Nuevo revés para el A400M, el avión de transporte militar que se ensambla en Sevilla, y que acumula años de retrasos y sobrecostes por valor de 5.000 millones de euros. Airbus sustituirá piezas del fuselaje tras descubrir grietas en uno de los aparatos entregados al Ejército francés, que fue precisamente el primer cliente en recibir el avión. El Gobierno alemán comunicó ayer los planes de la compañía a la Comisión de Defensa del Bundestag en un informe firmado por Benedikt Zimmer, responsable del departamento de compras del Ministerio de Defensa, al que tuvo acceso la agencia Reuters.

"El fabricante está obligado a presentar un programa integral para resolver los problemas detectados", señaló Zimmer, que indicó a los diputados que la reparación de las piezas dañadas podría llevar hasta siete meses. El Ejército alemán ha recibido hasta el momento tres de los 53 aviones encargados, pero ha exigido mejoras en los aparatos ya entregados al no cumplir con varias especificaciones requeridas como el lanzamiento de paracaidistas. El responsable de compras del Ministerio de Defensa alemán señaló a la comisión que la reparación de las grietas se acometerá dentro del plan de modificaciones de los aviones entregados que ya está en marcha.

Fuentes de Airbus Defence and Space admitieron que, "como parte de un control normal de calidad de la flota, se han identificado grietas relacionadas con una aleación". "Este problema no tiene impacto en la seguridad en vuelo y no requiere de medidas inmediatas", señalaron las mismas fuentes, que agregaron que las reparaciones se pueden realizar dentro del calendario habitual de mantenimiento. Además, la empresa informó que en 2011 ya se habían detectado problemas con este material, y que ha colaborado en su resolución con los países clientes y la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA por sus siglas en inglés).

La aparición de las grietas supone el último contratiempo para un programa que ha tenido que superar toda clase de dificultades. La más grave fue el accidente del que el pasado lunes se cumplió un año y en el que fallecieron cuatro personas y otras dos resultaron heridas graves al estrellarse en Sevilla un avión destinado a Turquía en su primer vuelo de prueba. El accidente se debió a un fallo en el software de control de los motores y puso de manifiesto los problemas de terminación del aparato, cuya concepción y fabricación está repartida entre varios países, aunque su ensamblaje final se realiza en Sevilla.

El pasado mes de abril se conoció otra grave incidencia en los motores, ideados por EPI, un consorcio integrado por la británica Rolls Royce, la francesa Snecma, la alemana MTU y la española ITP. Un problema en la caja reductora de los motores que giran a la derecha puede provocar el desprendimiento de piezas metálicas que, en una situación extrema, causa su parada en vuelo. Además de un fuerte impacto en las cuentas de Airbus, esta incidencia podría demorar nuevamente las entregas, lo que podría llevar a que los países compradores cancelen pedidos sin resultar penalizados.

En el caso de Alemania, su Ejército se encuentra en la tesitura de renovar antes de 2021 su flota de aviones de transporte Transall, fabricados hace cinuenta años. Según Reuters, si los retrasos del A400M no se resuelven, Berlín sopesa reformar los Transall para prolongar su vida útil o comprar junto a Francia aviones Hércules o C-17 fabricados por las empresas estadounidenses Lockheed Martin y Boeing, respectivamente.