ellos, que bajasen el volumen de la música, a lo este se negó, manifestando que estaba "en su derecho de mantener el nivel acústico hasta las doce de la noche", pese a haber además en los alrededores personas de edad avanzada y delicado estado de salud.

Preocupados también por el coronavirus, los residentes afectados decidieron dar un paso más, y "dado que este tipo de actividades de ocio no están autorizadas en viviendas privadas no acondicionadas, al no poseer la insonorización pertinente, y teniendo en cuenta además la situación en que nos encontramos por el Covid, donde no se permite la reunión masiva de no convivientes", los vecinos decidieron recurrir a  las autoridades.

En un primer lugar llamaron a la Policía Local, aunque desde la Jefatura les comunicaron que no disponían de efectivos para atender la incidencia, derivándoles hacia el Cuerpo Nacional de Policía (CNP), que sobre las 23:00 horas se presentó en el chalé donde estaba la fiesta. Algo más de una decena de efectivos policiales del CNP acudieron a la casa, aunque no pudieron acceder ni al jardín, al carecer de orden judicial, levantando acta de la intervención en la puerta de la calle, pero sin poder realizar mediciones de sonido y otras gestiones propias de la Policía Local.

Una vez que se marcharon los agentes del CNP, la fiesta prosiguió a todo volumen, para desesperación de los vecinos colindantes, que tuvieron que seguir viviendo la insoportable situación de ruidos y la continua entrada y salida de juerguistas a las instalaciones del chalé. 

A las 00:00 horas los organizadores quitaron la música y concluyeron los estridentes juegos y sorteos a través de los micrófonos. Los vecinos de la calle Halcón, indignados, se han dirigido esta mañana a la Policía Nacional para cursar la correspondiente denuncia judicial, que será avalada por cinco familias, y a la que aportarán documentos sonoros y visuales. Los residentes quieren "que se actúe en Justicia" ante una situación en la que han sentido desprotegidos.

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