El consumo de cemento en Andalucía se desplomó un 12% en 2016 hasta alcanzar la cifra de 1.859.125 toneladas, con lo que se situó en los mismos niveles de hace 50 años. Este comportamiento en Andalucía es mucho peor que el registrado en España, donde el consumo de cemento descendió un 3%, según la Asociación de Fabricantes de Cemento de Andalucía (AFCA).

Las exportaciones alcanzaron el año pasado 2.725.910 toneladas, superando en casi un 50% el consumo doméstico, lo que ha permitido que Andalucía sea la primera comunidad autónoma exportadora del país. Según el presidente de AFCA, Jesús Ortiz Used, las previsiones de consumo de cemento en Andalucía para 2017 son de estancamiento en los niveles actuales por el hundimiento de la actividad de obra pública.

Para mantener niveles normales de actividad en el sector cementero, y en el de la construcción en general, se necesita una mayor inversión en infraestructuras por parte de las diferentes administraciones públicas en materia de conservación de carreteras, obras hidráulicas, metros y ferrocarril, así como en infraestructuras de carácter social (hospitales, colegios...).

Aseguró que la vuelta a un nivel normal de actividad de la construcción supondría crear entre 100.000 y 150.000 empleos y, por tanto, reducir el paro en Andalucía hasta en un 14%. El presidente de AFCA indicó que para mantener estos niveles de exportación hay que ser muy competitivos como industria en el ámbito internacional.

También fue presentada ayer la VI Memoria de Sostenibilidad de la Industria Cementera Andaluza (2014-15), que refleja la contribución social y medioambiental de la industria cementera andaluza y de la importancia que esta industria otorga a la Responsabilidad Social Corporativa, a las relaciones con sus grupos de interés y a una comunicación transparente, destacó.

En materia medioambiental, destaca que las emisiones del sector cementero se encuentran por debajo de los niveles establecidos por la ley. Entre 2007 y 2011 la inversión del sector fue de 185 millones, lo cual permitió a las fábricas andaluzas adaptarse a las técnicas de producción más eficientes y más sostenibles desde el punto de vista medioambiental, según los fabricantes.