"Todo ha ido al sitio". Esta frase resume lo que Luis Rivero siempre espera de su coro. Porque, como bien dice, "nosotros arriesgamos mucho, no solo es cantar, es nuestra línea, y es importante que todo se coordine bien". Y a la vista de su cara de felicidad al acabar la actuación de 'Químbara', la cosa salió como se esperaba. A su alrededor, los componentes del coro estaban radiantes ya fuera del escenario. 

Rivero analizaba el nivel de los coros en este COAC 2022 que esta noche de martes cierra su preselección. "Se nota que faltan coros potentes, pero hay que valorar mucho el esfuerzo de los que han decidido concursar. Y, también, la valentía de quienes han decidido no hacerlo, que también hay que decirlo. Pues no era una decisión fácil", argumentaba el autor.

Su condición de cofrade y su vínculo con el colegio Salesianos Cádiz, de donde sale su cofradía, Jesús Despojado, le hacía tener sensaciones "muy extrañas" en el mismo día en el que procesionaba María Auxiliadora, como cada 24 de mayo. "En condiciones normales yo estaría ahora viendo la procesión", admitía. Pero un concurso en mayo tiene estas peculiaridades y acarrea coincidencias insólitas. Rivero, aprovechando que el coro ensaya en el colegio salesiano, sí estuvo en la noche del 23 en la capilla visitando a la Virgen. 

Entre el gentío del coro estaban los diseñadores gaditanos Francisco Maura y José Luis Revuelta, que por primera vez habían diseñado el tipo de una agrupación carnavalesca, cuando hasta ahora solo habían trabajado, en Carnaval, vistiendo a ninfas. "Ha sido una experiencia formidable vivirlo aquí con ellos. Enseguida captamos la idea y ha sido muy fácil trabajar con el coro pues ha habido mucha sintonía", destacaba Revuelta. 

El coro tuvo el detalle de regalar un ramo de flores tanto a los diseñadores como a las cuatro costureras que han cosido los disfraces: María Jesús, Pepi, Maribel y Lola.