José Antonio Vera Luque | Un autor en descanso

"Necesitábamos echar de menos el Concurso"

  • Del año sabático de su agrupación, de los límites del humor, de su trayectoria y de la modalidad habla uno de los más laureados autores de los últimos años

El carnavalero José Antonio Vera Luque, en el Café de Levante.

El carnavalero José Antonio Vera Luque, en el Café de Levante. / Julio González

Con cinco primeros premios de chirigota en ocho años, tres primeros premios de cuarteto consecutivos y, quizás la mayor gloria, decenas de versos enredados en pasodobles, estribillos y cuplés que ya son propiedad de las bocas de sus paisanos, José Antonio Vera Luque es por derecho propio una de las primeras espadas del Carnaval de nuestro tiempo. Desde la tranquilidad de un año sabático de coplas nos invita a un café.

–Me cita en el Café de Levante, ¿por qué aquí?

–Porque es un sitio especial para mí, para mi grupo y mis amigos desde hace más de 20 años. Yo soy vecino de una calle muy cerquita y empecé a parar aquí por amistades y ya se ha convertido en nuestro sitio, somos casi parte del mobiliario del Café. Yo muchas veces digo que es como la peña, ya que los movimientos de las peñas se han perdido, pues esto, sin tener ni mucho menos las formas, es como nuestra peña.

–¿Ha venido un poquito más este año? Lo digo por eso del descanso de su chirigota. Por cierto, el primero sin competir en el COAC desde que pasó a la categoría de adultos

–La verdad que el tema del descanso lo estoy llevando bien porque era algo que estaba en la hoja de ruta de la agrupación, después del ritmo que llevábamos y demás. Algún año teníamos que parar y coger un poquito de oxígeno y yo creo que este año ha sido ideal por muchas cosas, entre ellas, porque yo no era el único que lo estaba deseando, entre otras. Y nada, lo llevo muy bien, no he sufrido nada y se me ha pasado muy rapidito. Yo creía que el otoño se me iba a hacer eterno y cuando me he querido dar cuenta estamos en Carnaval. Sobre todo, creo que vamos a notar el postcarnaval, que siempre hemos estado muy liados, y eso nos va a dar mucho oxígeno para cuando llegue verano ponernos las pilas.

–Entonces, vuelven el año que viene seguro

–Volvemos seguro.

–¿Cómo fue? ¿Quién dice a quién lo de descansar?

–Yo estaba loco por descansar y como el Puchi me conoce muy bien me dijo: “mira, como tú no me lo vas a decir a mí yo te lo voy a decir a ti, vamos a descansar”. (ríe) A eso se suma que ya dos o tres componentes nos habían dejado de caer que no saldrían al año siguiente, digamos que había como mitad de grupo que estaba deseando descansar y otra mitad pues esperando a ver qué decidíamos. De todas formas, cuando yo planteé razones, motivos, pues del tirón lo tomaron perfectamente. Y, es más, yo dije que quien tuviera ganas o necesitara salir pues que lo cogieran si tenían algún ofrecimiento y que dentro de un año habláramos. Pero qué va, nadie sale, así que cuando volvamos, de partida, estamos los mismos.

"He hecho cuplés que no cantaría ahora pero hacer uno que ofenda a un fascista, eso me encanta“

–¿Cuáles son esos motivos?

–Ya te digo que, principalmente, porque era algo marcado, el año del descanso estaba contemplado desde el principio. Yo creo que es bueno echar de menos y que te echen de menos. Queremos que nos echen de menos pero también nosotros queríamos echar de menos esto, porque estábamos en un punto que el año pasado, por ejemplo, uno llegó a decir en el local, “quillo, creo que esto no me gusta ya”. Y ahí es donde te salta la sensación de pues esto no puede ser porque esto nos ha gustado siempre, esto nos gusta y no puede ser que, por lo que sea, deje de gustarnos. Así que uno de nuestros objetivos este año es echar de menos el Concurso, lo necesitábamos.

–¿Y no pesó en esta decisión las líneas que empezaron a trazarse el pasado año sobre el humor y cómo afectó a su chirigota?

–No te voy a esconder que eso nos quemó bastante... Aunque teníamos una quemaera, digamos, general, no de algo puntual el año pasado o de una situación concreta. Viene de muchos años atrás. Un cansancio mental y físico de esa rueda que es el Carnaval que cuando termina el Concurso vienen los compromisos y luego ya tienes que pensar en otra y así un año y otro año, y otro... La presión de los premios, también, y en esa ensalada pues puedes meter también ese ambiente raro que se ha montado de unos años para acá y, principalmente, el año pasado, con el tema de los límites del humor. Pero no es el detonante de este descanso. Es que hoy en día llevar un grupo todo el año conlleva un desgaste.

–Y, en su opinión, ¿cómo resolvemos la dicotomía humor/respeto?

–Cualquier cosa es complicado que sea aceptada por el 100% de las personas... Pero es verdad que corren malos tiempos para el cachondeo, y no sólo para el Carnaval, aunque para nosotros es una historia nueva. Nueva en el sentido en que te pones a repasar carnaval de hace unos años y escuchas cosas que piensas, uf, esto ahora sería complicado cantarlo, y lo piensas porque realmente ves que la sociedad avanza y hay que ir cambiando y evolucionando con ella, y eso es buenísimo. ¿Encarar esto? Pues yo diría que en función de la conciencia de cada uno, que cada uno escriba lo que crea que tiene que escribir. Siempre digo lo mismo, todo el mundo tiene derecho a ofenderse también. Lo mismo que hay libertad en el humor, que me parece excepcional y que debe imperar, también está el derecho a sentirse ofendido, y eso no se lo podemos arrebatar a nadie. Lo que hay que tener muy claro es que todo debe poder tener chiste pero que hay que tener la habilidad de hacer el chiste. Los que tenemos la posibilidad de estar allí, en el Concurso, tenemos que ser consciente de lo que cantamos, cómo lo cantamos, el contexto... Yo creo que hay que estar preparado para lo que venga y, quizás, por ver lo bueno, también esto nos obliga a exprimirnos la cabeza un poquito más.

"Nos gusta lo fresco pero si es de alguien que no conocemos; no admitimos los cambios en los referentes"

–Bajo este prisma, ¿dejaría de hacer o de cantar algo que ya ha hecho?

–Pues mira, por ejemplo, cuando hicimos ‘Esto conmigo no pasaba’, lo de Franco, pues eso lo haría igual, es más lo volvería a sacar aun sabiendo que me podría traer hoy más problemas que los que tuve hace 12 años. Sin embargo es cierto que a lo mejor he hecho cuplés o chistes que no los cantaría ahora porque ya no me gusta ese tipo de humor, y creo que eso es bueno, ser consciente que a lo mejor contribuiste sin saber a ofender a un colectivo más débil. Ahora, te digo, hacer un chiste y ofender a un fascista me encanta. Esa es la historia. Cada uno tiene que saber su límite y en qué lugar está.

–Hablando de humor, ¿cómo ve la modalidad de chirigota?, ¿sabe que este año en la categoría infantil, por ejemplo, no había ni una chirigota de Cádiz capital?

–Lo de los niños no me había dado cuenta... Vaya... Es que la chirigota tiene una serie de complicaciones que no tiene, por ejemplo, la modalidad que reina en este tiempo que es la comparsa. Hoy día, el chiste, como decía cierto anuncio, está muy cotizado, sobre todo en Carnaval que se tiene que alimentar de un humor instantáneo, de sacar la noticia fuera, y las redes sociales copan mucho humor y muy bueno, hay tuiteros estupendos que te hacen ya el cuplé sin que tú hayas cogido todavía ni el papel ni el boli. El tuit es instantáneo, el cuplé tienes que escribirlo, ensayarlo, cantarlo allí y no equivocarte. Ahí las redes sociales nos han ganado. Y otro problema que tiene sobre la comparsa es en el terreno de los tipos e ideas. La comparsa tiene el beneficio de la fantasía, de las alegorías, te puedes inventar un personaje para una comparsa, pero la chirigota tiene que caricaturizar algo que existe. Y, claro, se van agotando. Por otro lado, con respecto a los niños, que le estoy dando vueltas, creo que tienen más interés en ser ejecutantes que en crear. Los que escribimos siempre somos los mismos desde hace muchos años. Bueno, y que también son las modas...

–Cuesta que salgan autores, y hablo de todas las modalidades, pero, ¿no ocurre también que a los nuevos les cuesta cada vez más llegar a puestos de interés en el Concurso? En plata, ¿siempre sois los mismos?

–Entiendo lo que dices, pero a ver, en comparsa y coro entiendo que sí, que suelen siempre ser los mismos autores los que están ahí arriba, es muy difícil que irrumpa un grupo nuevo... Ahí tienes a Germán, que hace cosas muy buenas y le está costando la vida, a Fran Quintana... Y van dando pasitos, pero cada pasito es un año, y para subir un escalón cuesta aquí cinco años de modalidad y eso aburre... Pero en chirigota lo veo diferente. El humor tiene la ventaja de que si tú haces algo bueno vas a estar, ahí no hay tu tía, vengas con el nombre que vengas, y todos los años hay ejemplos de esto. ¿Cuál es el problema en chirigota? Mantenerse. ¿Cuántas chirigotas han pasado la final en los últimos diez años? Más que comparsas seguro. Comparsas son las cinco o seis que van rulando y chirigotas hay 14, ha estado el Bocu, el Bizcocho, el Popo, el Cascana, los de Chiclana, El Canijo, el Love, el Selu, El Sherif, Santander, nosotros... Todas en algún momento han estado, y si todas mantuviéramos ese nivel, pico arriba o pico abajo, hablamos de que habría ahora mismo 12 o 13 chirigotas dignas de final en el teatro. El problema es mantenerse y cuesta mantenerse porque es humor, y ahí está la dificultad.

