Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Elecciones municipales

Batalla electoral en El Bosque: Mi voto a cambio de un tanatorio

Un pintor enluce una de las blancas fachadas de una vivienda de El Bosque

Un pintor enluce una de las blancas fachadas de una vivienda de El Bosque / Julio González (El Bosque)

El Bosque empieza y termina en Casa Julián. Es el epicentro de la localidad serrana. No hay turista o bosqueño que no termine o empiece el día sentado en una de sus mesas y tomando, como mínimo, un agüita fresquita para combatir las altas temperaturas de este pueblo de la sierra de Cádiz a una hora como la utilizada por este periódico para intentar conocer el minuto y resultado del momento en el que se encuentra este pueblo a días de las próximas elecciones municipales.

Más de 30 grados y cada grado más que se alcanzaba eran menos los bosqueños que permanecían en las calles y eran accesibles para preguntarles por su pueblo y por sus expectativas y problemas para rendirles cuentas a la aún alcaldesa y hacer la carta de reyes para el siguiente o la siguiente.

Victor Atienza (izq.) y Juan Francisco Angulo, propietarios del restaurante Casa Julián Victor Atienza (izq.) y Juan Francisco Angulo, propietarios del restaurante Casa Julián

Victor Atienza (izq.) y Juan Francisco Angulo, propietarios del restaurante Casa Julián / Julio González (El Bosque)

Pues ahí empieza este reportaje, en Casa Julian. Allí, Juan Francisco Angulo y Víctor Atienza regentan como socios este conocido establecimiento del lugar. Llegaron allí cargados de experiencia, ya que hasta hace unos años gestionaron Huerta de Dorotea en Prado del Rey, otro de los veteranos establecimientos de la serranía gaditana.

Angulo hace un repaso mental: “A ver, tenemos colegio, tenemos instituto, tenemos zonas de ocio deportivo, tenemos salón de actos…”. Le viene a la cabeza de repente el cierre del campamento de Inturjoven.

Este alojamiento permanece cerrado desde hace más de dos años y su reapertura necesitaría una serie de mejoras para su posible y reivindicada puesta en uso. El albergue Inturjoven de El Bosque está construido sobre un viejo molino.

Cuenta Juan Francisco Angulo que eran unas instalaciones que habitualmente eran utilizadas para excursiones de los niños, “pero los padres los traían, a lo mejor, el sábado y ya lo que hacían es que se quedaban a comer en El Bosque o, como mínimo, ya picaban la cerveza y la tapa”.

Empleo

El copropietario de Casa Julián habla también de empleo, que, aunque es prácticamente inexistente en esta población, está apoyado en la mano de obra que se genera en el sector de la piel en poblaciones cercanas como Ubrique. Afirma que es tanta la necesidad de empleo que genera este sector que incluso se ha llegado a plantear la posibilidad de extender la marroquinería hasta el suelo de El Bosque dada su continua expansión, algo que sería muy bien recibido por la población de su localidad.

Y tanto es así que son continuos los cursos de formación, talleres y escuelas taller que se organizan en El Bosque para así poder responder a esa demanda que surge desde Ubrique. De ahí que incluso desde los poderes fácticos se reivindique que en el instituto bosqueño se implante una FP o unos ciclos de donde salgan nuevos profesionales del sector que puedan traerse hasta la localidad bosqueña la riqueza que general la marroquinería.

“No creo que en El Bosque haya más de 200 parados”, calcula el propietario de Casa Julián, una cantidad que considera casi coyuntural.

Una singular estampa de una de las fachadas de una vivienda de El Bosque Una singular estampa de una de las fachadas de una vivienda de El Bosque

Una singular estampa de una de las fachadas de una vivienda de El Bosque / Julio González (El Bosque)

En El Bosque el 80% de la población vive del turismo o bien porque son propietarios de alguna casa rural que mantienen en alquiler de fines de semana o de temporada bien porque regentan un negocio que, de una manera o de otra, depende del turismo. “Este es un pueblo vivo”, afirma de manera contundente Juan Francisco Angulo, “aquí no se ve pobreza .Eso se nota. Se ven coches nuevos, se compran y se venden muchas viviendas. Aquí el dinero se mueve”.

