Chico Cornejo: “Me apunté a las locuras de los Villegas y ahora me apunto a las de sus hijos”
Retrocarnaval
Empezó en comparsas y en 1986 entró en un grupo mítico, el de 'Las momias...', en el que se convirtió en indispensable
Músico, letrista, director, guitarra, caja... en un extraordinario currículum con ocho primeros premios en adultos
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Hablar de Chico Cornejo es hacerlo de un chirigotero indispensable para entender la modalidad en los últimos 40 años. Siempre en un segundo plano, fue el ancla de la mítica chirigota del Love, a quien recurría siempre el grupo cuando las cosas se torcían, a la vez que embellecía y potenciaba los repertorios en los mejores años de este legendario conjunto.
Compañeros de clase en el colegio Celestino Mutis habían formado parte en 1979 de la comparsa infantil ‘Muñequitos de guiñol’. Chico no pudo salir, pero se hizo el disfraz y se incorporó en verano. “José Manuel Manzano fue el que me engolfó para salir”, reconoce. Ya en el grupo, con 12 años debutó en el Falla en 1980 con ‘Los superniños’, tercer premio, “que era de Benítez y Tomás Bertón”. Recuerda entrar en el teatro e impresionarse viendo “a tres tíos vestidos de simios, de la comparsa de El Puerto, afinando las guitarras en el hueco de una escalera. Entonces cantábamos infantiles y adultos en la misma sesión”.
Cambió de aires para salir en 1981 en ‘Los ruiseñores del cante’, “que la escribía Paco Alcántara y salían los tres hermanos Lupi”. En 1982 dio el salto a juveniles con la comparsa ‘Gigolos’, “con un nombre inapropiado e impensable hoy día”. Cuenta que cantó “con una pierna enyesada hasta arriba y me dio un bajón que me tuvo que aguantar por la espalda Manolito Aragón, el de los Callejones, para no caerme. Se cerró el telón y me caí al suelo. Me cogieron en volandas algunos componentes de ‘Los hombres masa’ para sacarme del escenario”.
El salto a adultos, en 1983, fue muy curioso. “Yo estaba con la guitarra con mi amigo Nene en el monumento de la plaza España cantando unas coplas. Se acercó un hombre a decirnos que si queríamos salir con Luis Ripoll. Le dijimos que sí y nos montamos con él en un Ford Fiesta. Llegamos al Club Caleta, que es donde ensayaba la comparsa. Hicimos una prueba y nos quedamos. Fue mi primer año como guitarra”. La comparsa en cuestión era ‘Charanga’.
Con parte de este grupo se hizo para 1984 la comparsa ‘Tu pasado’, de Noso y Jerónimo Montero. “Representábamos a tipos de conocidas comparsas de año anteriores. Creo que yo iba de ‘La sal de mi tierra’ y otros iban con disfraces de Paco Alba o Antonio Martín”.
Cristóbal, hermano de Chico, también de sobras conocido en el Carnaval, era amigo de José Luis Bustelo, que le planteó la posibilidad de llevarse a Chico a su comparsa, que en 1984 había sido ‘Gandhi’ y en el 85 sería ‘En ruta’. Hubo numerosos cambios y entró Chico, cantando delante, en un grupo en el que estaban Kiki, Luis Ariza, Mario Rodríguez, Jaime Alcántara…. “Fue una comparsa muy bonita, muy melódica, propia de Bustelo. Disfrutamos mucho”, apunta.
“Nunca me quise echar el repertorio a la espalda. Me daba tranquilidad contar con un autor"
1986 fue el año de la explosión del grupo en el que Chico ha estado media vida, el del Love, en los inicios conocida como la chirigota de Puntales o de los Villegas. “Mi primo Manolo Cornejo ya había salido el año anterior con ‘Los diablillos salvajes...’. Juanci Villegas se había ido y me llamó mi primo para hacer el verano del 85 con ellos. Yo no me veía en chirigotas, pero me convenció. Luego, para 1986, Manolo no salió porque se casaba. En su boda cantamos unas coplas y mi hermano Cristóbal se subió con nosotros. Los Villegas le echaron el ojo y se quedó. Y debutamos los dos con este grupo en ‘Las momias..’. Fue llegar y besar el santo”.
‘Las momias de güete pa guá los niños’ fue un pelotazo que no se vieron venir hasta el Falla. “Éramos muy jóvenes y solo pensábamos en el cachondeo. Yo viví un cambio muy grande, porque la comparsa era más seria y disciplinada. Ahí escribían todos los Villegas, fue un aluvión de ideas. La chirigota fue calando a medida que avanzaba el concurso”. Fue una agrupación “que enganchó a mucha gente joven porque hacíamos locuras en el escenario que no hacían los demás. Y en la calle fue un disloque. A los Villegas se les ocurrió que la chirigota fuera en batea. Que ni andaba de la gente que había alrededor para escucharnos y los coristas mirándonos de reojo”.
