Batallas Electorales

Alcalá de los Gazules quiere pisar más fuerte

El paseo de la Playa de Alcalá de los Gazules El paseo de la Playa de Alcalá de los Gazules

El paseo de la Playa de Alcalá de los Gazules / Manuel Aragón Pina

Escrito por

· Virginia León

Redactor

Enmarcada por el hermoso Parque Natural de los Alcornocales, a los pies de la A-381, en plena comarca de la Janda, Alcalá de los Gazules quiere pisar más fuerte, que canta su hijo predilecto más internacional, Alejandro Sanz. El pueblo de 5.227 habitantes respira aire puro, paz, tranquilidad y calidad de vida, “aquí se vive bien”, dicen casi al unísono, pero también anhelan un nuevo impulso que atraiga trabajo para la juventud y un futuro más prometedor que frene la despoblación. Más vida para sus calles, sus comercios y más gente para sus casas, muchas vacías, pues de los 11.000 habitantes que alcanzaron en los años 60, pasaron a 5.800 en los 80, que fue la peor caída demográfica de su historia. Desde entonces, no ha cesado el goteo hasta quedar en los 5.227 censados actuales.

Nuevo monumento a los arrieros Nuevo monumento a los arrieros

Nuevo monumento a los arrieros / Manuel Aragón Pina

Alcalá de los Gazules fue romana (llamada Regina) y también musulmana, que fueron quienes la designaron Al-Qalá, que significa “castillo”, del que apenas permanece su torre del homenaje como parte de su pequeño patrimonio, al que se une la iglesia de San Jorge en una reformada plaza, el convento de Santo Domingo y el santuario de Nuestra Señora de los Santos. Pero desde los albores de la democracia ha sido fortaleza socialista, entre pizarristas y peralistas, con pocos deslices en el camino –salvo en los comicios de 2011 con un insólito gobierno del PP bajo el beneplácito de IU–. Un reinado que no parece peligrar (10 concejales de 13 en 2019), enfrentado a una derecha representada curiosamente por dos hermanos del PP y Vox, y aquel mismo candidato de IU. Y al frente, Javier Pizarro como regidor, hijo del histórico Luis Pizarro, un alcalde que además es primo hermano del mismísimo Alejandro Sanz, que volvió a la Alcalá de su infancia para anunciar que será este el rincón donde se construya su Museo, en un edificio aún desaliñado de la plaza alta. Otro proyecto con el que, con permiso del cantante, Alcalá aspira a más.

Edificio donde se ubicará el Museo de Alejandro Sanz Edificio donde se ubicará el Museo de Alejandro Sanz

Edificio donde se ubicará el Museo de Alejandro Sanz / Manuel Aragón Pina

Las preocupaciones de los vecinos

Porque se vive bien, sí, pero desean avanzar. Otro empujoncito para explotar sus propios recursos, de los que son buenos conocedores. Y así lo enumeran sus vecinos en una mañana de mayo de un martes cualquiera, que en medio de sus tranquilas y empinadas calles, plazas y bares, desgranan los problemas de su pueblo, entre palabras de amor por él, eso sí.

Coinciden fundamentalmente en la falta de trabajo para sus hijos y sus nietos, “se tienen que ir y es importante que le den trabajo a la juventud”, cuenta una señora mayor. “Cerca de mi casa veo a un grupo todo el día sentado desde por la mañana hasta por la noche”. Juventud que no se ve a estas horas de la mañana, salvo un joven que está comprando en el mercado de abastos, en el único de los dos puestos que quedan abiertos. “Aquí no hay trabajo y la gente joven viene a ver a su familia y a las fiestas, poco más”, dice Alberto, que acaba de terminar la carrera de Periodismo, “así que tengo que irme fuera”.

Palabras ante las que asiente Mariluz, del puesto de carne Mariluz y Stefano, que es su marido italiano, al que conoció en Los Caños hace décadas y no dudó en asentarse con ella en Alcalá. “Los jóvenes que se quedan están en el campo o el corcho, pero cada vez menos. Esto es más bien un pueblo dormitorio para ellos, que se van a la refinería o trabajan por el Campo de Gibraltar y vienen a dormir”.

Y en cuanto a su propio pan, afirma que “vamos resistiendo pese a la competencia de las grandes superficies”, con un Día y un Super Arcos mediante, “así que le tenemos que echar muchas horas, pero aquí estamos y estamos bien”, sonríe la carnicera mientras despacha al único cliente. Un mercado demasiado vacío que contrasta con lo pintoresco de su fachada, colmado de macetas típicas de patio andaluz. “Esto no parece ni un mercado”, afirma. Porque hay poco bullicio aquí y en toda Alcalá, aunque muchas macetas, eso sí. “Ahora como hay elecciones no paran de poner macetas y macetas”, reclama la señora mayor de antes, afeando también “la dejadez del pueblo”.

No se muestra tan crítico Juan, que aguarda en la terraza del Bar Real Madrid a retomar la partida de dominó, “aquí se está muy bien, es un pueblo muy tranquilo y todo el mundo trabaja o está jubilado”, dice con una sonrisa de oreja a oreja.

