Diario del Carnaval

El reino animal toma la Cabalgata

  • Los pequeños disfrutaron de un cortejo muy variado en temática, con muchos gigantes de la naturaleza y algunas performances

  • Se echaron en falta a muchas agrupaciones favoritas y más animacion musical

Cabalgata Magna

El mundo animal reinó en la Gran Cabalgata. Una buena representación de animales gigantes se repartían a lo largo del cortejo, muy parecido al de la pasada edición, en un desfile serpenteante que divirtió a niños y mayores, cuando sus patas, tentáculos e incluso gigantes bocas interactuaban con el público. Más allá de este zoo gigante, la diversidad temática tomó el resto de carrozas, una decena en total, en un cortejo con muchos toques de fantasía, modestos espectáculos y performances de bailarines. Resultó más corto que en pasadas ediciones -lo que se agradece- aunque también algo arrítmico en algunos tramos, lo que se pronunció ante la escasa animación musical que pudo palparse en general en el recorrido.

Sobre las cinco y media de la tarde comenzó la cabalgata en la plaza Ingeniero de la Cierva, donde las agrupaciones del Concurso del Falla abrían el desfile. Entre ellas, algunas agrupaciones juveniles y muy pocas de la modalidad adulta, que se echaron en falta por parte de los pequeños aficionados. Sí acudieron a la cita el primer premio en comparsa, 'Los irracionales', además de 'Mi suegra como ya dije', y el cuarteto ganador, 'Lo que el viento se llevó', cuyo personaje estrella, Tamara la niña gótica, lucía menos 'odiosa' y muy aclamada. También acudieron la comparsa 'El rinconcito de los milagros' y 'Los hombres que susurran a la almohada', entre otras.

Así, tras las habituales agrupaciones familiares -entre las que pudieron verse 'Los pio pio',' Los emoticonos de Angelisa', 'Río Grande', 'Cultivando el arte', 'Las moteras' y 'Son latino'-, hizo acto de presencia la primera carroza, la del Cádiz C.F., colmada de banderas de un equipo del que este domingo se sentía muy orgulloso el aficionado.

Y del Cádiz, a la ópera de Wagner, El holandés errante, que inspiró una de las carrozas que portaban espectáculo. Se trataba de una alegoría de aquel barco que no pudo volver a puerto, condenado a vagar por los océanos del mundo, haciéndolo para la ocasión en el mar del Carnaval. Nueve bailarines coreografiaban la esencia espiritual protagonizada por una pareja de piratas a bordo.

A la fantasía marina le siguió un gigante circo de la ilusion. Un maestro de ceremonia, un acróbata, un mago, un forzudo y un payaso daban vida a este grandioso show animal con un tigre, un hipopótamo, un león y una serpiente que no dudaba en engullirse algún humano, ante las risas de los asistentes, incluido su domador.También fue concurrido el mundo de la magia en esta cabalgata, con carrozas no muy espectaculares, pero simpáticas. Las palomas, el tarot, los sombreros de copas y las varitas mágicas dieron forma a una de ellas, tras la que se abrió paso un buen batallón de vikingos y una carroza de bárbaros. Varias agrupaciones con esta temática invadieron así un tramo del cortejo, en el que incluso se libró alguna batalla.

Pero tras la guerra, la paz del bosque y sus hadas, personajes animados que protagonizaron el siguiente espectáculo a los pies de otra tanda de animales gigantes integrados esta vez por insectos. Una hormiga, un saltamontes, una abeja , un escorpión y una araña que no dudó en meter sus patas por todas partes. Y cambiando de tercio, el ritmo del carnaval de Río de Janeiro imprimía dinamismo con los bailes de un grupo de 60 bailarines que abrían el paso de la carroza 'Ya es Carnaval', una alegoría de la fiesta más allá de nuestras fronteras y con la música brasileña de fondo ofreciendo algo de animación.

Como también animó visualmente la orginal performance de seis caballos gigantes con luz, sumándose al rico mundo animal que poblaba la cabalgata, pero integrado por bailarines que le daban vida y plasticidad.Y en medio de tanta fantasía, el punto gaditano lo puso la carroza del pregonero, desde la que se podían escuchar las míticas coplas de la comparsa de los Majaras. Antonio Rico Segura Pedro de los Majaras se acompañaba de los suyos a bordo del vapor de El Puerto, en una carroza muy portuense, con plaza de toros incluida, a la que seguía la de 'Carnaval de serpentina'.

Y entre ambas, la fantasía se hizo de nuevo hueco con los numerosos trolls -igualitos a la película de animación- de una agrupacion familiar, tras la que desfilaba un tenebroso Warlok. Una figura gigante movía su cabeza y brazos de un lado a otro -para pavor de algunos niños-, junto a un nutrido elenco de zancudos y bailarinas mimetizados con el personaje.

Y tras ella, otro gigante, un dragón que no desentonaba en la temática. Como tampoco lo hacía el espectáculo de personajes del bosque, con zancudos, bailarinas y una performance de humanos convertidos en árboles. La faceta mitológica la aportó la carroza 'La fuente de la vida', que redundaba en el mundo animal protagonizado da por el ciervo.

Una de las más bonitas resultó la de 'Alicia a través del espejo', encabezada por una gran figura del sombrerero loco y prologada en el desfile por una agrupación familiar caracterizados de la mítica historia de Lewis Carrol. Y de la fantasía al aire libre, al de los fondos marinos, de la mano de un grupo de originales medusas voladoras que bailaban ondeantes junto a otros seres marinos. Ellos precedían a la carroza 'En el fondo de la Caleta', que representaba a una Caleta muy fantasiosa, con sirenas, peces y estrellas de mar.

Cerró el cortejo la carroza del Dios Momo, un animado José Antonio Vera Luque que junto a los componentes de su chirigota, la misma que ha ganado el primer premio en el Falla, 'Los del planeta rojo, pero rojo, rojo', ponían punto y final a un desfile dominado por la fantasía y un gigantesco y abundante mundo animal.

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