En 1987 la chirigota fue ‘Terror terrorífico en la casa del horror horroroso’, en la que no pudo cantar, en el Falla, por estar haciendo la mili, aunque se incorporó en verano. “Para 1988 ya se fueron Gueli y Paquico Villegas a la comparsa, ‘España la nueva’, y se quedó Nandi para hacer con nosotros ‘Este año no salimos’. Recuerdo que me encontré a Enrique Villegas, que me dijo que sus hijos, juntos eran una bomba, pero separados no”, explica.
La idea para 1989 era ‘Salimos de Marte un miércoles para llegar un jueves porque el viernes era fiesta’, pero desavenencias con Nandi Villegas dejaron al grupo sin tipo y repertorio a dos meses del Concurso. “Vino Gueli y nos ayudó. Ahí escribíamos todos y así sacamos ‘Los barba-coa’. Yo iba de guitarra”.
"La música de 'Los príncipes encantados...' era de Martínez Ares. Cuando nos cantó el cuplé nos quedamos flipados"
Después de ‘Viva Zapata.. de jamón’ en 1990 llegó otro primer premio con ‘Los príncipes encantado, gracias igualmente’. “La música era de Martínez Ares. Cuando nos cantó el cuplé nos quedamos flipados. No era el cuplé de toda la vida, pero triunfamos con esa música”, evoca.
1992 trajo a ‘Los hermanos Strambolini...’ y luego enlazaron tres años con Antonio Martín en la autoría. “De Antonio era la idea de ‘Partido de Risa Obrero Español (PROE)’, que fue segundo premio, y entre él y el grupo hicimos el repertorio, como pasó tantas veces”, destaca. Chico ya montaba y afinaba ahí la chirigota. Y fue el primer año en el que cogió la caja, sustituyendo a Paco Jiménez, que pasó a cantar delante. En 1994 fueron ‘Los tangos bien puestos’ y en 1995 volvieron a la final con ‘Los hombres de Neardenthal...’.
1996 fue el año de otro pelotazo con ‘Una chirigota con clase’. “La idea fue de Bustelo, con los pupitres y los pies colgando. Esto sí lo vimos venir en los ensayos. En principio el papel de Don Adolfo lo iba a hacer el Love, pero entendimos que debía ser alguien más serio. Y Manolo Cornejo lo bordó”.
Reconoce que sacar al año siguiente, con la resaca del pelotazo, ‘Las melladas olímpicas’ fue algo “muy forzado”. Y es que “apenas nos pusimos ese disfraz porque seguimos cantando en 1997 con ‘la clase’. Y también al año siguiente hacíamos doblete con ‘Los juancojones’, que llevamos a algunas actuaciones los pupitres”.
‘Los juancojones’, otro primer premio, “la empezó Luis María y la acabamos nosotros”. Chico siempre estaba en la recámara para echar un cable. “Nunca me quise echar el repertorio a la espalda. Me daba tranquilidad contar con un autor. Cuanto más hiciera el autor, menos marrones me tenía que comer yo”, admite.
" En principio el papel de Don Adolfo lo iba a hacer el Love, pero entendimos que debía ser alguien más serio. Y Manolo Cornejo lo bordó”
Sobre el famoso cuplé ‘En donde yo mejor me lo pasé’ dice que “era una idea del Love que todos los años se la explicaba a los autores que venían, pero no la veían porque podía ser muy borde. Pero en ‘Los juancojones’, por necesidad pues nos faltaba repertorio, nos sentamos y lo hicimos entre unos cuantos. El Love era una máquina de decir tonterías. Había que estar cerca de él para apuntarlas”.
En 1999, para ‘Los pofesionales’, llegan Gómez y Emilio Rosado para la letra y Javo Osuna para la música. “Fue un salto de calidad y de tranquilidad. Aunque yo seguía haciendo, con la ayuda del resto, la presentación y el popurrí, el Gómez era una aportación fundamental. Él era más de cuplés, una eminencia del Carnaval que no quería figurar, pero siempre colaboraba con nosotros”.
Tras ‘Los tontunos’ y ‘Festival de Cannes’, la chirigota enlazó dos primeros premios seguidos con ‘¡Ojú!, ya saltó el levante’ (2002) y ‘Ay, qué malito estoy y qué poquito me quejo’ (2003). Coincidió con que Chico empezó a hacer la música. “El Gómez me convenció de que no llamásemos a nadie para la música. Y me peleaba con él por la extensión del cuplé, que le gustaba más corto, como en la calle. Y yo le decía que no, que el formato para el Concurso era otro distinto. Años más tarde, cuando ‘los exageraos’, con las cupletinas, me llamó para darme la carga y recordarme que él tenía razón”.