Como Manolo y Juan Manuel, de Guarnicionería Manolo y Bar Los Ponis, respectivamente. En sus puestos situados en el Paseo de la Playa afirman que falta eso, trabajo para la juventud. “El mío es un oficio de toda la vida, a veces entra más y otras menos trabajo, pero resistimos, y no soy el único”, comenta Manolo. Tampoco se queja mucho Juan Manuel, que añade que “Alcalá tiene un problema con el aparcamiento, no hay”. Y aunque se enorgullece del maravilloso entorno natural en el que se ambienta su bar, el Parque de los Alcornocales y el Picacho, “aquí no llega el turismo, nunca lo ha habido”, dice, sin lamentarse por ello de la marcha del negocio. “Además –puntualiza– recibimos mucho apoyo del alcalde en pandemia”.

Y es una de las cuestiones que se hacen. ¿Por qué no viene más turismo si se sitúan en la puerta del Parque Natural? Luis Romero, el histórico alcalde también socialista, aparece en este paseo con muchas respuestas que lanza con perspectiva histórica. “El parque está abandonado, no se hacen actividades que fomenten el turismo, no se limpian los montes, no hay infraestructura turística”. Y esto por no hablar de la industria del corcho, “en el que éramos los únicos y nos ha ganado Portugal”, y de un campo “seco, enfermo, que también recibe poca ayuda”.

De hecho, Alcalá tiene un Centro de Interpretación de este parque, pero está cerrado, a la espera de reabrir algún día junto al museo de Sanz.

Pero lo que más le sacude al exalcalde es la ausencia de oportunidades que esperaban con la A-381, “que debía ser un punto de inflexión, que Alcalá es un punto de paso del tráfico entre el norte de África y Europa, por aquí pasan muchos camiones”, pero no está redundando en la economía del pueblo. Tampoco concibe que no haya un mayor tejido industrial, “el polígono la Palmosa ha recibido poca ayuda”, aunque tiene claro el problema de fondo, “y es que no hay espíritu empresarial, y la culpa es de todos, nos hemos acomodado y no se deja un camino a los jóvenes, que es el futuro del pueblo”.

Una realidad que también conoce Jaime Correa, director del único instituto del municipio. “Muchos jóvenes estudian y se tienen que ir”. Además, apunta, la natalidad sigue bajando, hasta el punto de que “solo han entrado 35 niños entre los tres colegios con línea infantil este curso, de modo que hemos perdido una línea”.

Y así lo ha comprobado en sus carnes Nuria Perales, con un hijo ingeniero que trabaja en Sevilla, “y mira que le encantaría hacerlo aquí”, y su pequeño apunto de terminar Enfermería y al que le aguarda el mismo fin. La empresaria, que lleva bastantes años con su negocio dedicado a la moda, afirma que “es cierto que cierran empresas, pero también abren, aunque no demasiadas pues no se puede ofrecer tanta oferta para la población de Alcalá”, comenta de un tejido comercial que parece poco potente, y con algunos carteles de “se alquila” en los bajos comerciales.

A ella le va bien, “tengo mi clientela”, y le gusta vivir en el pueblo, “al que volví tras una temporada fuera”, pero también le apena la falta de una mayor industria en sus polígonos, donde por cierto abrirá ahora un Burger King y una nueva gasolinera. “No entiendo cómo no ha venido una buena empresa a asentarse aquí, pues estamos en la A-381, muy bien situados, una fuerte como lo es por ejemplo El Gazul, de quesos”, que también va prosperando.

Recursos tienen, un mágico entorno, buenas comunicaciones en transporte privado con Jerez, su aeropuerto y el Campo de Gibraltar, además de muchas casas vacías y descuidadas en sus fachadas a las que dar vida, como muestra de la despoblación y de la nula presencia del turismo. Una gran oferta, lo saben sus vecinos, con la que aspiran a dar un paso al frente y pisar más fuerte.

Los candidatos:

Javier Pizarro Ruiz (PSOE):  El actual alcalde tiene el bastón de mando desde 2015, arrasando en 2019, en unos comicios en los que obtuvo 10 de 13 concejales, el 73,36 por ciento de votos. Su puesto está en Infoca, es hijo del histórico socialista Luis Pizarro, se afilió a juventudes socialistas en 1996 y debutó como concejal en 2003. 

Juan Carlos Fernández Luna (IU): El candidato a la Alcaldía por IU es licenciado en Biología y ejerce desde hace 34 años como profesor de Enseñanza Secundaria. En los comicios de 2011 le dio la llave de gobierno al PP, que obtuvo la alcaldía con su apoyo, el único gobierno no socialista de Alcalá de los Gazules en toda su historia democrática. 

Manuel Morales Trujillo (PP): El candidato a la Alcaldía por el PP se estrena. Tiene 23 años y se ha volcado en su carrera política pidiendo excedencia en la empresa sevillana en la que trabaja, vinculada al mundo del arte. Como peculiaridad, es hermano del candidato de Vox, y su afán es crear trabajo para la juventud.

Miguel Ángel Morales Trujillo (Vox): El candidato por Vox tiene 25 años y también se estrena. Como su hermano, ha dejado su trabajo en el kiosko del Paseo para dedicarse de pleno a la política. Aspira a meter cabeza, pues su partido no tiene representación en el gobierno local, y le acompaña su padre en la lista. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios