Tribuna Libre

Carta abierta al alcalde

Estimado señor De la Encina: Duele comprobar, cómo las expectativas de continuar Anydes cumpliendo sus funciones con los más desfavorecidos de la ciudad se deshacen en el fango. Parece ser que por su parte se han zanjado las peticiones contestando en su nombre un consejero o persona de confianza, de las que cobran, pero que acceden al trabajo sin demostrar ni mérito, ni concurrencia, ni capacidad, y que les dice a los trabajadores de la asociación que todo se iba a solucionar próximamente, pidiéndoles que no hicieran “demasiado ruido” para que la ciudadanía no fuese a pensar que es usted un alcalde antisolidario.

Decía Mandela que “una nación no debe juzgarse por cómo trata a sus ciudadanos y ciudadanas con mejor posición, sino por cómo trata a quienes  tienen poco o nada”. Pues en el caso de su gobierno parece que la cosa está clara: nos gobiernan políticos con la empatía de una piedra y con una conciencia que no reúne las mínimas características humanas y éticas para que se les pueda llamar así.

Señor De la Encina, ¿sabe usted como se encuentra la realidad de esta asociación en estos momentos? Me resulta difícil creer que así sea, ya que únicamente pisó usted esta casa para hacerse la foto de protocolo al inicio de su legislatura. Al señor Serrano, como declaró en un artículo anterior, no tenemos los usuarios el gusto de conocerlo por lo que nuevamente se puede comprobar como miente su equipo de gobierno.

Usted pertenece a una clase política que da por buena la violación del artículo 25.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado”, al igual que incumple con el articulo 14 de nuestra Constitución: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. No voy a entrar en desglosarle todo aquello que incumple en referencia a los derechos que tienen los ciudadanos ante la ley, porque no me quiero desviar del problema actual que me lleva a dirigirme a usted a través de este medio, que es el único que por lo visto si le llega, ya que las solicitudes que se instan en el ayuntamiento para ser recibido en su despacho terminan en la papelera.

Le voy a exponer el tipo de usuarios que se encuentran ahora mismo pendiendo de un hilo que puedan disponer de un techo, aseo y un plato de comida. Tenemos personas con problemas psiquiátricos que están bajo tratamiento y son cuidados y atendidos en todas sus necesidades careciendo de más familia que los otros usuarios del centro o los trabajadores y voluntarios. Tenemos otra persona en estado paliativo por una enfermedad grave que aparte del cuidado personal que recibe de los profesionales obtiene el calor humano que tan necesario es cuando la suerte está ya echada. Hay personas jóvenes que se están formando académicamente y empezando a labrarse un futuro laboral para poder independizarse de la institución y vivir independientemente en un país que no es el suyo. Y también tenemos aquellos que son victimas de la gestión del antiguo gobierno de la Junta de la Andalucía, que no tuvo problema en vender a bombo y platillo la renta mínima de inserción como si fuera la panacea, sabiendo que estaban vendiendo humo al tiempo que planeaban una carrera de obstáculos y humillaciones constantes, acompañadas del silencio y la displicencia de la administración con once meses de media para responder a los expedientes. 

“También tenemos un bebé en esta familia, es en lo que nos hemos convertido”

También tenemos un bebé en está familia, porque eso es en lo que te conviertes cuando compartes 24 horas al día juntos por distintas causas compartiendo tareas, espacios y problemas. Por otra parte tenemos a unos trabajadores y voluntarios cuya desesperación por mantener el centro con unos mínimos abiertos les hace contribuir con su bolsillo para comprar material de limpieza o higiene. Que se llevan horas al teléfono y al ordenador tratando encontrar la solución que usted no ofrece. Trabajadores que prefieren en su primer trabajo pedir una reducción de jornada por dedicarse a los más desfavorecidos en comparación con su gobierno que ha estado siempre más preocupado por sus intereses que por dignificar la vida de las familias más empobrecidas. No muestran usted y su gobierno interés por ir a las causas de la exclusión, que tienen mucho que ver con la falta de trabajo remunerado y con trabajos que no permiten salir de la pobreza.

No hay ninguna relación entre la situación de emergencia social que existe en El Puerto y las medidas ridículas que propagandísticamente vende su administración cara al votante mientras presiona a los trabajadores sociales para que asfixien aún más a los que acuden a pedir ayuda a Bienestar Social. Ojalá, más pronto que tarde, cada vez que veamos a alguien que malvive en la exclusión pongamos el foco en quienes lo ocasionan y permiten. 

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