Eso sí, el entrevistado guarda un hueco especial en su memoria para lo mal que lo pasaron durante el covid “que dejó el pueblo totalmente parado”, al igual que le ocurrió el resto del planeta. “Imagine, la gente no podía moverse entre un pueblo y otro, así que 30 bares que hay en El Bosque eran demasiados para 2.000 habitantes”.

Afirma Juan Francisco que “nos repusimos del mal trago y pronto recuperamos el movimiento habitual en el pueblo y llevamos tiempo viendo mucha alegría a la hora de gastar en los bares”.

Intentamos arrancarle alguna opinión sobre la alcaldesa, a lo que respondió con un contundente pero meditado “la alcaldesa, bien”.

Y sabemos de lo que vive Angulo, de su Casa Julian, pero le preguntamos que de qué vivía el resto del pueblo. “Pues mire, de la agricultura, ahora ya poco, pero de la ganadería sí viven muchas familias. ¿Le suena la cabra payoya? Pues muchos viven de eso, de las ovejas, del ganado ovino, del caprino, del porcino”.

El 90% del pueblo o vive del turismo o le entra en casa algún dinero procedente de este sector: “El Bosque se llena los sábados y los domingos sobre todo de turismo nacional, y, sobre todo, de gente de la Bahía ,ya que estamos a cuarenta minutos de cualquier localidad de la Bahía de Cádiz”. Y, aparte gente del resto de España y del mundo, sobre todo ingleses, franceses y alemanes que vienen buscando la naturaleza y la gastronomía de este pueblo de la serranía gaditana.

La ruta del Majaceite, una feria

Sobre la naturaleza, Juan Francisco Angulo, el propietario de la venta Casa Julián afirma no ver con buenos ojos a aquellos que critican que la ruta del Majaceite se convierta en una auténtica feria cada fin de semana. Prefiere no hablar de saturación, sobre todo porque “no es bueno morder la mano que te da de comer. La gente suele ser cívica y se porta muy bien, aunque no le niego que es cierto que hay que tenerlo todo perfectamente controlarlo para no acabar con esa fuente de ingreso y con esa riqueza natural que tenemos aquí”.

Reconoce que la popularidad de la ruta les aporta ingresos y atrae a muchas familias cada fin de semana. “El que llega, aunque llegue con su nevera, sus coca colas, sus bocadillos, da igual porque tendrá seguramente que echarle gasolina al coche, seguramente tendrá que comprar aquí hielo, una botellita de agua fresquita, y, al final, ese dinero se queda en el pueblo por lo que mejor no darle la espalda a nada que pueda suponer algún tipo de ingreso para El bosque, según el copropietario de Don Julián.

Rafael, propietario de una carnicería muy concurrida de El Bosque Rafael, propietario de una carnicería muy concurrida de El Bosque

Rafael, propietario de una carnicería muy concurrida de El Bosque / Julio González (El Bosque)

Carnicería Rafael

Pero había que echarle valor y salir de la venta para conseguir más testimonios así que tocaba enfrentarse al Lorenzo y salir cuesta arriba en busca de la plaza del Ayuntamiento. Allí tenía abierta su carnicería Rafael, al que pillamos en ese momento sin público al que atender: “Aquí, nacimientos se ven muy pocos. El bosque se está convirtiendo en un pueblo de personas mayores”.

Él, Rafael, abre todos los días de siete a tres de la tarde y sólo un día a la semana abre sus puertas por la tarde y sabe que su principal cliente es el excursionista o el turista que esta de paso o que se alquila una vivienda rural durante una semanita o diez días en busca de material para una buena barbacoa. “Ya tengo más que asumido que los vecinos de aquí usan al pequeño comercio como el mío para el desavío. Y es lógico que les salga más rentable tirar para Arcos o para Ubrique buscando el Mercadona o el Carrefour para hacer sus compras”.

