Diario del Carnaval

Antonio Martín desgrana las coplas de su vida en la taberna Las Banderas

  • El coplero eligió temas suyos y de sus grandes maestros del Carnaval de Cádiz

Antonio Martín desgrana las coplas de su vida en la taberna Las Banderas

Aunque el ciclo propuesto por la taberna Las Banderas se denomina 'Las diez coplas de mi vida', a Antonio Martín, con 50 años de Carnaval en el alma, se le quedaba corto el número. De ahí que las diez se convirtieran en algunas más, para deleite de los aficionados y amigos que le acompañaron en la tarde del jueves en ese recuperado bar donde paraba su gran maestro Paco Alba. Martín interpretó a capella todos los temas elegidos en un acto presentado por José Manuel Sánchez Reyes, periodista de 'Diario de Cádiz'. 

Y de Alba, precisamente, fue la primera copla que entonó. Aquella de 'Los corrusquillos gaditanos' dedicada, con denuncia social incluida, a los hombres de la bicicleta de Chiclana "y de otros pueblos" que venían a Cádiz a trabajar. Martín también quiso apostillar la condición de brujo visionario de Paco Alba con el pasodoble de 'Los pajeros' (1960) 'Anoche yo tuve un sueño' y con una cuarteta de 'Los fígaros' (1964) sobre la Casa del Niño Jesús Pobre.

Otro maestro y amigo, Enrique Villegas, protagonizó 'En nuestro modo de mirar' de 'Los dandys negros' (1963), una letra contra el racismo, y 'Zemos hombres del campo', de 'Los hombres del campo' (1979), que Martín destacó como una "MasterClass" de lo que es describir un tipo en un pasodoble de presentación. 

De su coetáneo compañero Pedro Romero sonó 'Desde la perla antillana' de 'Los maniseros cubanos', con el que Romero alcanzó el primer premio en su debut en 1967, justo un año antes de que Martín debutara con 'Los mayordomos'. 

Martín incidió en la influencia que en su trayectoria tuvo el bar El Gavilán, a escasos metros de su casa en la calle San Vicente. Por eso cantó un pasodoble de su puño y letra, de 'Andaluces por el mundo' (1984), dedicado a uno de sus mentores: Gustavo Rosales 'Agüillo'. Y habló de las coplas que siguen estando vigentes, como la que Manuel Camacho 'El Chusco' escribió en El Puerto para 'Los maridos modelos' (1963) contra el maltrato a las mujeres. 

Sus seres queridos también tuvieron cabida con el pasodoble de 'Agua clara' (1983) a su madre, el de 'Patiovecino' (1998) a su padre, el de 'A fuego vivo' (1987) a su hija Amparo y el de 'Se acabó el cuento' (2012) a su mujer, Amparo también.

La Viña, su barrio, se llevó un puñado coplas. Como el pasodoble de 'Los gorilas' de Fletilla y Eduardo Martínez en 1959, 'En el barrio de la Viña han puesto luces extraordinarias'. O el que Juan Poce y Chele hicieron en 'Los curanderos de pueblo' (1962). Luego no podía faltar el que el mismo Martín escribió en 1991 para 'Encajebolillos', criticando el proyecto de instalación de una piscina en La Caleta, a la vez que cierre del hospital de Mora. 

Al barrio viñero también dedicó Martín el tango del coro 'Los bichitos de luz' (1955) y uno suyo para 'Batmonos que nos vamos' (1990), de tantos como compuso para el coro de La Salle Viña. Su amigo Manolo Santander no faltó a la cita y Antonio Martín recordó la letra que le escribió a su muerte y que interpretó varias veces junto a 'El batallón rebaná', la antología del recordado chirigotero. 

La despedida llegó con un pasodoble de su comparsa 'Los invencibles' (2016), denominado 'Yo tenía quince abriles', que no se llegó a cantar en el Concurso del Falla. Así cerró Martín el recorrido por las coplas más especiales de su vida, disfrutadas por un público entregado que llegó incluso a canturrear muchos de los temas escogidos por el Niño de la Calle San Vicente. 

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