El callejón del duende
Comparsa
Localidad: El Puerto
letra. José Manuel Martínez Sierra ‘El Taka’.
música. Ramón Ríos Núñez.
director. Manuel Sánchez Monreal.
el tipo. De piratas, de uno que se llama El Duende como el callejón del Pópulo.
En cuartos: Su leyenda, la de un pirata, El duende, que le da nombre al callejón del Pópulo, les sirve de presentación con aires buleaeros a esta enérgica comparsa. Energía más controlada al comienzo de los pasodobles. Al comienzo, luego se van viniendo arriba y entonan de forma más agresiva y algo descontrolada.
Vamos a por las letras. En el primer pasodoble le preguntan a un ciudadano "¿por qué te llevas las manitas a la cabeza cuando te dicen Podemos?", "¿a qué tienes miedo?", para después hacer un a crítica a los dos partidos mayoritarios. Falta un poco de lírica. En el segundo, de corte sentimental, tiran del pasodoble-historia de un hombre que padece alzheimer y, antes de que la enfermedad termine de nublar su mente, agradece a su mujer sus cuidados antes de que se olvida de ella y de lo mucho que la quiere. Los cuplés con el mismo remate, para un falso Sopa. En el primero, lo confunde un supuesto seguidor de la comparsa en el ensayo general, en el segundo con el programa de Adán y Eva de por medio. Muy regulares. El popurrí no levanta el repertorio. No los veo en semifinales.
En preliminares:
El Duende, un pirata que escondía su botín en cierto callejón gaditano, llega al Gran Teatro Falla intentando mantener la esencia de la comparsa de los gitanos. Y los paseos a la orilla del escenario y algunos compases flamencos perviven en un repertorio que pierde mucha fuerza, muchísima fuerza, con una interpretación desentonada y chillada por momentos y a la que le falta raigambre, quizás. De hecho, si empiezan más embalados se van desinflados para llegar exhaustos al popurrí.
En la pieza inicial nos cuentan la historia de su personaje, el Duende, y su reflejo en el gaditano actual, el que vive “trapicheando” del “contrabando” para “ir tirando a diario”. Piratas de Cádiz, “piratas de boquilla”.
Pasodoble muy parado, con sus requiebros flamencos para no perder esencia y como gustándose, lástima, que lo chillan mucho, impidiendo que lo paladeemos y provocando que lo suframos. Primero, una autoletra, a sus autores como exponentes de la unión entre “dos pueblos hermanos”. No sé si era necesario explicar esta historia donde nos cuentan el gusto de uno y de otro, de dónde vienen y que colaboran. Es como una tarjeta de visita. Mucho mejor la letra y el tema del segundo pasodoble, un gran rapapolvo a la Real Academia de la Lengua que aún no ha cambiado las acepciones ofensivas (y además falsas) sobre la palabra gitano, al que se define como “ratero y estafador”. “Le exijo que cuiden su vocabulario” para hablar de mi pueblo, espetan con toda la razón del mundo en una letra que, bueno, tiene mucha intención.
El primer cuplé si me parece simpático para la modalidad. El yerno del Rey en la cárcel jugando balonmano mientras que la exinfanta lo ve “desde el banquillo”. En el siguiente consuelan a su Ramoni , desolado, tras los destrozos que han causado unos vándalos en su local de ensayo. Un pase irregular.
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