–Aunque después está quien desarrolle con mayor o menor fortuna, ¿cuánto pesa una buena idea, un buen tipo?

–La idea es la clave de todo, después, está claro, no llegas arriba del todo sin un buen desarrollo. Mira yo recuerdo el año de los Erasmus y los de Grease, ya en la parrilla de salida ellos iban por delante porque tuvieron una idea genial y muy para ellos, y nuestra idea era más limitada. O nosotros cuando los políticos, la de Rajoy, pues ese tipo nos lo daba todo ya, es más fácil, más llamativo... Y todos los años no se tienen buenas ideas, y más cuando es un camino contrarreloj. Tú sales de un Carnaval muy bueno, con una pedazo de idea, y ahora te tienes que inventar otra, y pasa abril, y mayo y llegas a agosto sin la idea clara y tienes que tirar de algo porque te tienes que poner a funcionar, y entonces no explotas igual. Y esa cocina no la entiende la gente cuando te dice: pues este año va más flojito o este año otra vez lo mismo. Es que nosotros no tenemos una máquina para sacar ideas buenas todos los años. Y, además, súmale que como público estamos acostumbrados a que nos guste lo que esperamos de cada uno.

–¿Eh?

–Sí, mira, por ejemplo, escucho a Manolo Santander y quiero que suene a Manolo Santander y me gusta así. Y en ese amoldamiento tenemos poco margen. Nos gusta lo fresco pero si es de alguien a quien no conocemos, no admitimos muchas veces que el cambio lo dé alguien que nosotros tenemos como un referente. Si ahora el Morera sacara un cuarteto de palo, de rima y estático, no entraría, queremos que Morera haga lo que hace Morera. Y los que salimos lo sabemos. Quizás ahí sea más misión del público abrirse.

"La chirigota que nos salió más flojita fue ‘Los jesusitos’, y por la que tengo más predilección es por ‘Los Superpop'"

–Peor y mejor chirigota suya

–A ver de las chirigotas, ya compitiendo fuerte y eso, yo creo que la que más flojita salió fue la de ‘Los jesusitos’, y yo la escucho y me gusta, pero quizás por que tuvimos poco tiempo para prepararla, o porque fue un año para mí complicado porque estaba liado con otras historias, quizás no explotamos el tipo del todo. También el grupo en ese momento estaba empezando a quemarse, de hecho de ahí se cambiaron gente para ‘Los máquinas’... Eso pudo pesar. Y la que más me ha gustado, pues tengo especial predilección por ‘Los Superpop’ porque me lo pasé muy bien haciéndola, buscándole la estética, investigando, escuchando música de la época... También es que veníamos de ganar y teníamos casi asimilado en el grupo que no íbamos a ganar otra vez, pero el concurso fue derivando de una forma que nos fue cambiando el chip y hasta que llegó el día de la final, que fue uno de los días más tensos y bonitos que yo recuerdo. Ese pase es mágico por muchos motivos... En fin, no sé si es la chirigota que hemos hecho con más calidad pero para mí es la más especial a nivel de recuerdos. Bueno, y que el popurrí ‘Los Superpop’ me encantaba cantarlo todo el año, quizás, más que ningún otro popurrí mío.

–Ha nombrado a ‘Los jesusitos’ que creo que fue una especie de bisagra que llevó a una nueva etapa en el historial de su chirigota. ¿La vuelta en el próximo año puede ser otra nueva etapa?, ¿se lo toma así?

–Sí que hay un cortecito ahí, en lo que dices de ‘Los jesusitos’... Y con respecto a la vuelta, es cierto que este tiempo nos está sirviendo para pensar muchas cosas, para pensar maneras de hacer la chirigota cuando volvamos y hacer cositas que a lo mejor son necesarias... Al igual que te decía antes que la gente no admite el cambio cuando haces las cosas de determinada manera, a lo mejor, con un cortecito por medio, con un parón como éste, cambias un poquito y a lo mejor la gente está más abierta a admitirlo. Así que a lo mejor vamos a seguir buscando cositas, giros y forma de hacer las cosas no tan parecidas a las que hemos hecho en los últimos años. Dentro de las ideas que nos rondan, porque digamos que no estamos del todo parados, hay algunas que quizás puedan tener otro girito. También vamos cumpliendo años y vamos viendo otro tipo de cosas... Y no somos la chirigota de la noche loca de carpa (ríe)

–¿Sabe qué va a hacer el día de la Final?

–Lo sabemos sí, porque tenemos un compromiso adoptado desde hace mucho tiempo en Fuenlabrada, tenemos que ir a cantar allí el día 1. Así que la final vamos a empezar a verla en un autobús camino de Cádiz y llegaremos aquí a la mitad y ya la seguiremos viendo hasta el último momento. Yo creo que va a ser una final muy distinta pero muy cachonda, nos va a venir bien verla en el bus con las tablets y con lo que no son las tablets...

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