Aquel queso mecánico que Benito Floro paseó por toda España como orgullo y emblema de La Mancha futbolera es hoy historia. El conjunto del Carlos Belmonte sufre el mal que a tantos equipos afecta en Segunda A, montando un proyecto con sueños de ascenso que a mitad de competición se convierte en un problema para obtener la permanencia y que se cobró ya a su primera víctima: Pepe Murcia.
Pero el Alba asusta si por delante de su clasificación se ponen nombres: Antonio Hidalgo, Salva Ballesta, Fernando Sales, Stuani (máximo artillero), jugadores que hasta hace poco han paseado su clase por la flor y nata del fútbol español. Pero la Segunda A es diferente. En esta división no se come de la historia ni se suma con apellidos ilustres. También el Cádiz de hace dos temporadas competía con los más envidiados del balompié de plata y al final acabó en Segunda B.
El plantel del Albacete puede presumir de contar con buenos jugadores para estar entre los diez primeros. Pero la realidad ha situado al conjunto manchego muy lejos de ese sueño que fue bonito mientras duró, en este caso poco, y que ahora es una pesadilla.
sin balón
De la mano de Julián Rubio, el Albacete ha cambiado su planteamiento de fútbol y ahora es un equipo descarado que apuesta por el fútbol ofensivo. También parece mayor el grado de compromiso del vestuario.
con balón
Hidalgo y Sales son los referentes para llegar con peligro a la portería contraria, siempre en buena conexión con Christian Stuani, el goleador, o Salva.
lo mejor
La capacidad de vencer a cualquier rival si los jugadores de peso tienen un partido completo. Tienen armas de peligro total de mediocentro en adelante.
lo peor
La clasificación asfixia a unos futbolistas que no están acostumbrados a pelear por la salvación. Eso se traduce en dudas y ansiedad.
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