La quema de la Bruja Piti quedará marcada en la memoria de muchos de los que asistieron a la tradicional cita desde las primeras filas. Y no precisamente por la efímera presencia de la figura cuya quema significa el punto y final del Carnaval de Cádiz, sino por la falta de previsión de las autoridades pertinentes, que no planificaron que el viento de poniente provocaría que las cenizas de la bruja, muchas de ellas incandescentes aún, alcanzarían a los mejor posicionados por la zona frontal, provocando incluso una pequeña 'estampida'. 

La presencia de Policía Local, Protección Civil y Bomberos, además de la concejal de Fiestas, tranquilizaba a cualquier asistente en los momentos previos de la quema, puesto que se presuponía que todo debía estar bajo control en el Paseo Fernando Quiñones. Pero evidentemente, hubiera sido necesario una mejor planificación en cuanto a la distancia a la que debía situarse la valla de seguridad, pues los fragmentos del ropaje quemado de la escultura alcanzaron pronto al público, provocando escenas de pánico por esta zona en estos primeros momentos. La cortina de agua de bomberos sofocó el fuego, pero tampoco pudo impedir que se dispersaran las cenizas por buena parte del público que empezó a correr, causando incluso pequeñas quemaduras en algunos asistentes. Finalmente todo quedó en un susto y parece que no se ha registrado ninguna denuncia, pero la escena podía haberse evitado.