Obama no puede dormir

¿Qué te pasa, negrito mío, que te veo inquieto y dando vueltas en la cama? ¿Te impresiona dormir en el mismo lecho que utilizaron Kennedy y Lincoln?

- No es eso, Michelle de mis carnes, es que tengo que estar atento a todos los problemas del mundo y me preocupa el Carnaval de Cádiz.

-No seas tonto, Barack, ya verás como los autores de Cádiz no te critican. Tú no eres el bestia de Bush y vas a arreglar la crisis económica en diez minutos.

- A la crisis me refiero, negraza. Inteligencia me ha enviado imágenes de los prolegómenos del Carnaval y allí hay hambre. Créeme, cariño mío. En Cádiz hay gente dispuesta a guardar dos horas de cola para comerse un ostión.

-¿Qué es un ostión?

-Como una ostra del Maine, pero en basto. Y lo malo es que la abre un hombre blanco con las uñas más negras que uno de mis antepasados de Kenia. Estoy preocupado, Michelle. Allí le llaman ostionada, pestiñada y erizada, pero mis analistas me informan que, o se trata de la hambruna, que ha cruzado el Estrecho de Gibraltar, o es que los gaditanos son unos auténticos esmayaos.

-Olvídate, Obama. Por cierto, negrito zumbón, déjate de Guantánamo y ponme un ratito mirando hacia Rota.

-Michelle, cariño, no seas ordinaria que hay micrófonos por todos lados.