En 2004, con ‘No somos nadie’, segundo premio, dice Chico que “quizás fueron los mejores pasodobles que yo he cantado, y es que el Gómez no solo escribe bien los cuplés”.
2005 trajo ‘Los Doctores Jekyll’, tercer puesto, y para 2006 se creó una gran expectación con el nombre ‘Los pishas de Cai’, con autoría de Juanma Romero Bey, continuando El Gómez en los cuplés. “Creíamos que vestirnos de pichas iba a ser un boom. Fíjate que fuimos el Falla en furgonetas, sin hacer pasacalles, para que no viera nadie el disfraz. Pero se abrió el telón y… notamos del tirón que no cuajó. Esas cosas se notan. Lo mismo se habló mucho de nosotros y eso no siempre es bueno”.
‘Los pishas de Cai’ es uno de los ejemplos que pone Chico cuando habla de gustar o no gustar el primer día. “Después de cantar, cuando llegamos al Mentidero, buscando nuestra peña, Los Juancojones, había poca gente esperando. Ya sabíamos que no había nada que hacer. Otras veces se arrimaba mucha gente y entendíamos que habíamos pegado. Así es el Carnaval”.
Esto ocurría en un grupo “que siempre se tomó de forma tranquila tanto el éxito como el fracaso. Y no nos podemos quejar del jurado. Nunca nos han quitado nada. Te puedo decir que algún que otro año no hemos estado ni para semifinales, pero nos han clasificado”.
Volvieron al podio en 2007 con ‘Los prejubilaos’ y luego encadenaron chirigotas que no gustaron tanto: ‘Vueltecita gaditana comparsa de Cai’, ‘Más p’allá que p’acá’, ‘Los falsos’ y ‘Los gafas’. “No nos desanimamos porque siempre fuimos un grupo cohesionado. Y ya en 2012 nos resucitó Lolo Seda con ‘Los puretas del Caribe’, una idea suya muy trabajada con la que volvimos a ganar”, relata.
"Creíamos que vestirnos de pichas iba a ser un boom. Pero se abrió el telón y… notamos del tirón que no cuajó"
Tras sacar ‘Los optimistas...’ en 2013 llegó el reconocimiento del pregón del Carnaval para esta chirigota. “Manolo Cornejo decía que esa era la guinda para después retirarnos. Él lo cumplió, pero nosotros volvimos al Falla”. Fue con ‘El que entra no sale’ en 2015, segundo premio, de Alvarado y Vergara. Con estos autores sevillanos siguieron en 2016 con ‘Los que viven de gañote’, pero “faltaba el capitán y aquello ya iba haciendo aguas. A lo mejor tenía razón y aquellos años sobraron”.
Chico Cornejo probó entonces la calle con ‘Los Pop-Jackson’ y regresó junto al grupo en ‘Los cachitopan’, de Remolino y Javi el Ojo. “Sabíamos que no teníamos nada que hacer ya pensando en la final y cantamos en semifinales un pasodoble de despedida. Pero, ojo, este pasodoble estaba hecho de antes. Luego, el Ayuntamiento nos regaló poder despedirnos en la final”, comenta.
Pero Chico siguió teniendo la puerta abierta al Carnaval. “Para 2022 me llamó Remolino para salir en la comparsa ‘La boquita prestá’ y así salir por una vez con mi hijo David. No me lo pensé”. Y cuando ya parecía que esta agrupación sería el final de su trayectoria, apareció Gueli Villegas para ofrecerle salir en una chirigota que iba a hacer con sus hijos Lale y Juanmi. “Él tenía mucha confianza en sus hijos. A mí me sorprendieron. Yo les dije al principio que probaríamos y que en noviembre decidiríamos si ir al Falla o para la calle, cosa que Lale y Juanmi aún me recriminan. Y al final… primer premio. Un regalazo”, expone cuando habla de ‘Los exageraos’ (2024). Repitieron final este año con ‘Los disléxicos’ y preparan para 2026 ‘Los desconfiaos’. “Yo me apunté a todas las locuras de los Villegas y ahora me apunto a las de sus hijos”, dice Chico.
Es consciente de que el final “está más cerca” y que le pesan “sobre todo las actuaciones fuera de Cádiz”, pero de momento aguanta porque sale con sus amigos. “En otro sitio no me vería ya”, concluye el chirigotero.
Más de media vida repartiendo la prensa
José Manuel Cornejo Benítez nació el 17 de abril de 1967 en el número 14 de la calle Ahumada, junto a la plaza de Mina. Estudió la EGB en el colegio Celestino Mutis y 2º grado de Metal en San Severiano. Tras hacer la mili, en 1987 entró a trabajar en la distribuidora de Diario de Cádiz, luego en Distrimedios, Distrigades y ahora en Transportes Boyacá. Está casado con Pilar Prada y tienen dos hijos: David, autor y componentes en comparsas y chirigotas, y Sara.
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