Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Joaquín Aurioles

Universidad de Málaga

La geoestrategia variable

Instalación de gas en Rusia

Instalación de gas en Rusia

El mundo cambió para siempre tras la pandemia, como tan solemnemente se ha proclamado en tantas ocasiones en los últimos tres años, y la guerra de Ucrania ha venido a acentuar algunos perfiles de su nueva imagen. La tensión que ya existía en torno a la crisis del clima, la desigualdad y la pobreza, la función protectora de los estados o el control estratégico de las nuevas tecnologías se ha visto reforzada con ambos acontecimientos, alumbrando modelos alternativos de organización que cada vez resultan más visibles. El comercio internacional es, sin lugar a dudas, uno de ellos. También el nuevo modelo energético, especialmente en Europa a raíz de la invasión, así como nuevas claves geoestratégicas en el gobierno de la economía global.

La crisis de suministros tras la suspensión del tráfico comercial por la pandemia trastocó la escala de prevalencias dominante en las relaciones globales, en cuya cúspide se situaba la eficiencia, entendida como la búsqueda obsesiva del proveedor más barato. La estabilidad en los aprovisionamientos ganaba terreno frente a la eficiencia y el enfoque global lo cedía ante la organización en bloques regionales, convencidos de que las ganancias en seguridad compensarían sobradamente la pérdida de eficiencia. La invasión de Ucrania fue la prueba de fuego de las consecuencias de una dependencia excesiva en el aprovisionamiento de gas y petróleo ruso y cereales ucranianos. Así es como se ha percibido en Europa durante el último año, junto a sus efectos en forma de inflación y subida de tipos de interés, pero en la Organización Mundial del Comercio también advierten de la posibilidad de crisis alimentaria y energética en las economías más vulnerables.La reacción europea en solidaridad con Ucrania ha significado un duro golpe a su economía por la dificultad de deshacerse de su dependencia energética de Rusia, pero la capacidad de adaptación está siendo espectacular. En apenas un año la UE ha conseguido reducir en un 75% los 155.000 millones de metros cúbicos de gas adquiridos en 2021 y la necesidad de encontrar una alternativa segura está suponiendo un fuerte impulso a la transición hacia un nuevo modelo energético inicialmente basado casi exclusivamente en energías renovables, pero en el que también aparecen nuevas oportunidades de negocio en torno al tratamiento del gas natural licuado (GNL) y el hidrógeno verde.

Para España el proceso es particularmente interesante porque aquí se concentra casi la tercera parte de toda la capacidad europea de tratamiento en planta de GNL y porque, cuando finalicen los proyectos en marcha en otros países, se estima una capacidad de suministro superior en un 65% a la totalidad del gas adquirido a Rusia en 2021.

En la apuesta por el hidrógeno verde se aprecian algunos matices desconcertantes, que también incumben a España de manera especial. Desde una perspectiva global, los parámetros de la transición energética son la descarbonización, mediante el impulso decidido a las renovables; la eficiencia energética o transición hacia una economía menos consumidora de energía; y una mayor equidad, frente a la bofetada de que el 20% de la población consuma el 80% de la energía. Visto desde la perspectiva europea, la descarbonización suponía alimentar con electricidad de origen renovable todo lo que sea posible, limitando el recurso al hidrógeno a aquellos casos donde no es posible llevar la electricidad (barcos, aviones y otros casos similares).

El proyecto H2Med se ve impulsado por la crisis del gas ruso, coincidente en el tiempo con el diseño de proyectos a financiar con fondos Next Generation. La apuesta por el hidrógeno verde en este contexto supone, en la práctica, un cambio de orientación radical respecto del objetivo de descarbonización, puesto el hidrogeno que circulará por la tubería no tendrá su origen en la hidrólisis del agua, sino en el gas natural.Rusia es, sin lugar a dudas, el gran perjudicado en esta revolución, y China no dejará pasar la oportunidad para sacar provecho. Se estima que los ingresos por gas y petróleo en Rusia se han reducido a casi la mitad en el año transcurrido desde el inicio de la invasión y que esto se traduce en pérdidas de 280 millones de euros diarios. Los rusos buscan mercados alternativos al europeo y lo encuentran mucho más fácilmente para el petróleo que para el gas, aunque a costa de importantes rebajas de precio. India está entre los que más se aprovechan, así como también China, que juega sus piezas en el tablero geoestratégico global.

Una de las sanciones a Rusia ha consistido en expulsar a sus bancos del sistema Swift (Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales). Significa que sus bancos no podrán estar en un sistema de comunicación financiera en el que participan más de 11.000 entidades con la finalidad de facilitar los pagos internacionales y en moneda extranjera. Para que se entienda, los bancos rusos expulsados tendrían que volver al fax o a algún sistema similar para este tipo de operaciones, aunque no han tardado en reaccionar impulsando un modelo propio, llamado PESA, pero de alcance muy limitado, en el que llevaban trabajando algunos años.Su intención es evitar al dólar como moneda de referencia en operaciones internacionales y los chinos, que también llevan tiempo promocionando el renminbi como reserva internacional, han reaccionado rápidamente auspiciando la celebración de contratos en su moneda. Hasta ahora sin demasiado éxito (no llegan al 3% de las reservas constituidas en divisas), pero la tecnología puede cambiarlo todo y más concretamente el teléfono móvil. En Singapur, Tailandia y Malasia ya existen sistemas que permiten la transferencia directa de dinero entre esos países a través del móvil y sin ningún tipo de intermediario. Habrá más a corto plazo y esto abre una brecha en el sistema internacional de pagos que sugiere cambios de alcance bastante más considerable que el estrictamente financiero.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios