Carnaval de Cádiz 2022

El fracaso de un Carnaval fuera de fecha

  • Las desnaturalización de la fiesta resta atractivo para los gaditanos y merma la llegada de visitantes l Sólo los dos sábados y el viernes la calle recordó a febrero

El coro 'Carrera oficial' avanza hacia un Arco de Garaicoechea desierto.

El coro 'Carrera oficial' avanza hacia un Arco de Garaicoechea desierto. / Jesús Marín

A escasas horas de que se apague la última bengala y el Carnaval de 2022 se ponga a la cola de las fiestas pasadas llega el momento de tomar distancia y valorar una semana atípica pero que, como todo en la vida, ofrece enseñanzas que pueden ser enriquecedoras en el futuro. Más allá de calificaciones, de suspensos o de tildar de fracaso el experimento, hay que destacar que al menos el traslado carnavalesco de febrero a junio ha servido para comprobar que desnaturalizar las fiestas resulta de lo más peligroso. No sólo por la pérdida de identidad, sino por el impacto económico y visual que esto supone. El Carnaval 2022 deja para la historia fotos inéditas: agrupaciones cantando en semisoledad, calles vacías, barras pobladas únicamente por camareros que se preguntan de brazos cruzados donde está la marabunta prometida, hoteles con habitaciones disponibles y la sensación de que el verdadero Carnaval se vivió en febrero, aunque no llevara el marchamo de oficialidad que se ha otorgado a este que finaliza con más pena que gloria.

Vayamos por partes. Hay que decir, porque resulta obvio, que el Concurso lo ha condicionado todo. Y esto parece cuando menos preocupante. Aunque haya quien se pregunte qué fue antes, si el huevo o la gallina, carnavalescamente hablando no hay discusión. El teatro es el templo del morbo, pero es Carnaval, dijo ‘El bache’; es posible, pero si hay que elegir es indudable que la esencia de la fiesta debe primar por encima de todas las cosas, es la celebración de la carne ante la llegada inminente de la Cuaresma y el recogimiento quien debe salir airosa. No puede ser que el calendario del COAC altere el metabolismo del gaditano.

Dicho esto, hay que reconocer dos aspectos: por un lado, que el Concurso ha salvado los muebles del Carnaval de 2022 en líneas generales, máxime al tratarse de un certamen en formato recogido y de un nivel medio más que aceptable; por otro, que quienes (autores y hasta el propio alcalde) insistían machaconamente en la necesidad de dotar al Carnaval de Cádiz de una fecha fija que les separe del calendario eclesiástico y lo acerque a mayo estaban equivocados. Se ha demostrado este año. Mayo es tiempo de ferias, de romerías, de playas, de fiestas más acordes con la llegada del calor. No es época para ponerse a escuchar agrupaciones a las dos de la tarde. Y si al Carnaval de Cádiz se le elimina el componente diurno, el esqueleto resultante no es más que un circuito de tablaos donde agrupaciones de todo pelaje largan unos repertorios trillados durante semanas en el Falla.

Un lunes de coros laboral

Pero, entremos un poco más en profundidad a analizar los motivos del fiasco de público. El Sábado de Carnaval se salvó por el Pregón de India Martínez y las actuaciones de los primeros premios en San Antonio. El resto de la ciudad, salvo La Viña y los alrededores de la plaza de Mina, apenas si notó que estábamos de fiesta. El Domingo de Coros fue todo un sopapo de realidad. Coros cantando solos o casi, apenas ilegales, agrupaciones finalistas rodeadas por una docena de aficionados. El horror nunca antes visto. Ni siquiera las sillas de la Cabalgata se vendieron en su totalidad y sólo se colocaron hasta Asdrúbal. A toro pasado quizá podría haberse fijado esta Cabalgata para el sábado, teniendo en cuenta que el domingo los niños podían despertarse más tarde al no tener colegio.

Porque, sin duda, uno de los grandes condicionantes de este Carnaval ha sido el hecho de eliminar el lunes como festivo local. Y ahí es justo decir que la responsabilidad es en gran medida de la oposición. Por no querer sacrificar el puente del Día de Andalucía del 28F se privó a Cádiz de tener su clásico día de fiesta. Esto condenó no sólo al propio lunes sino al domingo, vacío de visitantes y hasta de gaditanos, puesto que al día siguiente había que trabajar. Porque si el domingo, salvo en algunos momentos en los alrededores de la plaza de Abastos, fue triste, peor lo fue el lunes. Hasta el punto que los coros decidieron el martes concentrar el carrusel de este Domingo de Piñata alrededor del mercado, como se hacía tradicionalmente.

¿Los coros interesan tanto?

Otra pregunta que es inevitable realizar por muy dolorosa que sea. ¿Interesan tanto los coros como para organizar cinco carruseles? Cada coro participante en el COAC y los actos de la calle recibe una subvención de 10.000 euros. No es moco de pavo. Pero este año se ha demostrado que esta modalidad parece interesar más al visitante que al propio gaditano, que en los últimos años ha virado sus gustos hacia la pocavergüen de las agrupaciones ilegales o los romanceros. Por eso se han visto escenas muy tristes de agrupaciones prácticamente cantando en solitario, o a unas pocas personas.

Otra cuestión ha sido la improvisación. Teniendo en cuenta que se preveía una menor afluencia de público por qué a nadie se le ocurrió concentrar a todos los coros en el Mercado, como siempre hasta hace unos años se había hecho. Fue necesario dos carruseles calamitosos para que Ascoga decidiera solicitar esta medida al Ayuntamiento, que la aprobó con el consiguiente revuelo entre los hosteleros de zonas como Plaza Mina.

Otro cantar fue la suspensión del carrusel del viernes por la noche en el Paseo Marítimo. Se presumía que podía ser uno de los actos estrellas del programa de actos, pero el levante lo chafó. No se puede luchar contra los elementos, estamos de acuerdo, pero no parece normal trasladarlo a la plaza de Abastos a las tres de la tarde, cuando los hosteleros de la zona ya habían hecho acopio de materiales. Las previsiones meteorológicas anunciaban levante con rachas muy fuertes desde el pasado lunes, con lo que una vez más se tardó en reaccionar y se perjudicó a todos. A unos porque ya habían preparado sus comercios para una noche especial, a otros, los del lugar al que se trasladó, porque tenían hasta reservas de mesas realizadas que tuvieron que anular ante la exigencia municipal de retirarlas para dejar paso a las bateas de las agrupaciones.

Por contra, durante la semana sí que se dieron imágenes que recordaron a febrero, como la comparsa ‘Los sumisos’ cantando ante un gentío en la escalera de Correos en la noche del jueves. O el bonito duelo de coplas que protagonizaron ‘La misión’ y ‘Después de Cádiz ni hablar’ en ese mismo escenario.

Un Carnaval de tablaos

Así las cosas, lo que mejor ha funcionado este año han sido los tablaos. El de la plaza Candelaria, con los concursos de la Peña La Estrella, y el de la Viña, con los certámenes de popurrí y piropos, sobre todo. Pero también se ha visto a público, aunque en mucho menor medida que en febrero, en el Mentidero o San Francisco.

A los que sí se les ha echado de menos, y de qué manera, ha sido a los grupos ilegales más buscados el pasado febrero. Ya mostraron su disconformidad con el cambio de fecha y salieron a cantar en el mes natural de la fiesta. De hecho, se vivieron momentos extraordinarios en lugares como la Torre Tavira, los alrededores de San Agustín, la plaza, la Torre Tavira o el Cañón, con las calles llenas de gente, en unas imágenes muy diferentes a las de este junio. Y eso que en la noche del viernes la cosa se animó por el centro coincidiendo con la final del concurso de la Viña y el cambio del carrusel de coros a la plaza. Pero el balance general sigue siendo deficitario para un experimento que tras salir de los muros del Falla ha mostrado las costuras.

Los dos días que tuvieron más ambiente fueron los dos sábados y el viernes por la noche, cuando la plaza del Mercado registró más afluencia de público, como antiguamente con los coros, demostrando que sería bueno que quienes han optado en los últimos años por repartir los tangos por otros lugares le den una pensada a esta idea. Entre esto y la final de concursos como el de la Viña o el Mentidero Cádiz pareció de verdad en Carnaval.

Como último apunte, la cabalgata magna mejoró con respecto a otros años. Aunque, por el horario y el hecho de que no fuera fiesta el lunes, no se disfrutara.

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