Doña Cuaresma

La 'grasia' de Cadi

Hay algo más gracioso que un chirigotero de Cádiz? Pues claro que sí amigos míos. Un chirigotero de una ilegal de Cádiz. Ohhhhh... qué inteligencia, qué desparpajo para dirigirse a las masas embelesadas con un cubata en la mano mientras se balancea ante efluvios etílicos, qué control de la situación, qué poder escénico. Un mes y pico llevo soportando los berridos estridentes de esa hoguera de las vanidades que es el Falla para que ahora pandillas de licenciados izquierdosos se las den de supremacistas morales bajo mi ventana. Ya es que ni se molestan en rimar estos caraduras del cuplé. Nada, se reúnen cuatro juntaletras, se compran dos litronas de cerveza y se adentran en la marea de orines a la caza de incautos. No van al Falla porque competir es demasiado bajuno para ellos, escuché decir el otro día a uno de estos profetas, pero siguiendo el hilo de su conversación anoté hasta cuatro veces la misma frase: Sin duda somos la ilegal del año. O sea, ¿que no compiten en el Falla porque lo hacen en la calle? No entiendo. El hijo de mi vecina sale en uno de estos grupúsculos podemitas que aprovechan el Carnaval para ajustar cuentas con eso que ellos llaman el capitalismo opresor. Es panadero y reconoce que apenas duerme, que va de Macías Retes al trabajo. Lo comentaba con sonrisa de bobo, mientras aseguraba que había dos o tres ilegales espléndidas. Saqué mi Casio con calculadora e hice las cuentas. Si salen 4.000 ilegales en Cádiz y hay cuatro buenas... ¿cuántas hay infumables? Uffffff...

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