El nuevo impuesto al gasóleo ya ha sido aprobado en el Consejo de Ministros e incluido en los Presupuestos Generales del Estado de 2019, que se están debatiendo en el Congreso y se votarán en un par de meses. El aumento de esta tasa, que tiene por objetivo equiparar la fiscalidad del gasóleo con la gasolina, ha sido una de las principales medidas disuasorias por las que desde hace meses el mercado de vehículos diésel no para de descender y los equipados con motores de gasolina no para de subir. Los híbridos y eléctricos aún no cuentan al registrar cifras marginales de compraventa.
Según Faconauto, la patronal que integra las asociaciones de concesionarios de España, este vuelco en el mercado ha provocado una negativa consecuencia: el aumento de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera.
Precisamente reducir este tipo de contaminación fue el objetivo primordial de privilegiar el diésel sobre la gasolina durante varas décadas. Sin embargo, ahora en Andalucía se ha pasado de 114 gramos emitidos por kilómetro recorrido de 2017 a 117 en 2018. Tres gramos más que muestran una tendencia que no tiene visos de revertirse. En España el incremento ha sido de un gramo por kilómetro recorrido, según los datos recopilados por la consultora MSI.
Vuelco en las ventas
Esta variación está claramente marcada por la caída en las matriculaciones de los coches diésel en la región. Según Faconauto, las ventas de vehículos diésel se redujeron un 18% en 2018 y ya sólo suponen un 40% del mercado, cuando hasta hace bien poco eran mayoría.
El trasvase de compradores que han optado por los coches de gasolina es claro, ya que el 52% de las matriculaciones son de este tipo de combustible. Sus ventas han crecido un 34,7%. Faconauto advierte de que los motores diésel emiten hasta un 20% más de CO2 y, por tanto, la contaminación dióxido de carbono sólo puede ir al alza en este nuevo escenario. Más aún en Andalucía, donde el parque de vehículos es de media más antiguo que la media española y europea.
"Hay que trabajar pensando en el futuro sin interferir en el presente, con objetivos medioambientales realistas y medibles en el corto plazo, contando para ello con todas las tecnologías sostenibles, eficientes y asequibles para el consumidor. Habría que ir a la raíz del problema, que es un parque automovilístico muy antiguo y contaminante, y propiciar la solución, que pasa por facilitar que se achatarren esos coches viejos, por una nueva fiscalidad verde del automóvil y porque las administraciones se tomen en serio la implantación de los Vehículos de Energías Alternativas", analizó Gerardo Pérez, presidente de Faconauto.
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