Rafael se remonta a la crisis de 2008, que dejó muy tocado al pueblo pero “de cinco o seis años para acá, El Bosque se ha hecho más fuerte”. Eso sí, “los jóvenes ya no quieren la hostelería ni regalada y resulta complicado encontrar camareros, pero bueno… Eso ya está pasando en toda la provincia”.

Y para colmo confiesa que el turismo tiene otra cara negativa para el lugareño y es que resulta cada vez más complicado encontrar una vivienda de alquiler a buen precio. De hecho, él, Rafael, admite que vive de alquiler y que paga 300 euros al mes, pero que eso es una raya en el agua porque la media del alquiler mensual ronda los 450 o los 500 euros.

Faltan aparcamientos

Y sigue pensando detrás de su mostrador y sorprende con un “¡Ah, sí, otro problema que tenemos aquí es el aparcamiento, sobre todo durante los fines de semana!”. Relata, a su vez, que en El Bosque han ido desapareciendo poco a poco muchas empresas constructoras y otras muchas que antes se dedicaban a la carpintería y a la venta de muebles que han ido cerrando poco a poco y que “también resultaba otro atractivo para muchas personas que llegaban aquí buscando muebles rústicos”.

Durante la conversación entró una señora en la carnicería que amablemente permitió que Rafael terminara su entrevista. “Ah, se me olvidaba, nos hace falta un tanatorio”, reivindicación que arrancó la carcajada de su paciente clienta.

“Nos han prometido un tanatorio ya muchas veces. Nos dicen que lo van a poner donde estaba el campo de fútbol”. Y no es baladí la petición de Rafael porque, según cuenta, y asiente su clienta, “cuando se nos muere alguien, tenemos que llevar al muerto hasta Ubrique, Prado del Rey o a Villamartín, y luego, de vuelta, traerlo de nuevo al pueblo para la misa y el enterramiento.

¿Y el tanatorio para cuándo?

Confiesa que llevan “toda la vida” pidiendo un tanatorio. De hecho recuerda que “cuando murió mi abuela hace siete años se veló en su casa, pero eso ya no se lleva y nos haría falta, de verdad, un tanatorio con dos o tres salas. Aquí no suele haber cola para morirse, pero, por si coinciden varios a la vez, tendrá que ser un tanatorio qué menos que con dos o tres salas de duelo”.

Pero llama la atención que quieren poner este equipamiento junto a un terreno donde llevan tiempo esperando también que algún día se instale el recinto ferial. “Así que imagínese. Unos podrán llegar allí para velar a un familiar y otros en busca de las casetas de la feria, un contraste un poco raro, ¿no?”, deja caer Rafael ya con una sonrisa y banalizando este luctuoso asunto.

Así que ya, de paso, coló otra reivindicación, un recinto ferial que también se ha convertido en una promesa política que parece que también se hace de rogar.

“Ah, y otra cosa: la plaza de toros tiene muy poco uso”. Cierto es que hace unas semanas acogió con éxito un concierto ochentero, pero poco más . “A mí no es que me gusten los toros, pero hay aún gente del pueblo a los que les gustan las corridas”.

Ya, como despedida, Rafael, el carnicero de la plaza del Ayuntamiento, no quiere quedarse con nada en el tintero y deja ahí, como última queja una movida que parece que tienen desde hace algún tiempo con el sistema de recogida de basuras. “Ahora hacen una recogida, me parece que le dicen selectiva, y unos días tenemos que sacar el plástico, otro día el cartón, otro día la basura orgánica. Imagine que un día le da por cenar boquerones y tiene que tener las espinas en una bolsa hasta que toque la recogida de ese tipo de residuos”. Esto ha provocado que retiren los contenedores de toda la vida y al final, según Rafael, la gente terminal dejando bolsas donde antes estaban esos contenedores y hay días que no se puede pasar por allí “del olor que desprende la basura acumulada”. De ahí que, si es cierto lo que cuenta Rafael, alguien tendrá que darle una pensada a esta fórmula. “Ahora con eso de que llegan las elecciones, a lo mejor limpian un poco más, pero eso no vale para nada”, pone el punto y final Rafael.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios