Con aire mexicano-gaditano se preparaba desde las tres de la tarde en la tapería El Canijo, calle Abreu, el coro de David Fernández y José Manuel Pedrosa. Con ‘Los del patio’ abrían una nueva etapa después de muchos años con Faly Pastrana. Ayer, el grupo, manteniendo a los pesos pesados de estos últimos carnavales, hacía voces en el salón del citado establecimiento hostelero en un reducido espacio. Familiares y amigos se agolpaban para escuchar de cerca el portentoso orfeón dirigido por Pedrosa que desgranaba los dos tangos que iba a cantar en el Gran Teatro Falla. “Quiero alegría”, pedía a sus muchachos.

Ilustres de este conjunto se habían acercado a saludar. Entre ellos Pedro de los Reyes –su hijo Perico es uno de los componentes– o Fernandito 'El Gitano'. Minutos antes de salir hacia el Falla, y con el salón ya desalojado, Pedrosa y Fernández nos ofrecían algunos detalles. “La idea está inspirada en el mundo mexicano de la muerte, que se resume en la película ‘Coco’. Todo lo que se olvida muere y hemos aplicado esta filosofía a Cádiz”, explicaba David Fernández. Porque desde el patio de las malvas –de ahí el nombre del coro– “Cádiz tiene mucho que recordar, por eso tocamos varios palos de su historia”. Para Pedrosa era un día especial al tratarse de un coro que lleva mucho recorrido detrás pero que viene este año “con ilusión renovada”. El nuevo proyecto, que ha partido de cero en cuestiones de logística e infraestructura, ha sido posible “gracias a un gran equipo de trabajo, porque con un grupo así nada es imposible”.

El patio no es otro que el de las malvas, donde están enterradas mil historias de Cádiz

Los líderes de ‘Los del patio’ se mostraban muy satisfechos con el tipo. “Lo ha hecho Artevida Factory. Fuimos a buscar a esta empresa porque nos había gustado mucho lo que hizo el año pasado con la comparsa ‘Los campaneros’. Son muy buenos trabajando”, apuntaba Fernández. Y piropos, también, para el equipo de maquillaje de Look Art Studio. “Han tardado poco más de dos horas en maquillar a todo el coro”, señalaba el letrista.

Era la hora de partir hacia el coliseo a paso de tambor fúnebre, pues por algo los coristas se meten este año en la piel de un difunto. Les esperaba un estreno en el COAC que se ha hecho de rogar. “La espera ha sido eterna y eso incrementa el nerviosismo. Hay que buscar una fórmula para que la preselección no sea tan larga”, concluía, crítico, Pedrosa.